Vivebús: crónica de un desastre

**Se calcula que son cuatrocientas mil personas las afectadas por el mal servicio de transporte público actual.


Vivebús: crónica de un desastre

La Crónica de Chihuahua
Febrero de 2016, 13:00 pm

Por Luis Alfredo Uranga L./ DialogosDigital.com

Se calcula son cuatrocientas mil personas, o sea la mitad de los habitantes de la ciudad de Chihuahua, los afectados por el mal servicio de transporte público establecido en la actual administración gubernamental, donde el Gobernador del Estado anunció con fanfarrias la introducción del nuevo sistema troncal, alimentado por rutas alternas que cubren las colonias periféricas, pero todo ha sido un quebranto tras otro, no sólo económico sino también de las mismas unidades que por falta de mantenimiento se caen a pedazos.

La reciente descompostura de una unidad del Vivebus, cuya transmisión se quebró en plena jornada de trabajo, provocó un caos vial en la avenida Vallarta, evidenció la falta de mantenimiento de los camiones que fueron comprados nuevos al inicio de la presente administración y que, seguramente, no han terminado de pagar. La unidad T-029 del Vivebús se quedó “tirada” en la estación Karike, obstruyendo el paso a los demás camiones que están obligados a circular por el carril específico para ello. Agentes de Tránsito acudieron para apoyar en desviar el intenso tráfico cotidiano y permitir el ingreso de los autobuses en carriles destinados para automovilistas. El pasado jueves 18 de febrero la Secretaría General de Gobierno informó que 71 camiones de las rutas alimentadoras no circularon, precisamente por fallas mecánicas y de mantenimiento.

Este no es el primer problema suscitado en la mala administración del sistema de transporte en la ciudad de Chihuahua, recién el año pasado 2015, los propios choferes del Vivebús, afiliados a la Coordinadora del Transporte Colectivo de Chihuahua, se pusieron en huelga de brazos caídos, en demanda del reconocimiento de sus cuotas al INFONAVIT por $26 millones de pesos, ya que el Instituto los emplazó por falta de pagos para quitarles sus viviendas. De este conflicto surgen muchas líneas de análisis y la primera es la más escandalosa… ¿Quiénes desviaron el pago de los 26 millones de pesos del Infonavit correspondiente a las cuotas de los trabajadores para poder tener acceso a vivienda digna? Este caso de corruptela dentro del sistema afecta directamente a la administración gubernamental, ya que el Gobernador empeñó su palabra y su imagen en el año 2013 presentando ante la ciudadanía lo que pensaba sería uno de sus máximos logros y no uno de sus más rotundos fracasos… Si la máxima autoridad desconocía del asunto, punto malo. Si conoce del caso y lo permite, ¿a dónde iremos a parar?

Más allá del conflicto interno de los choferes y su relación laboral, pensemos en las cuatrocientas mil personas que diariamente salen (salimos) de sus hogares a temprana hora para encontrarse que el camión los dejó prácticamente tirados en la calle. Los choferes del Vivebús son los que no se han ganado la simpatía de la ciudanía fueron ya que, por muy justas que sean sus demandas de aumentar el precio del pasaje, que por cierto subió un peso el día 1 de enero de este año 2016, los usuarios del servicio son utilizados como “carne de cañón”, son los “sacrificados” al pagar por un mal servicio; ya que por los constantes retrasos en la circulación de las llamadas “rutas alimentadoras” los obreros, oficinistas, secretarias, estudiantes, vamos todos los usuarios no pueden cumplir cabalmente con sus deberes programados en su vida cotidiana.

