Trabajadores de la construcción, los siete desaparecidos en Chihuahua

**Pertenecen a la comunidad de LeBarón


Trabajadores de la construcción, los siete desaparecidos en Chihuahua

La Crónica de Chihuahua
Octubre de 2015, 18:09 pm

CHIHUAHUA, Chih.- Las siete personas de la colonia LeBarón, en el municipio de Galeana, reportadas como desaparecidas desde hace dos meses, se dedicaban a la construcción y algunos de ellos ya habían trabajado en la instalación de otra antena de telecomunicaciones de la Fiscalía General del Estado en el ayuntamiento de Flores Magón.

Además, uno de ellos era originario de Villa Ahumada y le decían ‘El Bogar’.

“Nos sentenciaron a morir lentamente, yo le eché más ganas a la última operación de cáncer para poder buscarlo, si no, ¿quién lo va a buscar, mi hijo sólo pregunta cuándo va a regresar su papá, no le hemos querido decir que no aparece, él contaba los días para que llegara su papá”, dicen en entrevista madres y esposas de tres de ellos.

Los siete jóvenes fueron subcontratados por Ramón García Betancia, quien también se encuentra desaparecido. Este último fue contratado por Antonio Octavio Montes González, ingeniero de la empresa CIYSA y quien firmó el contrato con la Fiscalía para la instalación de la antena de telecomunicación con recursos provenientes del Plan Mérida.

Montes González interpuso la querella 10-2014-000109 el pasado 3 de septiembre, luego de que la esposa de García Betancio le preguntó por su esposo del que no tenía noticias desde el 29 de agosto pasado. Montes acudió a la fiscalía y dio a conocer que llamó a un contratista que tiene en la zona, encargado de poner la línea para la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y que le confirmó que los trabajadores no se habían presentado desde el domingo 30 de agosto.

Otro de los trabajadores, de nombre Raúl, les dijo a los familiares de los hombres desaparecidos, que ya los habían amenazado antes y por eso él decidió ya no regresar. “Les dijeron que no los querían trabajando ahí, en la antena, nos dijo que unos armados son los que los amenazaron”.

La última vez que las mujeres recibieron llamadas o mensajes de texto de sus hijos, fue el 29 de agosto.

El fiscal Jorge Enrique González Nicolás se comprometió con los dirigentes del Centro de Derechos Humanos de las Mujeres, y Luz Estela Castro Rodríguez y Gabino Gómez Escárcega, a recibir a las familias para darles a conocer los avances de la investigación pero no les dio una fecha para hacerlo.

El Cedehm coadyuva en la investigación de los siete desaparecidos.

“Mi hijo iba a ganar más”

Rosario Gardea Gardea, madre de Elisandro González Gardea, de 17 años, no da crédito a lo que sucede. Cuenta que su hijo le ayudaba con los gastos de la casa.

Damasio Luna tenía tres semanas trabajando en la instalación de la antena en la comunidad de Lebarón. Trabajaba 20 días y descansaba una semana, la última de ellas invitó a Elisandro a trabajar en aquella obra.

“Mi hijo trabajaba en la obra desde hace rato, le pagaban como mil pesos a la semana y allá le pagaban mil 400 y además la comida era gratis. Se iba con su tío Cuco (José Refugio Grajeda) y su padrastro (Damasio Luna).

Elisandro es el segundo de tres hijos. La última vez que supo de él fue el 29 de agosto, cuando la llamó por teléfono a las 17:30 horas. “Dijo que estaban trabajando, que estaba a gusto, iba a cumplir apenas ocho días trabajando, era su primera semana. Mi esposo ya tenía 3 semanas, descansó 8 días y se fue”.

Lorenza Ceballos, madre de Damaso Luna, de 42 años, viajó desde el estado de Colorado, de Estados Unidos, para buscar a su hijo.

