Vuelta al viejo ¿y acabado? debate de la ética periodística

Por Rosalba Mancinas


Vuelta al viejo ¿y acabado? debate de la ética periodística

La Crónica de Chihuahua
Agosto de 2011, 12:35 pm

¿Hasta donde puede llegar un periodista para conseguir una exclusiva? ¿Es lícito espiar personajes públicos con tal de conseguir información que venda? ¿Hasta que punto es responsabilidad del periodista o es presión de la empresa para generar ganancia?

Sevilla, España.- Sin duda, el tema del mes ha sido el escándalo provocado por el descubrimiento de las prácticas ilícitas que utilizaba el diario News of the World, de Rupert Murdoch, uno más de los muchos medios que conforman el conglomerado mediático News Corporation, uno de los seis principales conglomerados mundiales de la comunicación, dueño de medios tan conocidos en el mundo como la Fox o la productora de cine 20th Century Fox.

Con un “Thank You and Goodbye” el tabloide dejó atrás una trayectoria de 168 años de publicaciones escandalosas que involucraban a famosos del mundo de la moda, el deporte, la política y la sociedad. Detrás quedan más de dos millones y medio de lectores diarios de un rotativo que en los años cincuenta llegó a convertirse en el más leído del mundo.

News of the World debía su éxito al amarillismo. En 2005 había sido cuestionado por publicar información del príncipe Guillermo, sin embargo, este mes de julio al conocerse la intervención del teléfono de Milly Dowler, una niña de 13 años secuestrada y asesinada en 2002, se han desencadenado una serie de eventos que traen a la discusión pública la labor del periodista y el papel de la ética en el desempeño de su trabajo.

¿Hasta donde puede llegar un periodista para conseguir una exclusiva? ¿Es lícito espiar personajes públicos con tal de conseguir información que venda? ¿Hasta que punto es responsabilidad del periodista o es presión de la empresa para generar ganancia?

En las últimas décadas del siglo pasado, la deontología periodística era un tema recurrente, la labor del entonces conocido como “cuarto poder” era continuamente cuestionada, pues se tenía clara conciencia del poder que ejercen los medios de comunicación en la sociedad.

Llegó el siglo XXI con su revolución tecnológica y nos empezó a llenar de ilusiones cibernéticas, a hacernos creer que la “red de redes” era un nuevo medio de comunicación que venía a poner freno al poder ilimitado de los medios masivos de comunicación. Se empezó a hablar de los medios participativos y a celebrar con mucho entusiasmo la posibilidad de los lectores de dejar comentarios en las noticias publicadas por los periodistas. Comentarios que pronto fueron demostrando que carecían por completo de interés, que estaban escritos con la emoción del momento más que con la seriedad que requiere la información cuando se pone a disposición del público.

Con el éxtasis cibernético, como dijera Ramón Reig, se fue olvidando la discusión de la ética periodística o se fue reduciendo a pequeños círculos intelectuales y académicos.

Si algo bueno se puede sacar del escándalo de las intervenciones telefónicas de los medios de Murdoch, puede ser la vuelta a la discusión de la ética periodística, porque se ha dejado al margen pero no se ha avanzado en el tema. Quizá esté sucediendo lo contrario.

A estas alturas debería quedarnos claro que los medios de comunicación ya no son un cuarto poder. Explicaba Ignacio Ramonet que han dejado de ser el terror de los tres poderes establecidos, simplemente porque esos tres poderes han perdido fuerza y personalidad ante el verdadero Poder, el poder económico. A partir de este convencimiento, los medios masivos de comunicación están supeditados al interés que los sustenta, el interés económico o más allá, el interés ideológico, la necesidad de justificar la existencia de un sistema de mercado dentro del cual existen.

No debería sorprender tanto que el News of the World utilizara tácticas ilícitas para conseguir su información, más bien debería retomarse la discusión en general del sistema de medios de comunicación, pues mientras estén luchando por las audiencias y tengan que hacer la guerra para obtener publicidad porque su principal finalidad es la ganancia, seguirán llevando a cabo todo tipo de estrategias lícitas o no.

El caso que ahora ocupa cientos de páginas en los periódicos y muchos minutos en radio y televisión en el mundo debería recordarnos el poder que siguen teniendo los medios masivos de comunicación (a pesar del éxtasis cibernético) y la responsabilidad social que tienen para el desarrollo de los pueblos.