Si de algo se caracterizan los choferes del servicio urbano en Chihuahua desde siempre ha sido de su falta de tacto para tratar a los pasajeros, de su pereza para cubrir las primeras corridas y las últimas en la noche, de cortar caminos, incluso de tirar basura en la calle (nosotros lo hemos visto) y de dejar pasaje parado en la banqueta sin permitirle subir a la unidad a las ocho de la noche con su argumento: “Ya me voy a cortar”, “Nomás voy a tal colonia”, “Es la última vuelta, seño”… En lo personal hemos sido testigos de casos de jóvenes de secundaria que se quedaron abandonados en la calle a las ocho de la noche, después de salir de su escuela, por la negativa del chofer a subir ese pasaje, sin considerar los peligros a los que expone a estos jovencitos al dejarlos caminar a pie hasta su casa varios kilómetros en las crudas noches de invierno. Igual si es mujer sola con bebé en brazos y dos niños tomados de su falda. No les importa, lo que ellos piensan es entregar temprano la “unidad”, llevarla a lavar, para que el dueño pueda utilizar el mismo camión desvencijado en transportar personal de maquiladora al salir de su último turno a la media noche, porque ahí hay otra ganancia.

Qué lejos estamos del servicio de transporte público existente en ciudades como el Distrito Federal, como primer ejemplo, seguidos de Monterrey y Guadalajara, donde además de contar con diferentes opciones de transporte, que incluyen tranvía, tren eléctrico, autobuses, las famosas “Ruteras” y el Metro; los choferes y sus chalanes se pelean por subir pasaje y por apresurar su camino para captar mayor número de personas que paguen el servicio… Usted llega a cualquier terminal del Metro en la ciudad de México y justo al salir del andén se encuentran los letreros y las indicaciones de donde tomar la “Rutera” o el autobús que lo lleve a uno a su destino. “Pásele, pásele, señito, paseléee”. Allá existe una sana competencia por ofrecer el servicio, gana el que mejor atienda al consumidor.

Por cierto que también en las principales capitales del país, llámese ciudad de México, Guadalajara o Monterrey existe el “Taxímetro”, aparato que regula el cobro de la tarifa de los autos de alquiler o Taxis o “Carros de Sitio”, calculando la tarifa por tiempo y por distancia. Este asunto se encuentra aún muy lejano de nuestra ciudad capital, ya que aún cuando anunciaron su pronto establecimiento, igualmente por corruptelas, por rotunda oposición de los taxistas y falta de voluntad política, no se estableció este servicio, dejando indefensos a los turistas y los ciudadanos a quienes se les cobra la tarifa que el chofer desea en el momento, y doble cantidad si es de noche ¿Y por qué cobran doble en la noche? Pues solamente por eso, porque es de noche.

En cambio en el Vivebus, uno envejece esperando el paso del problemático “camión”. Si durante el día la espera de una unidad en cualquier estación de ruta puede durar de 20 a 30 minutos, en la Terminal Norte la espera puede durar una hora, hasta hora y media en la noche debido a que los choferes “esperan”, sí, se ponen a esperar, platicando y fumando entre ellos, a que la fila de personas sea más y más larga, hasta que de vuelta y media en el andén, para poder así llenar el camión y dar “la última vuelta”. Digamos que un estudiante universitario sale de la UACH a las ocho de la noche de alguna facultad y entra en la Estación Universidad del Vivebus… De entrada, como es la hora de salida y cierre de la escuela la estación está llena de jóvenes y adultos… El camión tarda sus veinte minutos en pasar y viene llenísimo desde el centro histórico, donde no cabe una persona más, por tanto los jóvenes deben esperar a que pase la siguiente unidad, la cual también viene llena hasta el tope. Nunca falta un “valiente” o “desesperado” que se avienta contra la multitud apretujada en la entrada del autobús para abrirse espacio para poder entrar, atrapando su mochila o su chamarra al cerrarse las puertas, pisando a una bella dama, o empujándola. En ese ambiente claustrofóbico, sudoroso, totalmente carente de oxígeno, porque no se puede abrir ni una sola ventana, el chofer se desentiende del clima y de la densidad del ambiente al interior de la unidad porque, finalmente, él si puede abrir su ventana para respirar oxígeno.

