Trabajan en la total inseguridad, mineros de Santo Domingo

**Se quejan trabajadores de “Minerales”, de que todo aquí funciona de puro milagro, y de que la falta de seguridad ya cobró una vida.


Trabajan en la total inseguridad, mineros de Santo Domingo

La Crónica de Chihuahua
Enero de 2011, 21:52 pm

Froilán Meza Rivera

Santo Domingo, Aquiles Serdán.- Inconformes con los pagos impuntuales y retrasados, y con la falta de las mínimas medidas de seguridad en el trabajo, los mineros están denunciando el funcionamiento irregular de la mina El Potosí.

Estas condiciones, dijeron, ya cobraron la vida de un minero el año pasado.

El Potosí o “Minerales”, como también se le conoce, está trabajando de manera muy precaria, sin haberse registrado totalmente sus actividades ante las autoridades. Sus propietarios no son responsables del funcionamiento, según señalaron los obreros, y el negocio está en manos de subcontratistas.

Aquí, falta casi todo, desde lo más elemental como los cascos que son de plástico de hace treinta años, cuando que este material tiene un caducidad de sólo 5 años. El compresor para suministrar aire comprimido al área de los trabajos, es un armatoste que quema diesel, y se encuentra en el mismo lugar de las excavaciones, por lo que los trabajadores se exponen todo el tiempo a sufrir una intoxicación. De hecho, ese compresor ya se les quemó una vez y varios obreros resultaron levemente intoxicados.

Lo ideal, dicen, es que el compresor estuviera afuera, como siempre había estado.

Tampoco tienen filtros para respirar. Todo el tiempo andan respirando el monóxido del diesel quemado.

La mina tiene una sola salida, contrario a lo que exigen para este tipo de instalaciones las normas oficiales de seguridad industrial. Antes, bajaban la calesa por conducto de un malacate y había una salida de emergencia, diferente a la de entrada. Hoy en día, en tiempos de una gran modernidad que no conocen por aquí, se utiliza el mismo agujero para entrar y salir. No hay siquiera un elevador: los trabajadores y el mineral son sacados y metidos en una olla metálica que posee toda la inseguridad del mundo. En el pasado, el malacate era eléctrico y accionaba una “jaula”, que era el elevador para el personal. Hoy el malacate está inservible, y habría que habilitarlo a lo alto de todo el tiro, nivel por nivel. La mina El Potosí tiene 22 niveles, de los cuales 18 están inundados, y en la actualidad se está explotando el nivel número cuatro.

Además, no hay aquí un área de laboratorio de ensaye, ni hay un departamento de ingeniería, solamente viene un ingeniero cada mes para indicar dónde se debe barrenar. Esta situación, señalan los denunciantes, es sumamente irregular.

Enclavada en el pueblo de Santo Domingo, la Potosí estuvo inactiva desde 1991 y hasta hace un par de años, cuando se abrió parcialmente a la explotación de una veta de mineral de plata, plomo y zinc. La Compañía Potosí fue fundada a principios de 1900 con capital extranjero, y fue comprada después por Minerales Nacionales hasta que en 1991 tuvo que cerrar debido a una fuerte crisis en el precio internacional de los metales que convirtieron sus operaciones en incosteables.

"Seguridad ante todo", se lee todavía en la entrada a las instalaciones, cuyo cascarón permanece casi intacto de no ser por la inevitable corrosión.

Existen aquí, embodegados en una especie de museo no visitado, unos vagones y las máquinas del “Piojito” o ferrocarril eléctrico que daba servicio entre San Guillermo y las minas de arriba, de Santa Eulalia y Santo Domingo, y que comunicaba con Ávalos y con el centro de embarque en la estación ferroviaria de Robinson. Los vagones ya no corren, ya no tienen vía, ya no tienen propósito de existir, a menos que los propietarios desearan construir un museo o un parque de atracciones, o una combinación de ambos.

Para coronar la serie de irregularidades de estas instalaciones mineras, la empresa está “chupando” la poquísima y escasa agua del pueblo, que a los sandominguenses les está llegando sólo tres horas cada tercer día, y la están utilizando en los trabajos de barrenación en la mina.

“Lo que estamos haciendo hoy, con denunciar las condiciones inhumanas en las que trabajamos, no es atacar a la empresa que nos da trabajo, sino que lo que deseamos es que se mejoren nuestras condiciones laborales”, dijo uno de los denunciantes.

“Porque ¡Dios no lo quiera! Si llegara a suceder algún accidente, va a ser algo como lo de Pasta de Conchos, y algo así no le conviene a nadie”, concluyó.
(Ene. 3, 2011)