Rescataron a mineros peruanos de un infierno

**El presidente de Perú, Ollanta Humala, quien recibió a los mineros cuando uno por uno dejaron el socavón de la mina Cabeza de Negro, les recordó que el percance ocurrió por las pésimas condiciones con que operan las minas ilegales.


Rescataron a mineros peruanos de un infierno

La Crónica de Chihuahua
Abril de 2012, 20:42 pm

Lima, Perú.- Los nueve mineros rescatados hoy después de permanecer sepultados siete días en una mina ilegal del sur de Perú relataron que la experiencia "fue un infierno".

El presidente de Perú, Ollanta Humala, quien recibió a los mineros "que volvieron a nacer" cuando uno por uno dejaron el socavón de la mina Cabeza de Negro, les recordó que el percance ocurrió por las pésimas condiciones con que operan las minas ilegales.

"Fue un infierno. He vuelto a nacer", relató Jesús Capatinta Rayme, al reencontrarse con su familia después de salir del socavón de la mina Cabeza de Negro, ubicado en la región Ica, 303 kilómetros al sur de Lima, una zona de excavaciones ilegales.

El gobierno peruano considera que en este país operan alrededor de 300.000 minas informales que operan en iguales condiciones laborales que Cabeza de Negro, y ponen en riesgo la integridad física de sus trabajadores.

Capatinta Rayme confesó que, enterrados a más de 200 metros bajo tierra y sin muchas esperanzas de volver a la superficie, vieron de cerca la muerte.

"Creí por momentos que nunca iba a salir", expresó sin creer todavía que se había terminado la pesadilla en el profundo socavón, donde los nueve peruanos sobrevivieron gracias a un tubo por donde recibían alimentos licuados, agua y medicamentos.

Según Capatinta, ahora iniciará una nueva vida y, después de esta experiencia traumática, sólo quiere disfrutar de la compañía de su familia y seres queridos, cuyo recuerdo fue un aliciente para seguir viviendo en la incertidumbre inicial.

Los nueve mineros iniciaron su calvario el pasado jueves, cuando, debido a un accidente de trabajo en el manejo de explosivos, se produjo un derrumbe que los dejó atrapados a 200 metros de profundidad en las entrañas de Cabeza de Negro.

Nancy Fernández, esposa del minero Jacinto Pariona, reconoció que su cónyuge escapó de la muerte, y agradeció a los rescatistas que lo sacaron con vida.

La mujer lloró de emoción al observar cómo iban saliendo de la boca de la mina los nueve mineros después de varios días de angustia, que atrajo la atención de las máximas autoridades del gobierno peruano.

El presidente Ollanta Humala, quien siguió de cerca el drama de los mineros a lo largo de todo el periodo que duró el rescate, recibió en persona a los hombres que emergían desde el socavón, a paso lento, pero contentos de su liberación.

"Tarea Cumplida", dijo el mandatario peruano después de poner a buen recaudo a los mineros, en medio de un griterío de júbilo por parte de las brigadas de rescate.

Humala recibió a Edwin Bellido Sarmiento (de 34 años), Jacinto Pariona (59), Roger Pariona (32), Félix Cucho Aguilar (41), los hermanos Santiago Tapia (22) y Juan Tapia (23), Carlos Huamaní (47), Jesús Capatinta Rayme (35) y Julio César Huayta, de quien no se tiene la edad.

Debido a la prolongada estadía en un ambiente cerrado y con el estrés propio de esta situación, algunos sufrieron enfermedades estomacales y problemas visuales, que serán atendidos por médicos del Ministerio de Salud.

Pero la mayoría de los rescatados, pese al reflejo del agotamiento en sus semblantes, en general presentaban buen estado de salud y querían irse a sus hogares.

"La mejor medicina para ellos es que vean a sus esposas y a sus hijos", dijo Humala, en medio de la ceremonia de rescate en la boca de ingreso de la mina, donde se armó un campamento de salud para brindar las primeras atenciones a los rescatados.

Humala había prometido, desde que tuvo conocimiento del derrumbe, que su gobierno haría todos los esfuerzos para sacar con vida a los nueve trabajadores, y ahora exclamó reiteradas veces que cumplió su promesa.

El presidente también recordó que este accidente ocurrió en una mina informal, donde los trabajadores laboraban en condiciones mínimas de seguridad y enfrentando un alto riesgo en esta actividad.

Al respecto, el mandatario exhortó a los operadores mineros a que salgan de esta situación ilegal para evitar penosas situaciones como la ocurrida en Cabeza de Negro, una mina informal desconocida antes del accidente.

En medio del proceso de rescate, otro de los mineros, Edwin Bellido Sarmiento, expresó su agradecimiento a las brigadas de rescatistas que trabajaron las 24 horas del día en las excavaciones a una profundidad de 200 metros bajo tierra hasta el día de la liberación.

"Se me han salido las lágrimas al ver a mi familia", dijo con la emoción pintada en su rostro al reunirse con sus seres queridos, padres, esposa y sus hijos, en una conmovedora escena.

Bellido Sarmiento confesó que hubo momentos en que "se quebró (flaqueó)" durante su cautiverio bajo tierra, pero el aliento que recibió de parte de las brigadas de rescate le devolvió la esperanza de que podría volver a la superficie con vida.

Durante su permanencia bajo tierra, los nueve trabajadores dependieron de la manguera salvadora que los rescatistas utilizaron para brindarles ayuda humanitaria y también ayuda emocional, con una comunicación fluida.

Las brigadas de socorro, que recibieron el apoyo de ingenieros, obreros y técnicos expertos en excavaciones subterráneas, hicieron una proeza en la historia de los rescates de minas accidentadas en la historia peruana.