Al llegar a la Estación Norte desde lejos se observan veinte camiones estacionados y apagados dentro de la estación. Es cuando el pasajero normal dice: “Con razón tardaron tanto en pasar los camiones. ¡Si aquí están todos estacionados!”… ¿En qué cabeza cabe pensar en cortar temprano las rutas de camiones y haber dado la orden de estacionar esas unidades en hora pico? Porque así como en la mañana se crea un intenso tráfico cuando las personas salen de sus hogares para dirigirse a trabajar y a estudiar, al mercado y a cumplir con los múltiples compromisos que se requieren realizar para que la sociedad como tal funcione; así también durante la tarde/noche, de seis a diez de la noche, es cuando la gente regresa a sus casas a descansar.
Es precisamente a las nueve de la noche la hora más pesada para llegar a la Estación Norte; ahí uno se encuentra mucha gente varada y pocas unidades en servicio… Cuando uno como pasajero sólo desea llegar a su casa para cenar, bañarse, ver la última telenovela y descansar; cuando uno va cargando sobre los hombros la pesada mochila con libros en la espalda, sudoroso y cansando de trajinar todo el día en la escuela; cuando una va con el bolso del mandado, con esas bolsas de plástico que se rompen por todos lados y derraman lo comprado, con el niño pequeño en brazos llorando de hambre y de cansancio, el otro niño tomado de la falda, temeroso, compugido, asustado, pensando tan sólo en su hogar.

Cuando los pies hinchados duelen por tanto caminar con esos zapatos que ya no soportan dar un paso más; llega uno a la Estación Norte y se encuentra a los choferes platicando en grupo, fumando, haciendo como que hacen, riéndose (¿de qué?), perdiendo el tiempo, mientras que las filas de pasajeros se hacen más y más largas, y la gente sigue esperando y esperando y esperando a que el chofer se digne subirse a la unidad y ponerle al trabajo… En el andén se escucha: “Ahí viene, ahí viene…”. Cuando el camión pasa cubriendo a todos de humo… “No, no es… es Riberas, ya han pasado varios y ningún Aniversario”… “¿Y el 20 aniversario Directo?” “Ya van tres Inversos que pasan, pero el Directo no ha pasado”… Cuando los vecinos de Riberas de Sacramento realizaron un paro ciudadano, una legítima manifestación a media calle y retuvieron autobuses en su colonia para exigir una mejor atención de los choferes, mayor número de unidades que llegaran hasta la orilla de la ciudad y, además, máquinas expendedoras de tarjetas de saldo a su alcance en la colonia, fue cuando los concesionarios aumentaron el número de unidades. Desde entonces los demás mortales hemos visto con envidia cómo el camión de Riberas de Sacramento desfilar continuamente frente a todos para dar servicio a esa enorme fila de personas que cubre todo el camellón. Ellos descansarán pronto en sus casas, para levantarse al siguiente día con la cruda realidad de tener que enfrentarse otra vez a este pulpo camionero que nos está chupando la sangre hasta la médula a todos los ciudadanos. ¿Hasta cuándo tendremos que aguantar? ¿Hasta cuándo?

El recorrer el Periférico de la Juventud en autobús urbano es una odisea terrible, desastrosa, espantosa; que en automóvil particular dura tan sólo veinte minutos de recorrido… Un simple traslado desde la Glorieta en la salida a ciudad Cuauhtémoc hasta el norte de la ciudad, Parque “Pistolas Meneses”, en ruta alimentadora a las seis de la tarde, esa distancia se recorre en tres horas. ¿Cuántas cosas se pueden hacer en tres horas? Ciudad Delicias queda a una hora de camino desde la ciudad de Chihuahua, Meoqui a media hora… Ciudad Juárez a cuatro horas, o sea que a tres horas estaríamos llegando a comer burritos en Villa Ahumada.

Si el pasajero sube a la unidad en la Glorieta a Cuauhtémoc, podrá elegir lugar entre los asientos vacíos. Pero a medida que avanza el camión se llena de pasaje hasta que desborda. En el Periférico de la Juventud no existen pasos peatonales, así que la multitud de personas que trabajan en la zona, llámense ingenieros de obra o albañiles de los múltiples edificios en construcción, o personal de servicio de limpia, jardinería y seguridad en las zonas residenciales, se juegan la vida para cruzar la avenida de autos que corren a cien kilómetros por hora… Además no existe la llamada “infraestructura urbana” adecuada en las “Paradas” de autobús. Por tanto las personas esperan media hora bajo la inclemencia del sol directo, buscando no caerse en el barranco que está junto a la carretera, porque hay sitios que no tienen banqueta, y además, tienen que correr para alcanzar a pararse al principio de la fila de personas que quieren subir a la unidad, para alcanzar un espacio, aunque sea colgados en la puerta. Para eso las damas deben cuidarse de no tropezar con piedras, pedruscos, matorrales, arena, lodo, arbustos espinosos que abundan en la zona. Son insuficientes, y siempre han sido, las unidades de transporte que recorren el Periférico de la Juventud. Los camiones se sobresaturan de pasaje y no se detienen en los puntos obligatorios porque van llenos, por lo que en las “horas pico” vespertinas, o sea, después de las cinco o seis de la tarde, deberían aumentarse el número de corridas para cubrir la demanda del servicio.

