Reino Unido: entre el Brexit y Corbyn

REPORTAJE INTERNACIONAL


Reino Unido: entre el Brexit y Corbyn

La Crónica de Chihuahua
Julio de 2017, 18:30 pm

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Nydia Egremy

Inquietos por el impacto en sus vidas tras el divorcio del Reino Unido con la Unión Europea (Brexit), los británicos se decantan por Jeremy Corbyn para liderar su futuro. Tras el “salto al vacío” que para muchos significa salir de Europa, los conservadores han sido derrotados y el resto de partidos políticos ha perdido la credibilidad ciudadana.

Los focos rojos en el Reino Unido son Escocia e Irlanda del Norte, con los que el próximo gobierno deberá pactar un estatus decente para no agudizar sus conflictos. México no debe ser ajeno al sinuoso y difícil camino de su socio, con el que puede estrechar más sus vínculos, hoy que a ambos les apremia dinamizar su economía.

Con su triunfo electoral del ocho de junio, el laborista Jeremy Corbyn cambió drásticamente la cultura política de su país. Su triunfo representó un aumento masivo en votos y en diputados a su partido: 262 diputados, más de lo que sumó en 2015, aunque eso no significa que sus políticas serán aceptadas. Mientras espera que unos nuevos comicios lo acerquen al cargo de primer ministro, Corbyn teje alianzas parlamentarias en Westminster.

Hábil, el hombre que ha adoptado causas como la unidad de Irlanda, la defensa de Palestina, a favor del juicio en España contra Augusto Pinochet, opuesto al armamentismo, a la guerra de Irak, alimentó los valores socialistas de igualdad, crítico de la injusticia y brutalidad económica del conservadurismo, se perfiló tras su victoria como el líder del mayor partido socialdemócrata en toda Europa.

A sus 66 años, el rebelde diputado de Islington –al norte de Londres– ha reunido a todo el campo “progresista británico” y por tanto, también entusiasma a la juventud. Así se vio en Glastonbury, el más grande festival inglés, cuando reconoció que los jóvenes “están hartos de que se les denigre, hartos de que se les diga que no importan. Hartos de que se les diga que nunca participan y absolutamente hartos de que les digan que su generación va a pagar más para tener menos educación, salud, pensiones y en todo lo demás”.

El político agregó que se percataba que están “hartos de tener que aceptar bajos salarios e inseguridad como si fuera parte de la vida”. Y condenó: “Esa política se salió de madre y no hay quien la vuelva a echar atrás”.

Enfilando contra la política de May, Corbyn preguntó: “¿Está bien que haya tanta gente que vive en la pobreza y está aterrada por los sitios en los que vive, tras contemplar los horrores que ocurrieron en la Torre Frenfell?” (aludiendo al incendio del edificio de 24 pisos en el que murieron unas 79 personas).

Izquierda fragmentada

Pese al entusiasmo que genera el nuevo líder del laborismo, los británicos saben que los dos principales partidos: el Conservador (Tory) y el Laborista, han respaldado la severa agenda de austeridad. La izquierda, fragmentada, ha sido incapaz de oponerse a un capitalismo que hoy tiene manos libres tras décadas de desregulación.

También se le critica por haber abandonado los principios socialistas, como hicieron los llamados “nuevos laboristas”, entre los 80 y 90, que como Tony Blair se dirigieron a la clase media y optaron por la llamada “tercera vía”.

Hoy el desafío del Partido Laborista es mostrar la eficacia de su proyecto político en todo el país. Sin embargo, sus afiliados se dicen defraudados por el supuesto sabotaje de ese partido, porque su agenda no incluye el desmantelamiento de los misiles Trident o la conversión laboral de quienes trabajan en complejos nucleares-militares.

La novedad es la Unidad de Izquierda (Left Unity). Ante la profundidad de la crisis económico-política que se ha traducido en políticas de ajuste, aumento en racismo y prácticas fascistas, así como el vacío representativo de los laboristas, en 2013 el cineasta Ken Loach llamó a crear una organización comprometida con las causas e intereses de las mayorías. Con el entusiasmo de unas 15 mil personas y un centenar de asociaciones nacía Left Unity.

