Presupuesto Base Cero, nueva estrategia para la desigualdad

**REPORTAJE ESPECIAL/ La Crónica de Chihuahua


Presupuesto Base Cero, nueva estrategia para la desigualdad

La Crónica de Chihuahua
Agosto de 2015, 09:30 am

/facebook @twitterFernando Castro

Se suele decir “borrón y cuenta nueva” cuando se quiere volver a empezar todo; así el Gobierno federal planeará su gasto público de 2016, que se aplicará con base en un sistema de evaluación en el que cada uno de los programas partirá de cero, de su necesidad y su compatibilidad con otros renglones a fin de buscar su fusión o desaparición.

En el Presupuesto Base Cero (PBC) se olvida el pasado y se aspira a que cada uno de los proyectos de gasto se sustente en lo mínimo necesario para realizarlo y para que los recursos aplicados logren una mayor efectividad en los términos más óptimos con respecto al futuro. En función de este objetivo, el PBC es considerado una herramienta técnica presupuestal con la que se ponderan partidas y programas a partir de su eficacia.

Acerca del PBC Alicia Bárcena, titular de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), comentó que su implementación se lleva a cabo en todos los países del área y que en México será de mucha utilidad a la vista de los nuevos problemas que éste enfrenta.

La especialista dijo que los temas más importantes a dilucidar en el país son la estructura del gasto y la definición de los rubros que se van a ajustar. Es decir, las autoridades gubernamentales van a tener que hacer “un ejercicio de ajuste selectivo e inteligente”, pues tendrán que revisar “cada sector en su valor propio” y evaluar el impacto que los ajustes tendrán en la economía, pues los mismos no podrán ser inerciales o parejos porque ello resultaría “terrible”.

“Un presupuesto de base cero quiere decir que no voy a seguir con la inercia del pasado y voy a hacer un análisis de cada sector, una ponderación con lo que a México le hace falta para aumentar la productividad”, abundó Bárcena.
En este mismo contexto, la presidenta de la Cepal explicó que de acuerdo con su proyección –conocida el miércoles 5– México crecerá este año un 2.4 por ciento, más que el promedio de la región (0.5 por ciento), “lo cual es un indicador positivo. Mejoraron los indicadores de confianza de los consumidores y existe una política monetaria contracíclica.

”Sin duda, el repunte de Estados Unidos para México es fundamental porque eso significa que habrá mayor comercio. Hay mucha integración entre México, Estados Unidos y Canadá, incluso más de lo que uno pudiera esperar”, comentó.
Resaltó que la caída del precio internacional del petróleo produjo “una reducción muy importante de los ingresos tributarios, que en el caso de México fue del orden del 44 por ciento, una caída muy fuerte e importante”.

Sin embargo, esta reducción se compensó “con otras fuentes, como los ingresos por el impuesto sobre la renta (ISR), que aumentaron un 25 por ciento” en el primer trimestre de este año respecto a igual periodo de 2014.

Cero combate a la pobreza

Al respecto, el presidente de la Comisión de Desarrollo Social de la Cámara de Diputados, Alejandro Montano Guzmán, dijo que durante la próxima Legislatura deberán evaluarse las cifras que dio a conocer en su último informe el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) sobre los niveles de pobreza para así llevar a cabo el PBC.

Con los datos de la llamada Ley Coneval podrá aplicarse el gasto en los programas sociales que atienden a la población con necesidades más urgentes, pues hay dos millones más de pobres que hace un par de años, la población en pobreza pasó de 53.3 millones de mexicanos en 2012 a 55.3 millones en 2014, lo que representa el 46.2 por ciento del total nacional, de los que casi el 90 por ciento recibe o está beneficiado por algún programa social que implementó el Gobierno federal, llámese Cruzada Nacional Contra el Hambre, Vivir Mejor o Diconsa.

Aunque este mismo organismo señala que la pobreza extrema (los habitantes que no tienen recursos ni para alimentarse) disminuyó durante el mismo periodo, al pasar de 11.5 millones de personas en 2012 a 11.4 millones en 2014, es decir, el 9.5 por ciento de los mexicanos vive en situación de precariedad extrema, la realidad sigue gritando que existe hambre, insalubridad y rezago educativo.

