Tarifas del agua, populismo hidrológico

**Las obras para traerla, ya sea a Chihuahua o a Juárez, son de las más grandes y costosas de cuantas pueda hacer gobierno alguno.


Tarifas del agua, populismo hidrológico

La Crónica de Chihuahua
Febrero de 2015, 13:54 pm

Por: Alejandro Salmón Aguilera/ ahoramismo.mx

La palabra “populismo” es un término peyorativo en estos días. Así suena, casi como insulto, cuando se le cuelga ese “San Benito” a algún gobierno que aplica medidas “populistas”, valga la redundancia, sin importar el costo económico y el futuro costo político que ello tenga. Ejemplos existen, y muchos.

En el pasado reciente, el candidato de varios partidos de izquierda, Andrés Manuel López Obrador, fue acusado -ese era el tono con el que le aplicaban el término- de ser populista y, aunque no ganó las elecciones, el “populismo” se quedó como un adjetivo descalificativo para cualquier tipo de gobierno, pese a que está tan rampante en como el primer día cuando se hizo forma de gobierno.

Chihuahua, por supuesto, no es la excepción y ejemplos los hay, de sobra y a la vista. Ahí está ese enorme gasto en ampliar espacios educativos para que se inscriba todo el mundo, tenga o no tenga méritos académicos, o el no incrementar las tarifas del agua, pese a que los costos de extraerla y distribuirla han ido en aumento a lo largo del actual sexenio de gobierno estatal.

El pasado enero, la Junta Municipal de Agua y Saneamiento, la JMAS, publicó sus listados de tarifas para el 2015 y resulta que son exactamente iguales a las del año pasado, y éstas eran idénticas a las del 2013. Es decir, que para quienes definen el monto de las tarifas no existe inflación, ni incremento a los precios de los energéticos –¡Vaya que gasta en energía eléctrica la JMAS!-, ni aumentos de sueldos a los funcionarios que ahí trabajan.

¿Por qué no subir el precio del agua en Chihuahua, si es un recurso escaso que se extrae, en la mayoría de los casos, de las profundidades del subsuelo, donde se acumuló a lo largo de milenios de historia geológica? Por populismo, no hay otra respuesta. Por buscar el aplauso fácil que da el hecho de decir que no subieron el precio del agua “para no afectar los bolsillos de los chihuahuenses”. Si esa es la intención, entonces ¿por qué sí subieron las tarifas de peaje; por qué no se exige un alto a los incrementos a los precios de los combustibles? ¿Por qué el gobierno estatal no ha dicho “esta boca es mía” cuando tiene a chihuahuenses de primera y de segunda: unos que compran gasolina a 7 pesos el litro y otros a 13 pesos?

Las cifras que arroja la revisión de Cuenta Pública de la Auditoría Superior del Estado son pavorosas: de 122 millones de metros cúbicos que extrajo la JMAS durante el 2013, sólo facturó 65 millones. Es decir, que sólo el 47 por ciento del agua consumida motivó un intento de cobro, y decimos intento, porque sólo el 43 por ciento del total de agua distribuida se paga.

El mismo informe, disponible en el portal digital de la auditoría -ese acervo de información que deberíamos visitar todos los chihuahuenses para tener al menos una idea de cómo y en qué se gasta nuestro dinero- dice que la JMAS tenía un presupuesto de 880.4 mdp, pero sólo pudo ingresar 816.2, y esto se debió a que no aplicó el aumento del 17 por ciento que tenía proyectado al inicio de año.

Qué fácil es determinar que el agua no suba de precio, pero cuán difícil es conseguirla en Chihuahua. Las obras para traerla, ya sea a Chihuahua o a Juárez, son de las más grandes y costosas de cuantas pueda hacer gobierno alguno. Pero no lo queremos cobrar; no queremos pasarle la cuenta a quienes consumen ese objeto tan preciado, para no hacerlos enojar, acaso; para decir que somos muy conscientes de la situación económica que enfrenta la población, para ser populistas, en resumen.