Un desastre que aún se puede evitar: el nuevo Museo de Arte Sacro de Chihuahua

**La vista promete ser particularmente escalofriante y arquitectónicamente horrible. Con el clima de Chihuahua, ese calor y frío extremo, ¿cuánto tardará el concreto en verse desgastado y perder el “glamour”? Y habrá un peligro para las obras expuestas por la luz y el calor que se generarán.


Un desastre que aún se puede evitar: el nuevo Museo de Arte Sacro de Chihuahua

La Crónica de Chihuahua
Diciembre de 2017, 18:30 pm

Por Alberto Pérez Amador Adam

El antiguo Museo de Arte Sacro de Chihuahua estaba ubicado en los subterráneos de la catedral. Como era previsible, ese espacio subterráneo se inundó y una parte de las invaluables obras ahí conservadas sufrieran daños. Esa catástrofe estaba programada. Estoy bastante seguro que hubo voces obviamente no atendidas, que advirtieron del error que se cometía al hacer un museo de pintura en un espacio subterráneo.

Ahora se anuncia la construcción de un nuevo museo y con sólo ver los planos se puede ver que la siguiente catástrofe está programada. El proyecto se debe a Alberto Kalach. Sorprende que las autoridades correspondientes, es decir, el gobernador de Chihuahua, el gobierno de la Ciudad de Chihuahua, el INBA, ICOMOS y los urbanistas correspondientes no adviertan el desastre que se planea hacer.

El nuevo edificio se construirá en un lote baldío que atraviesa toda una manzana entre las calles Ojinaga y Aldama en el Centro "Histórico" y muy próximo a la Catedral. El lote está a mitad de la manzana. El resto de la manzana son lotes baldíos, construcciones derruidas, ruinas, y, ante todo, construcciones chatarra. En medio de esto se construirá ese museo.

El nuevo museo se planea justo frente al Teatro de la Ciudad. Tal fue construido a inicios del siglo XX, luego degradado a cine, bautizado como “cine Colonial” y luego rescatado como “Teatro de la Ciudad”. Es de las pocas construcciones valiosas que se conservan en el desastre arquitectónico que es la ciudad de Chihuahua, la cual, por imagen urbana, se diferencia en muy poco de las zonas páuperas de Iztapalapa. Justo por ese desastre urbano que es la ciudad de Chihuahua, el plan de construir algo frente a uno de los pocos edificios que valen la pena reviste una importancia extraordinaria.

El museo planeado está constituido de dos enormes bloques de cuatro niveles, divididos por un pasillo que correrá a lo ancho de la manzana de calle a calle: un chorizo. Considerando lo estrecho que es el espacio destinado a esa construcción es claro que cada bloque no será muy ancho. En la planta baja a nivel de calle habrá una zona comercial. Esto ya sorprende: siendo tan reducido el espacio del museo se planea poner un shopping mall abajo. La cuestión es clara: lo del museo es un pretexto para disfrazar un proyecto comercial con una manita de gato de “cultura”.

El museo estará en los niveles superiores. Como se observa en el proyecto presentado, los cuadros estarán colgados a lo largo de la pared uno junto al otro como si fuera un mercado. El edificio a construirse, por su estrechez, no permitirá un juego de espacios y regresa a la idea más pedestre de un museo en que se piensa que con colgar algo en alguna pared ya se puede hablar de un museo. De tal suerte los cuadros estarán colgados a lo largo de unos corredores (otros chorizos), flanqueados por vidrios que permitirán ver el corredor central entre los dos bloques y ver abajo la zona comercial (es decir, largos espacios de vidrio). La luz entrará por la abertura entre ambos bloques y durante el día el sol alumbrará algunas horas sobre los chorizos de vidrio. Y no se necesita mucha intuición para saber que, tal como en el antiguo museo subterráneo el peligro por inundación estaba programado, con el nuevo museo habrá un peligro para las obras expuestas por la luz y el calor que se generará con el extremoso clima de Chihuahua.

Además, tal como se observa en los renders presentados, los muros de este museo no estarán recubiertos: el concreto al desnudo tanto afuera como adentro.

La vista promete ser particularmente escalofriante y arquitectónicamente horrible. Con el clima de Chihuahua, ese calor y frío extremo, ¿cuánto tardará el concreto en verse desgastado y perder el “glamour”? (si es que es posible imaginar glamour en un bloque de concreto.)