Si se tomara en cuenta lo primero, sigue siendo un número muy grande, pues significaría que en los últimos dos años sólo 100 mil ciudadanos, equivalente a llenar una vez el Estadio Azteca, salieron de esa condición precaria. Dicho sea de paso, el mismo Gobierno ha informado que sólo en 2013 se destinaron 850.4 mil millones de pesos para atender la pobreza, comparado con el número de pobres en ese año, 53.3 millones, esto representaría que a cada mexicano en situación de pobreza o pobreza extrema le habrían tocado en promedio 15 mil 954 pesos, ya sea en programas sociales o retribuciones del Gobierno.

Montano Guzmán anunció que de forma paulatina empezarán a eliminarse programas que se limitan al asistencialismo, para dar paso a proyectos de inversión que ayuden a los beneficiarios a producir sus propios recursos económicos y materiales.

Informó que en 2016 los programas que implementa Prospera buscarán que cada beneficiario tenga actividades propias para incrementar sus ingresos a través de huertos en sus propiedades. Destacó la importancia de tener un organismo autónomo como el Coneval, que pueda dar a conocer la información necesaria para crear políticas públicas que ayuden a disminuir los parámetros de pobreza.

“Lo relevante es que ahora contamos con cifras para saber hacia dónde se debe avanzar. Es correcto que se requiere implementar más acciones. Sin embargo, se van notando las reformas aprobadas por el Congreso”, comentó. Montano Guzmán expuso que las entidades con bajos niveles educativos, o en las que hubo impedimentos para la adecuada impartición de clases, son las que presentaron índices más altos en el crecimiento de la pobreza.

Con respecto a los resultados de la medición de la pobreza 2014 revelados por el Coneval, indicó que no se pueden tolerar las acciones que afectan a los estudiantes y al desarrollo de las economías locales en diversos estados del país. Al respecto, Brasil Acosta Peña, doctor en Economía por El Colegio de México y con estancia en investigación en la Universidad de Princeton, explicó que primero habrá que reconocer que México está envuelto en una crisis internacional que afecta las finanzas locales, además de la fuga de capitales de nuestro país.

“Esto significa que el Gobierno recurre a medidas de austeridad para enfrentar lo que viene; sin embargo, basándonos en una visión fundamentalista del mercado y pensando en defender los intereses de las clases poderosas, lo que se va a hacer es de antemano injusto, por principio, citando el libro que escribió Enrique Peña Nieto, México la gran esperanza,¸ señala que el gasto socialestá mal distribuido, puesto que el 13 por ciento de éste se destina al 20 por ciento más rico, mientras que el 13 por ciento del gasto social está destinado al 20 por ciento más pobre. El presupuesto que viene, tiende a reducir en un 25 por ciento los programas sociales destinado a los más pobres”.

Profundización de las crisis

James J. Heckman, Premio Nobel de Economía en el año 2000, dictó una conferencia magistral en la Cámara de Diputados, invitado al “Congreso Internacional Aportaciones para el Presupuesto Base Cero” por el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas; en la plática, el economista afirmó: “en México prevalece la corrupción, los recursos se gastan de forma inversa, el crecimiento en todos los rubros es inequitativo, y hay una excesiva reglamentación en materia económica”.

En este mismo sentido, recomendó a los diputados y a los funcionarios públicos en general a “repensar las políticas públicas y priorizar en el Presupuesto los programas productivos que mantengan un retorno de recursos; una estrategia centrada en desarrollo humano. No pensar en el dinero sólo para reducir problemas, sino para prevenirlos”.

Las palabras del profesor de la Universidad de Chicago hacen énfasis en la falta de previsión de los problemas sociales en el proceso de formulación del presupuesto y en el impacto de los programas gubernamentales en la intervención temprana para combatir la pobreza desde la niñez, aunque reconoce que éstos son una mejor estrategia que dar “limosnas a los pobres”.

