Recorre 22 kilómetros diarios... en silla de ruedas

**Atraviesa media ciudad para ganarse el sustento, desde la colonia División del Norte, hasta la Vialidad La Cantera, ida y vuelta.


Recorre 22 kilómetros diarios... en silla de ruedas

La Crónica de Chihuahua
Mayo de 2011, 11:37 am

Por Froilán Meza Rivera

Con maestría y habilidad para desplazarse a velocidades relativamente altas, José María Marín recorre diariamente 22 kilómetros en su destartalada silla de ruedas, desde su domicilio en la colonia División del Norte, hasta la Vialidad La Cantera, donde se gana la vida… y de regreso.

En su andar - más bien su rodar-, don José María sortea obstáculos de todo tipo, desde la falta de banquetas hasta los peligros de transitar por entre los vehículos en las grandes avenidas.

No le queda de otra, porque en las colonias, como en el mismísimo centro de la ciudad, las banquetas son territorio hostil para los discapacitados como él.

Muy temprano, a la hora del amanecer, el señor Marín está ya cambiado y desayunado, listo para emprender sus labores diarias.

El camino es largo, y hay que "aventárselo" literalmente, "a puro pedal".

El viaje inicia en su colonia, donde hay que remontar una cuesta de varios cientos de metros hasta alcanzar el terraplén de la avenida Nueva España. A eso de las siete de la mañana, ya hay una gran cantidad de vehículos disputándose el espacio y la rodada en esta calle. Y este valiente jinete rodante entra a la pelea por la calle, a la par de camiones, camionetas y autos más poderosos que su silla.

La Nueva España desemboca en el Fuentes Mares, tremendo bulevar que en tramos se estrecha en dos carriles, como en el puente sobre el ferrocarril que, por supuesto, don "Chema" pasa por abajo.

De ahí, a la derecha por toda la Independencia... Cruza la San Rafael, la Santa Rosa, todo el centro y, derecho, derecho, sube la cuesta de El Palomar hasta la Deza y Ulloa, donde la sillita de ruedas, empequeñecida en medio del tráfico vehicular, vira hacia la izquierda, y luego a la derecha por una de dos rutas. Ahí es cuando decide si se va hacia el bulevar Ortiz Mena, o bien a La Cantera.

José María Marín, "Chema", pide cooperación en los cruceros.

Sólo así -explica- es posible sobrellevar la vida. Y así “acompleta el chivo", porque sólo recibe del Municipio 400 pesos cada mes que, cuando mucho, le da para pagar una parte de la renta.

A don "Chema" le faltan la pierna y el brazo izquierdos, que perdió en un accidente ferroviario, un día funesto de hace 20 años cuando cayó a las vías, víctima de la inconsciencia del alcohol.
Con 55 años, este hombre se siente bendecido con el vigor de su cuerpo sano y atlético, que le permite el recorrido mínimo diario de más de 22 mil metros de subidas y bajadas.

"Perdí los miembros, pero empecé una nueva etapa de mi vida, sin alcohol... quién sabe qué hubiera sido de mí si no, a la mejor me hubiera muerto de una congestión o de algo peor", razona.

Y sigue su andar raudo, siempre adelante.