¿Qué pide la ciudadanía? Trato justo, es decir, se les pide a los choferes que respeten a las mujeres, a las madres, a las esposas, a las hijas, a los hijos, que se les cuide y no se le niegue el servicio en la noche, dejándolos abandonados a su suerte en calles oscuras… Que los choferes de las “Rutas alimentadoras” respeten la ruta y los horarios; que no tiren basura; que no contaminen la ciudad con sus motores mal afinados; que cuiden su apariencia (vestimenta); que cuiden su lenguaje; que ya no suban a sus amigas y amigotes con los que platican y los distraen de su función laboral, o por lo menos que les cobren también el pasaje que suelen no pagar. Que cumplan con los horarios establecidos, desde las primeras horas de la mañana para poder todos cumplir con nuestro compromiso de llegar temprano a trabajar, así como en la noche, para poder llegar a descansar y convivir unas horas con la familia.

Si el servicio de transporte se extendiera hasta las doce de la noche, se reactivaría la economía en general de la sociedad. Los comercios, hoteles y restaurantes en el centro de la ciudad podrían cerrar hasta las diez de la noche, lo que implica aumento en ventas; mientras que los patrones estarían tranquilos de saber que sus empleados regresarían a casa a salvo, y sin tener ellos que cubrir el pago de una camioneta para reparto de personal. Además, a los chihuahuenses les encanta pasear por el centro histórico recién remodelado o ir a la última función de cine, pero a las ocho de la noche, que es cuando el clima se atempera y refresca más, las personas tienen que salir corriendo a tomar el camión de regreso a casa, porque saben que les esperan mínimo dos horas de camino…

En el siglo pasado se usaba que los trabajadores estudiaran la llamada “Escuela nocturna”, de siete de la noche a diez…pero en Chihuahua los que disfrutan del cine, del Teatro, de los conciertos musicales y de los programas gratuitos de festivales artísticos son aquellos que tienen automóvil, porque los camiones “se cortan” temprano, lo que impide que el ciudadano de a pie, de banqueta, no tenga acceso a este tipo de cultura y entretenimiento.

Otra de las exigencias de la ciudadanía está el NO incremento de las tarifas. Más ahora que se sabe que tienen buenos ingresos pero están mal administrados. Si administraran mejor y robaran menos, no tendrían adeudos con el diésel ni con las empresas refaccionarias. Se pide que los adultos mayores y estudiantes tengan descuento en la cuota. Yo votaría porque los adultos mayores no pagaran nada. Que los estudiantes si paguen medio pasaje, ya que hacerlo gratuito no les enseñaría a hacerse responsables de sus propios gastos, y se cargaría todo este peso a los y las trabajadoras, lo cual resulta inequitativo. Por supuesto que el manejo de las Tarjetas de Saldo ha sido un beneficio en cuanto al manejo de los ingresos, pues siempre se ha sabido cómo los choferes se manejaban antiguamente con libertad en el conteo de la morralla, viéndose ellos beneficiados y afectando al patrón. Pero la falta de centros de distribución de Tarjetas y recargas en múltiples sitios estratégicos ha sido una falta de capacidad y de estrategia que denota poca inteligencia básica para manejar el asunto.

¡Ay, Chihuahua bendito, cómo me dueles! Con esta mafia de holgazanes que muchas pero muchas noches nos han dejado en la Estación Norte esperando hasta una hora y media a que llegara el camión 20 Aniversario Directo. He dicho. ***