¿Quiénes son los terroristas?

EDITORIAL


¿Quiénes son los terroristas?

La Crónica de Chihuahua
Marzo de 2015, 18:52 pm

El Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha exhibido pruebas de que el fallido intento de golpe de Estado del 12 de febrero fue promovido por el imperialismo norteamericano; este nuevo ataque es otro ejemplo de los actos de violencia realizados en América Latina contra los países que no aceptan la injerencia del imperialismo. Desde la época del presidente Hugo Chávez, en Venezuela los recursos naturales benefician a la mayoría de la población, el Estado se preocupa por el bienestar y la felicidad de los ciudadanos, los ingresos por la venta del petróleo se destinan a obras de beneficio social, a elevar el nivel de vida de los sectores de más bajos ingresos e, incluso, se apoya con este recurso a los pobres de otros países, entre ellos Estados Unidos (EE. UU.). A la muerte de Hugo Chávez, la voluntad del pueblo venezolano fue dar continuidad a este proyecto eligiendo un Presidente que continuara la obra del Comandante. Para el imperialismo, una política semejante ha sido siempre el más terrible e imperdonable de los crímenes y las medidas en contra de la Revolución Bolivariana arreciaron hasta llegar, a mediados de febrero, a la intervención descarada mediante el financiamiento de grupos golpistas, que fueron descubiertos y desarticulados por el presidente Maduro con el apoyo de su pueblo. Al desactivar la sedición se pudo probar la autoría imperialista que ahora niega su participación y acusa a Venezuela de inventar cargos y divulgar mentiras contra EE. UU.

Esta Historia no es nueva; el fracasado intento golpista no es más que el propósito demente de sembrar el terror en aquel país con el fin de derrocar a su Gobierno; es el mismo propósito de los bombardeos en Afganistán, Irak y otros países de Medio Oriente; el mismo que tuvo la fallida invasión a Cuba y los múltiples actos terroristas e intentos de asesinar a sus principales dirigentes. No es el primer golpe de Estado que el imperialismo orquesta en el mundo; toda la experiencia de acoso, intrigas, espionaje e intervención militar que desplegó durante décadas en contra de Cuba la está aplicando hoy en Venezuela. El destino de los pueblos que luchan por un desarrollo independiente, la mejoría económica y la libertad parece ser el acoso y los intentos golpistas promovidos por el imperio.

Paradójicamente, hace días que el ala más conservadora del Gobierno norteamericano aconseja a Barack Obama rechazar la exigencia de Cuba de ser borrada de la lista de países que patrocinan el terrorismo en el mundo; Cuba ha puesto esta condición para reanudar relaciones diplomáticas con EE. UU., petición evidentemente justa: no es Cuba quien ha sembrado el terror invadiendo y masacrando a millones de víctimas inocentes en todo el mundo; no es quien ha armado su brazo israelí contra Palestina; no es quien persigue rabiosamente a naciones enteras con pretextos religiosos; ni propaga la islamofobia ni comete actos de provocación como el ataque a Charlie Hebdo, que sirvió de pretexto para que el imperialismo europeo se desbordara contra todo aquel que profese el Islam. El mundo ya sabe quiénes son los verdaderos responsables de tanto horror.

Cuando un Gobierno lucha por su pueblo es atacado por los que se dicen democráticos; si un país apoya con sus recursos naturales y sociales a los países pobres o asolados por epidemias y desastres naturales, su recompensa es la preparación de un golpe de Estado o que se le catalogue como país terrorista por los mismos impulsores del terror que así justifican una futura intervención militar. Una vez más el imperialismo señala a los “terroristas” como aquel ladrón del cuento que, para desviar de sí la atención del público, clamaba a voz en cuello: ¡Al ladrón, al ladrón!