Los consejos del investigador premiado son atendibles. Incluso se han convertido en un lugar común en el debate público en México. Sin embargo, hay que señalar que problemas estructurales de la economía como la desigualdad social, la baja productividad y la informalidad no son solucionables con la adopción del PBC. Éste es sólo una técnica. Sólo eso. Este hecho lo destacó en el mismo acto Gonzalo Hernández Licona, secretario ejecutivo del Coneval, quien sugirió fijar objetivos concretos y medibles en el proceso de asignación del gasto para conocer el impacto de las políticas públicas. Con ello minimizó la discusión que se centra exclusivamente en la metodología.

Brasil Acosta explicó que “si se quiere mantener el modelo de la economía tal como lo sugiere el Fondo Monetario Internacional, como lo recomienda la economía moderna, eso nos va a llevar a crisis cada vez más profundas y lejos de mejorar la condición de la gente más necesitada, de los pobres, la situación se va a complicar.

Heckman, uno de los asesores de quienes van impulsar y elaborar la evaluación del PBC, es un fundamentalista de mercado y aunque tiene una tendencia hacia el neokeynesianismo –procura que el Estado ayude a la regulación de los mercados cuando éstos son imperfectos porque los monopolios predominan– finalmente buscará que las cosas continúen igual.

Pero lo que se requiere en el país, asegura Acosta Peña, es “un cambio de modelo económico y no paliativos, porque a Heckman le van a pagar un dineral y vamos a seguir igual si no se ven las cosas a fondo”. En un punto no muy lejano a la realidad, el Banco Mundial también muestra pocas esperanzas de que la economía mexicana crezca por lo menos en lo que resta del año, y bajo el argumento de que las nuevas reformas de carácter neoliberal tienen que estar de pie, señala que todo podría ir viento en popa.

Pues en su análisis general en cuanto a la economía mexicana explica que “el crecimiento económico presenta una modesta recuperación luego de dos años de debilidad cíclica, promediando un 1.4 por ciento y un 2.1 por ciento en 2013 y 2014, respectivamente, aun así por debajo del crecimiento potencial (del 2.5 por ciento).

El crecimiento estuvo encabezado por las exportaciones de manufactura, impulsadas en gran medida por el quinto año consecutivo de aumentos de dos dígitos en el sector automovilístico. La demanda doméstica no ha ido a la par, el consumo privado se ve lastrado por un bajo nivel de confianza del consumidor y escaso crecimiento salarial. La inversión privada últimamente exhibe mayor dinamismo, luego del bajo nivel mostrado en 2013.

Asimismo, la esperanza de la economía sigue a expensas de los estadounidenses. “Se espera que la actividad económica se acelere hasta 2017; el crecimiento del PIB se fortalecerá desde el 2.9 por ciento en 2015 hasta el 3.5 por ciento en 2017. El sólido crecimiento de Estados Unidos apuntalará un continuo y fuerte desempeño por parte de las exportaciones manufactureras que, se espera, derive en una recuperación gradual de la inversión y el consumo privados”, explica en su documento.

Foco rojo en el sector agropecuario

La Comisión de la Reforma Agraria de la Cámara de Diputados insistió en que la compactación de los programas agrarios en el PBC 2016 afectará al sector productivo más pobre y el que, por lo mismo, más apoyo requiere. “Ése será el mayor riesgo”, además del que puede derivarse de un mal diseño de proyectos.

Por su parte, la diputada y presidenta de dicho órgano legislativo, Socorro Ceseñas Chapa, explicó que la reducción prevista será de miles de millones de pesos y los proyectos que perderán más recursos son los que manejan las secretarías de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación y la de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, las cuales atienden al sector agropecuario, “el más pobre del país”.

Con esta perspectiva no se garantiza la atención a los problemas urgentes del campo, porque “nada más les cambian de nombre y se siguen utilizando para bienes netamente electorales”, dijo. Ceseñas Chapa aseguró que el PBC “no es la garantía ni la panacea” para resolver la problemática nacional.

Lo sería siempre y cuando se partiera de cero en todo, incluso en el gasto de los tres Poderes, y tener claras las prioridades que el Estado mexicano tiene que garantizar, como son los alimentos, la atención de la salud, educación, vivienda y generación de empleo. El PBC parece un cuento del mismo Gobierno cuando habla de que ahora “sí va a borrar todo y a comenzar de nuevo”, pero eso sólo podrá constatarse con los años cuando la pobreza aumente o disminuya exponencialmente.