Pero, además, sobre el concreto, en los espacios interiores, se colgarán los cuadros. Cualquier persona que haya ido a un museo profesional de primer mundo sabe que hoy, especialmente para exponer pinturas antiguas, se prefiere un fondo de un tenue tono pastel. Eso por las leyes de la óptica y las leyes de los colores para que la pintura expuesta realmente pueda lucir. Pero en este proyecto esos principios elementales no se consideran.

Pero, si esto no fuera suficiente para dudar de este proyecto arquitectónico, al revisar los diagramas se descubre que el nuevo museo será un edificio que sobresalga en más de dos pisos por encima del Teatro de la Ciudad. Es sorprendente que, considerando la importancia del Teatro, el arquitecto no haya mostrado la menor sensibilidad, gusto y sentido estético tomando el Teatro como referente. Muy al contrario: es claro que con absoluto egocentrismo el arquitecto planeó ponerse a sí mismo un monumento sin importarle destruir las proporciones del entorno, sin importarle un mínimo de urbanismo que considere el Teatro y sin importarle que su torre de concreto sobresalga en el centro histórico y esté próximo a la altura de las torres de la catedral. Pero lo peor es que esos bloques de concreto son de una fealdad brutal e indescriptible. No pasarán dos semanas hasta que todo Chihuahua se avergüence de haber permitido ese verdadero crimen arquitectónico. Por ello, ahora que aún no se construye, se debe protestar y parar esa construcción.

La manzana en que se pretende construir esa abominación de concreto es un conjunto de ruinas y construcciones chatarras. Si ya se piensa intervenir ese espacio lo más lógico sería hacer ahí, en toda esa manzana, un parque. Eso abriría un gran espacio frente al Teatro de la Ciudad que enaltecería su arquitectura. Actualmente el teatro está flanqueado, en cada lado, por construcciones chatarra. Esas se deben quitar y realizar un proyecto de ampliación del Teatro de la Ciudad con (por ejemplo) una sala de conciertos de música de cámara de un lado y del otro una sala para teatro hablado.

¿Y el Museo de Arte Sacro? Existen suficientes espacios fuera del Centro Histórico o en su periferia que se pueden usar para un Museo diseñado por un arquitecto de renombre internacional. El ejemplo se realizó en Puebla de los Ángeles, donde se llamó a Toyo Ito, uno de los mayores arquitectos del mundo para el nuevo Museo del Barroco.

Y el resultado habla por sí mismo: la ciudad de Puebla de los Ángeles obtuvo un edificio emblemático de un verdadero gran arquitecto -Toyo Ito- y un museo que ya es referencia internacional. Hoy en día ese museo atrae una gran cantidad de turistas. El edificio que se pretende construir en Chihuahua está muy alejado de la calidad arquitectónico del logro del Museo del Barroco de Puebla diseñado por Toyo Ito. El de Chihuahua no atraerá al turismo, sino será una verdadera vergüenza por su mala calidad arquitectónica.

En Chihuahua hay suficientes espacios que se pueden utilizar para un proyecto de proporciones mayores y de la calidad del de Puebla de los Ángeles. Por ejemplo, se pueden usar los lotes baldíos a un costado de la Plaza Mayor de Chihuahua. Ello permitiría un diálogo arquitectónico del viejo Chihuahua con un edificio emblemático nuevo en concierto con el edificio de Casa Chihuahua y el Palacio de Gobierno. Con ello se podría lograr un verdadero enriquecimiento para la ciudad.

En Chihuahua se debe hacer lo mismo que en Puebla: llamar a un arquitecto de renombre internacional. ¿Por qué no a Toyo Ito? Ya se logró en Puebla.

La situación arquitectónica de Chihuahua es gravísima: pocas ciudades de México tienen una imagen urbana tan desastrosa, pauperizada y ruinosa. Construir esas torres-bodoque de concreto frente al Teatro de la Ciudad será otro error urbanístico enorme. Si la población de Chihuahua quiere hacer algo por su ciudad debe exigir que ese proyecto se pare, se haga ahí un gran parque que subraye la importancia del Teatro de la Ciudad y exigir que el nuevo Museo de Arte Sacro se construya en un lugar emblemático como consecuencia de un concurso internacional o por asignación a un arquitecto reconocido como Toyo Ito.