Sin plan de rescate para la Presa Chuvíscar

**Es real y palpable, la constante llegada de personas que llevan a tirar perros y gatos muertos, así como a descargar basura casera y hasta industrial allá.


Sin plan de rescate para la Presa Chuvíscar

La Crónica de Chihuahua
Noviembre de 2010, 18:08 pm

Chihuahua, Chih.- Bella e inaccesible, la presa Chuvíscar es en potencia un parque municipal, un paseo familiar, y hasta un refugio de aves migratorias, pero el abandono en que se encuentra es total. Y aunque se habla de corredores ecológicos, se sabe que las autoridades municipales no tienen ningún plan de rescate integral.

Declarada muerta como vaso de almacenamiento desde hace mucho tiempo, la presa Chuvíscar fue entregada al Municipio por la Comisión Nacional del Agua hace ocho años y medio. Al recibirla, el entonces alcalde Jorge Barousse y el también entonces gobernador del estado, Patricio Martínez, anunciaron una inversión de recursos estatales y municipales para establecer aquí un área de recreo.

Sin embargo, su categoría de monumento histórico y su anunciada conversión en parque municipal no han impedido que se encuentre en el descuido más completo.

La presa fue construida entre 1905 y 1909, y fue inaugurada por el presidente Porfirio Díaz, como consta en la placa conmemorativa del evento.

DESCONTINUADA COMO PRESA

Al entregar la presa al Municipio, el 5 de abril de 2002, el director general de la Comisión Nacional del Agua, Cristóbal Jaime Jáquez, señaló que este vaso de almacenamiento fue descontinuado porque el desgaste y el azolve provocaron que disminuyera en un 95 por ciento su capacidad de contener agua. Ya no tenía ningún sentido, entonces, que las instalaciones siguieran siendo propiedad federal, por lo que las desincorporaron para ser entregadas a la ciudad.

Varias colonias rodean el vaso de la Chuvíscar: la Martín López, la Ramón Reyes y la Prolongación Campesina, además de los nuevos desarrollos en la zona de El Reliz. La parte más accesible de la presa es la cortina, pero al embalse se puede llegar por medio de un laberinto de veredas que bordean cerros y cañadas.

Con mucha frecuencia, los colonos hablan de que la presa recibe descargas de aguas contaminadas por improvisados desagües de los drenajes caseros en colonias sin servicios públicos.

Así mismo, se ha denunciado en muchas ocasiones que a la presa llegan descargas de los corrales ganaderos que se encuentran en la orilla del río. Y aunque parece que el problema ya se eliminó, se ha mencionado, así mismo, que las empacadoras de carne en esta zona contaminan la corriente del Chuvíscar y sus arroyos afluentes con sangre y vísceras de las reses sacrificadas.

Lo que sí es real y palpable es la constante llegada de personas que llevan a tirar perros y gatos muertos, así como a descargar basura casera y hasta industrial.

CONTAMINACIÓN INTEGRAL

El río, los afluentes y la misma presa, están contaminados, y en los proyectos que se anuncian para revertir la contaminación en cada nueva administración municipal, se mencionan siempre campañas de limpieza, campañas de reforestación...

Y campañas de rescate que nunca llegan.

Sin embargo, los habitantes más fieles de la presa siguen prefiriendo el lugar para vivir y alimentarse: tildíos, patos de diferentes especies, palomas de ala blanca, halcones cola roja, garza ganadera y grulla gris, entre muchas otras especies de aves, anidan y pescan, atrapan insectos, se reproducen y mueren aquí.

Algo de belleza y atractivo deben tener las aguas en la Chuvíscar, para que tan ilustres visitantes hayan decidido permanecer en ellas.

BELLEZA, A PESAR DE TODO

Mucha gente desconoce la belleza de los parajes más inaccesibles de la presa, sus orillas pobladas de sauces llorones y de álamos.

Muchos no han sido tan afortunados de contemplar una puesta de sol entre las jarillas de la ribera, ni de observar los rayos dorados filtrándose por entre el naranja de las hojas oto¤ales y robando reflejos al espejo del agua.

Muy pocos privilegiados han podido ver llegar a los zorrillos y tejones en la noche a beber. Escasos chihuahuenses han podido ver aquí a las liebres y conejos huir y esconderse entre la maleza, espantados por la sombra amenazante de un halconcillo proyectándose sobre el suelo al medio día.