Para revertir la desigualdad y los depredadores efectos de los ajustes que ocasionó la política del primer ministro de entonces, el conservador David Cameron, la agenda del nuevo partido es: “socialista, anti-racista, feminista y ambientalista”. Con ella, Left Unity ha formulado demandas como el aumento del salario mínimo, la nacionalización de los ferrocarriles y una reforma fiscal con impuestos que aumenten progresivamente.

Además admite que partidos y movimientos de izquierda en toda la Unión Europea (UE) fortalecen la oposición contra el neoliberalismo, la austeridad y la pobreza. De ahí que se diga “orgulloso” de pertenecer al Partido de la Izquierda Europea (PIE).

El Partido Socialista de los Trabajadores (Socialist Worker’s Party, SWP) es la cara casi invisible de la izquierda británica. Sus militantes han sido abiertamente pro-Brexit pues ven muy lejano el “sueño imposible de una Europa Social”; por ello se unieron a la plataforma #Lexit (acrónimo de ‘izquierda’ y ‘salida’ en inglés).

Paradójicamente, la dura posición del SWP responde a los euroescépticos del UKIP, que se oponen a seguir en la UE pese a figurar en el espectro político como el ala derecha del Partido Conservador.

Escocia e Irlanda del Norte

El éxito de la gestión de Corbyn está ligado al éxito del movimiento independentista en Escocia. Si bien Ian Parker subraya que debe romper con el Scottish National Party (SNP), de Alex Salmond, al que ha estado tan asociado. Aunque en la campaña el laborismo escocés le fue leal, también trabajó con el Partido Conservador local –que busca la anexión al Reino Unido– para bloquear al SNP.

En México vale la pena pasar revista a las otras fuerzas tras el complejo proceso escocés hacia su autodeterminación. Por ejemplo, la agrupación Mujeres por la Independencia y la Campaña Radical por la Independencia tuvo una particular participación en el referéndum de 2014.

En ese proceso, Theresa May abandonó su promesa de consultar a las instituciones escocesas antes de activar el artículo 50 para la separación de la UE. Al no hacerlo se demostró que Escocia no tiene posibilidad de alcanzar un estatus especial o permanecer en la zona de libre comercio europea.

Situación semejante vive Irlanda del Norte con su lucha por la autodeterminación. Tal como Escocia, el partido Sinn Féin (Somos Nosotros, en irlandés), calificó de “decepcionante” el rechazo del Parlamento Europeo a otorgar a Irlanda del Norte un “estatus especial” luego del Brexit.

El cinco de julio ese partido, como miembro de la Izquierda Unida Europea (GUE), en la que también participa el español Podemos, presentó una enmienda legislativa para que la UE examinara la difícil condición de su región tras el Brexit. Sin embargo, la Eurocámara rechazó la propuesta del antiguo brazo político del ya inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA) con 374 votos en contra y 66 a favor.

El líder histórico del Sinn Féin, Gerry Adams, ha sostenido que Irlanda del Norte merece un estatus especial para enfrentar la salida del Reino Unido del mercado único y la unión aduanera que ha operado en los últimos tiempos. Así, la frontera común seguiría abierta a la libre circulación de bienes, servicios y personas. Además –insiste Adams– esa condición es clave para la buena marcha del proceso de paz.

El Sinn Féin explica que Bruselas se ha comprometido a proteger todos los aspectos de los llamados Acuerdos del Viernes Santo (que en 1998 pusieron fin a casi cuatro décadas de conflicto). Sin embargo, el rechazo de la Eurocámara, donde el ultraconservador Partido Democrático Unionista (PDU) norirlandés votó contra esa propuesta, dificultará la lucha por la autodeterminación de Irlanda del Norte.

