Razones de la gran concentración antorchista en el Estadio Azteca

Por el diputado federal antorchista Jesús Tolentino Román Bojórquez


 Razones de la gran concentración antorchista en el Estadio Azteca

La Crónica de Chihuahua
Octubre de 2013, 14:59 pm

El próximo domingo 3 de noviembre, el Movimiento Antorchista Nacional efectuará una magna concentración de 130 mil adherentes en el Estadio Azteca, en la Ciudad de México. Este enorme esfuerzo que realizarán hombres y mujeres modestos, que vendrán de las 32 entidades federativas del país, tiene un sólo propósito: denunciar ante los ojos de la nación, el mal gobierno que realiza Eruviel Ávila Villegas en el Estado de México, derivado del incumplimiento a sus compromisos de campaña (firmados ante notario público, por cierto) y de su descarada violación a los derechos de organización y libertad de expresión de los antorchistas mexiquenses, cuando es el gobernador, precisamente, el primer obligado a respetar la ley, a predicar con el ejemplo si quiere tener la autoridad moral para exigir que sus gobernados, a su vez, también lo hagan.

Aunque Eruviel ha desatado su jauría mediática, no sólo para calumniar a nuestro movimiento, sino también para evitar que se conozca nuestra opinión (tapándole la boca a periódicos, radiodifusoras y canales televisivos), lo que sí es cierto, evidentísimo vaya, es que el señor gobernador se ha olvidado de sus compromisos de campaña con todos los ciudadanos del Estado de México, y no únicamente de los contraídos con la importante membresía de Antorcha. Veamos los siguientes datos duros:

En el terreno social, según el CONEVAL, en la entidad mexiquense existen 7,328,000 pobres, o sea, es el estado que ocupa el primer lugar en el número de pobres del país, y, ojo, cuestión muy importante, en estos dos años del gobierno eruvielista, el número de pobres se incrementó en 616 mil personas más. Adicionalmente, el gobernador ofreció en campaña que a través de una tarjeta llamada “LA EFECTIVA” (de la cual repartió 4 millones de ellas), se menguaría la pobreza mediante la instrumentación de 10 programas sociales (despensas, becas, ayuda a madres solteras y de la tercera edad, etc.), sin embargo, la inmensa mayoría de los mexiquenses se manifiestan inconformes y engañados porque ninguno de estos programas se han hecho efectivos, válgase la expresión.

Según Adán Barreto Villanueva, Secretario Ejecutivo del CONEVAL, hay en el Estado de México 1, 200,000 mexiquenses en pobreza alimentaria, más exactamente, gente que cuando come no se harta, no conoce el sabor de la carne ni de la leche ni del huevo. La enfermedad (anemia) o muerte por inanición (falta de alimento), es la más horrenda de las pobrezas y en el estado que gobierna Eruviel, repito, hay 1.2 millones de mexicanos en esta antihumana condición.

Ligado con el tópico anterior, de acuerdo con las cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), 2.1 millones de mexiquenses se ocupa en la economía informal (comercio ambulante, piratería, venta de chácharas en las calles, etc.), los cuales, obviamente, carecen de protección médica y de otras prestaciones (aguinaldo, prima vacacional, etc.), que ofrece el empleo formal. Pero también éste, el empleo formal, es el peor del país, pues ocupamos el nada honroso primer lugar en desempleo, ya que hay 425,691 personas absolutamente desocupadas.

Asimismo, el CONEVAL reportó que existen 193 mil familias sin vivienda propia en el Estado de México y hay más de 2 millones de viviendas con algún problema de hacinamiento. Y ante esta terrible realidad, el segundo informe de Eruviel reporta que hizo ¡238 pies de casa!, es decir, una miseria apenas, una gota de agua en un océano de necesidades.

En materia de transporte no le va mejor a los mexiquenses. Al pésimo servicio que reciben, se añade que en tanto el salario mínimo apenas creció el 16 por ciento en los últimos tres años, sucede que el costo del pasaje se incrementó en el 63 por ciento. Y en educación, el rubro que más presume el Doctor Eruviel, ocurre que el Estado de México es la entidad con más “ninis” del país: 1’036,000 jóvenes entre 12 y 29 años que ni estudian ni trabajan. Agréguese a lo anterior que de 24 mil escuelas que hay en el estado, 14 mil carecen de laboratorios o talleres de cómputo e inglés; 22 mil de ellas no se remodelan pese a su uso intensivo y por la gran antigüedad de miles de inmuebles. Asimismo, más de 12 mil escuelas carecen de aulas suficientes.

En consecuencia obligada de los datos precedentes, la inseguridad está a la orden del día. En efecto, la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) señala que en el año 2012 el Estado de México tuvo 4 millones 492 mil 74 víctimas de la delincuencia organizada, o sea, uno de cada tres habitantes sufrió de extorsiones, secuestros, robos a casa habitación o a transeúnte, violaciones, robo de autos y hasta de asesinatos. Ocupamos, de nuevo, el nada honroso primer lugar en delitos cometidos en el país; ¡claro, era esperable, pues la delincuencia es un efecto obligado de la falta de trabajo, de que haya empleos o autoempleos mal pagados, de la existencia de más de un millón de jóvenes “ninis”, sin oficio ni beneficio, y de la gran desatención y falta de oportunidades en el ámbito educativo. En el Estado de México, pues, como todo en la vida, simplemente se cosecha lo que se siembra.

Ante este panorama nada halagüeño (que Eruviel niega porque se ha puesto unos lentes color de rosa), sólo hay dos alternativas: una, quedarse cruzados de brazos y resignarse ante esta precaria e indigna situación, en espera de que algún día obre un milagro y las cosas se compongan. La otra opción, implica cobrar conciencia de nuestra mala situación y organizarnos las decenas de millones de pobres en el país, con miras a tomar en nuestras manos nuestro destino y disponernos a luchar para exigir que se hagan efectivos nuestros derechos, esos mismos derechos que el pueblo mexicano conquistó desde hace un siglo y que se plasmaron en nuestra Carta Magna (derechos al trabajo, a un salario digno, a una vivienda digna, a la salud, a los servicios básicos, etc.) pero que se han quedado en papel mojado y letra muerta.

Pregunto: ¿Son éstas pocas y nimias razones para protestar? De ninguna manera.

Antorcha, durante sus 39 años de vida, siempre ha optado por esta segunda alternativa. Y si Eruviel y otros políticos afines, quieren quitarse de encima a los “enfadosos antorchistas”, se las ponemos muy fácil: que combatan a la pobreza en serio, que cumplan sus promesas de campaña y entonces, los antorchistas, ya no tendremos motivos ni banderas qué enarbolar. Pero si no lo hacen, ni la conspiración del silencio de los medios de comunicación ni las calumnias que a través de ellos se propalan ni las amenazas ni aun la represión (que ya ha llegado al asesinato de seis compañeros), nada de esto por separado ni todo junto, nos hará retroceder en nuestra lucha por una mejor distribución de la riqueza en el Estado de México y en el país. Y al pueblo le decimos: ¡Súmate a esta causa noble, histórica, limpia, inteligente y valiente por rescatar la dignidad de los mexicanos! ¡Súmate a nuestro evento de protesta en el Estadio Azteca!