“Yo trabajo limpiando casas en el otro lado, trabajo 3 o 4 meses, me estoy con mi hija o con mi otro hijo para ahorrar un poco y venía aquí a pasar otros 2 o 3 meses con mi hijo. Yo soy sola, nos ayudábamos los dos. Mi hijo es muy depresivo, siempre estaba pendiente de él. Es muy responsable, tiene carácter fuerte, es responsable, muy solitario, comenta Lorenza Ceballos.

La última vez que vio a su hijo fue en abril, cuando vino a Chihuahua a pasar unos meses, luego mantuvo contacto telefónico hasta que supo que ya no lo encuentran.

“Nos han sentenciado a morir lentamente. Yo llegué hace 15 días. En la fiscalía sólo nos han dicho que han llamado a la licenciada de Buenaventura. No nos han explicado cómo los están buscando, pero dicen que están haciendo todo, buscando en brechas, veredas, salidas, están agotando todo. Han hablado con familias de Lebarón pero nadie sabe de ellos”.

A las mamás de los hombres desaparecidos ya les aplicaron el examen de ADN.

“Quiero que la compañía responda por ellos, vivimos con incertidumbre, impotencia, dormimos muy poco”, dice Ceballos.

Yesenia Carrera es madre de Carlos Antonio Perales Carrera, de 28 años. Carlos es padre de un niño de 7 años. Ella acaba de superar el cáncer. Su hijo quería estar con ella durante la última operación que le realizarían para terminar de extirpar el tumor, pero no estuvo, se lo llevaron.

“Mi hijo es el mejor hijo del mundo. Su papá me dejó cuando él tenía 10 años y desde entonces él asumió el papel de cuidar a sus hermanas, la más chica lo ve como imagen paterna”, refiere Yesenia Carrera.

Yésica Gabriela Rodríguez Reza, esposa de Carlos Perales, cuenta que su hijo extraña a su papá. “Contaba los días para que llegue, ahora está preguntando por qué no llega. Se fueron el 22 de agosto”.

La madre de Perales dice que cuando llega a la casa de su hijo, el nieto le pide que le llame a su papá porque al parecer está enojado con su mamá porque no responde el teléfono.

“¿Cómo no lo voy a necesitar?, mire los mensajes que me enviaba”, dice Yesenia y muestra en su celular los mensajes de texto: “Estoy bien, ¿ustedes están bien?, los amo mucho, La amo mucho y la comprendo, cuídese mucho y descansen. Besos”.

Carlos Perales tenía planeado regresar para impermeabilizar la casa y para estar en la operación de su mamá.

“Yo digo y no sé si pienso equivocadamente, que se los llevaron como presión a gobierno para que no pusieran la antena. En febrero y marzo ya habían puesto otra antena para la Fiscalía, en Flores Magón. Cuando venía me decía que no se podían bañar todos los días pero él andaba incómodo, se bañaba con agua helada y ahora andaba más contento porque sí había dónde bañarse. Además en Flores Magón hacían como una hora 45 minutos para ir a la tienda más cercana, porque andaban a despoblado y en Lebarón tenían una tienda a cinco minutos”, refiere Yesenia Ceballos.

Perales Carrera trabajaba además como mecánico, en una maquiladora y en la construcción. Su mamá trabaja en una maquiladora pero estuvo incapacitada durante varios meses, su hijo la apoyaba emocional y económicamente.

“Yo quiero que me lo regresen. Mi hijo no tiene precio, que la fiscalía sea responsable, lo necesito vivo. Si saben el peligro que hay allá, ¿por qué no los orientaron o les pusieron vigilancia (…) cuando me dio cáncer tenía miedo de dejar solos a mis hijos, y ahora sé que esto es lo más fuerte que le puede pasar a una. Se los llevaron con lo que traían, mi hijo llevaba una playera, ahora pienso cómo estará cuando hace frío, comerá, cómo lo tratarán”.

Con ellos desapareció Miguel Reyes Martínez de 55 años, quien tiene ocho hijos y también trabajaba con él su yerno, Ramón García Betancio, el subcontratista.
Proceso