Sin embargo, el PDU se opuso porque, asegura, la región ya no sería “parte integral” del resto del país y evitaría los beneficios del Brexit. Ese partido tiene 10 diputados que favorecen la anexión a la corona. Hoy el partido demócrata-cristiano de centroderecha Fine Gael (Familia o Tribu) gobierna en minoría en la República de Irlanda, donde el Sinn Féin es la tercera fuerza política.

La sombra del Reino Unido

Centro del colonialismo y la esclavitud en India, Indonesia y Malasia, el Estado británico introdujo el opio en China y con su Compañía Británica de las Indias Orientales expolió el Sureste Asiático.

Con esas acciones, ese Estado consiguió desmantelar la estructura sociopolítica del Imperio Otomano y ocupó su sede, Anatolia, la actual Turquía. La injerencia inglesa delineó las fronteras de Medio Oriente cuando Winston Churchill eligió desde El Cairo a quienes serían los administradores de su nación. Los gobernantes de países árabes, en todo el siglo XX, se formaron en colegios ingleses y todos impusieron dictaduras.

Además de haber inspirado la creación de la Organización para el Tratado del Atlántico del Norte (OTAN), los británicos también estuvieron tras los golpes de Estado contra el presidente iraní Mosaddegh y los de Egipto, Siria e Irak, afirma el analista turco Harun Yahya.

Además, el sistema de vigilancia mundial denominado “Cinco Ojos” –que denunció Edward Snowden– tiene el liderazgo del Reino Unido y ahí participan las agencias de inteligencia de Estados Unidos (EE. UU.), Canadá, Nueva Zelanda y Australia.
Los últimos 300 años de historia humana han sufrido con sangre la sombra británica, afirma el escritor, quien enlista los países invadidos por el Reino Unido: India, Ghana, Sudáfrica, Escocia, Canadá, Kenia, Mozambique, Sri Lanka, Irak, Pakistán, Siria, Yemen, Australia, Bahamas, Bangladesh, Barbados, Botsuana, Islas Vírgenes Británicas, Brunei, Gibraltar, Malvinas y muchos otros más.

Vínculos con México

Paradójicamente los apuros económicos del Reino Unido y México los llevarían a fortalecer sus vínculos. Si la negociación del Brexit con la UE se complica, nuestro país sería un salvavidas para la agobiada Corona Británica.

Hoy cuando la política del presidente estadounidense amenaza con descarrilar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCN), imponer impuestos a las remesas de inmigrantes mexicanos y expulsar a un buen número de ellos, las islas británicas serían un socio más dispuesto a balancear su decadente economía. Esa aspiración se respalda en la estrategia post-Brexit del gobierno inglés para elevar al doble sus importaciones mexicanas hacia el 2020.

Según la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) unas 130 nuevas empresas británicas han invertido en México. Londres importa oro en bruto, emisores electrónicos y cerveza de malta y nosotros whisky, gasolina y sustancias químicas para su uso en electrónica.

Es claro que México ha sido omiso en la promoción de otros bienes de exportación industriales y por ello existe déficit en la balanza comercial.

No obstante, el liderazgo laborista de Jeremy Corbyn hace pensar a algunos activistas de izquierda en México, que pronto tendrían un amigo en el 10 de Downing Street. A pesar de que el gobierno conservador de Theresa May ha forjado vínculos cercanos con el gobierno mexicano, Corbyn es “una inesperada fuente de inspiración para ciertos activistas mexicanos”, según el diario británico The Guardian.

La razón, según el periodista Duncan Tucker es la atención que el laborista ha tenido para lo que ocurre en nuestro país. En el Parlamento ha condenado la censura mediática y abusos contra los derechos humanos en este país; protestó contra la visita del presidente mexicano a Londres en 2015; criticó la firma del gobierno británico de controvertidos pactos petroleros con México y expresó por escrito, al embajador de México, su “profunda preocupación” por el caso de los normalistas de Ayotzinapa.

Además, él y su esposa –la mexicana Laura Álvarez– se reunieron con uno de los sobrevivientes de esa tragedia, Omar García. Aunque Álvarez mantiene un perfil bajo, podría ser la primera esposa del primer ministro británico de origen extranjero.