Realiza Antorcha séptimo Festival Teporaca de las Artes y las Costumbres Indígenas

**Además se inauguró el Jardín de Niños Indígena Rayénari. "Ante la guerra de calumnias, el mejor antídoto son los actos en los que nos hermanamos y estrechamos lazos, como éste", dijo Antonio Escamilla, dirigente estatal de los antorchistas.


Realiza Antorcha  séptimo Festival Teporaca de las Artes y las Costumbres Indígenas

La Crónica de Chihuahua
Octubre de 2013, 19:00 pm

Chihuahua, Chih.- Instituido ya como una tradición, el Festival Teporaca de las Artes y las costumbres indígenas llegó a su septima edición en esta capital. Realizada como un esfuerzo de los rarámuris avecindados en la ciudad, esta celebración tiene el objetivo de recrear la memoria de las principales costumbres de esta etnia, con tal de que no desaparezca la identidad cultural que distingue a indígenas de chabochis (mestizos).
Todo giró en torno al Yúmare, que es la ofrenda de los mortales a Dios Padre, Onorúame, y es un sacrificio mínimo que consiste en danzar seis, siete y hasta más horas seguidas.

Yúmare y Tutuburi, danza y ofrenda. La una, es una danza Pascola, llamada así por los mismos rarámuris, pero que se funde con la variedad de danza ritual conocida acá en los centros urbanos como matachines, éstos de origen claramente tlaxcalteca.

Los “pascolas” se despliegan en el terreno que escogieron previamente los celebrantes, y se les incorpora la gente, todos prácticamente todos en la comunidad, niños y adultos, danzando en círculo ante la ofrenda de carne cocida sin sal y puesta a cubierto en un recipiente con una cruz orlada con un listón blanco.

El Yúmare tiene por objeto pedir que el año siguiente sea bueno.

De nueva cuenta pues, los indígenas urbanos cumplieron con sus mayores, con sus antepasados y con la cultura que los distingue y eso les llena de orgullo, todo, a través de esta convivencia que los acerca y que les da aliento para sobrellevar la vida y sus pesadumbres.

Cabe resaltar que este festival lleva el nombre de Gabriel Teporaca, o Tepórame, quien es un héroe de la resistencia rarámuri, y quien murió ahorcado en manos de los españoles.

GABRIEL TEPORACA Y LA GUERRA DE CALUMNIAS

“Gabriel Teporaca o Tepórame, es un símbolo de rebeldía de su raza. En el año de 1652, Teporaca encabezó una rebelión masiva de los tarahumaras, que se alzaron en armas para terminar con la esclavitud y el despojo de tierras de que los habían hecho víctimas los invasores europeos. Derrotado y aprehendido como fue por los capitanes españoles, Gabriel Tepórame fue colgado del pino más alto de Tomochi el 4 de marzo de 1653, y su cadáver fue dejado ahí, para escarmiento de los de su raza”, explicó Antonio Escamilla Meza, dirigente estatal del Movimiento Antorchista, quien hizo la declaratoria de esta séptima edición de la festividad.

"Ante la guerra de calumnias, el mejor antídoto son los actos en los que nos hermanamos y estrechamos lazos, como éste", dijo Antonio Escamilla.

La celebración de este año se realizó en las instalaciones del Jardín de Niños Indigena Rayenari (que significa "Sol" en rarámuri), que fue además inaugurado por autoridades antorchistas, comunales, rarámuris y educativas.

SIETE AÑOS DE LUCHA Y ESPERA

"Este kínder que hoy se erige en uno de los centros de población indígena más importantes de la ciudad de Chihuahua, que es Granjas la Soledad, costó más de 7 años de lucha organizada a los colonos". Recordó que cuando inició el trabajo en esta colonia, el primer objetivo que nos propusimos, fue traer centros de educación aquí, y lo primero que conseguimos fue la clave para la primaria". El Rayénari permaneció entonces siete años en espera de un local, a pesar de que los anrtorchistas lo incluyeran en cada pliego petitorio ante el gobierno, hasta que el propio gobernador César Duarte se comprometió ante el Comité Estatal a comprar el terreno y a construirlo, hace ya un año.

Matachines femeninos también realizaron una danza, con arreglos floreados en la cabeza y sus típicos trajes rarámuris.

También se preparó y se disfrutó el Tónare, guiso típico de los indígenas: pollo entomatado y repollo; este platillo se sirve cuando a sus celebraciones asisten chabochis (mestizos); y cuando no, se prepara el guiso al que no le agregan sal porque es un sacrificio dedicado a Dios, y así mediante esta ofrenda piden a la madre naturaleza que les proporcione sal, agua y maíz, que son los ingredientes principales para su vida.

EL PURISMO DE LAS TRADICIONES

El Yúmare y el Tutuburi son fiestas, pero no en el sentido del puro gozo. Bailar seis, siete u ocho horas seguidas proporciona una satisfacción personal para este grupo étnico, además de ser una obligación para con Omáware, Dios Padre.

El primer baile es en torno al maynate o cantor en español, los demás, en esta ocasión 29 fueron en torno al altar a Omáware y fueron realizados por dos grupos, uno formado estrictamente de mujeres y, el segundo, mixto; cada baile se contabilizaba por medio de piedras.