Presencia de glifosato en miel, carnes, lácteos, cervezas, vinos

**Hay lugares en Europa en los que ya se avanzó respecto a este tema, “en algunas zonas de Italia el uso de agrotóxicos está prohibido, al igual que en Francia. Australia también comenzó a regular la utilización de los agrotóxicos”.


Presencia de glifosato en miel, carnes, lácteos, cervezas, vinos

La Crónica de Chihuahua
Marzo de 2018, 20:47 pm

Luciano Costabel/ Rodrigo Guerra
AFP

Uruguay.- Según un informe de la Sociedad Apícola del Uruguay presentado ante la Comisión de Salud del Poder Legislativo, “prácticamente todos los alimentos que ingiere la población con una dieta occidental contienen residuos de glifosato (miel, carnes de aves y mamíferos, lácteos, cervezas, vinos, alimentos derivados de los cultivos tratados con glifosato, etc.)“. Y agrega que esta contaminación ha llegado incluso a los “alimentos orgánicos“.

El informe destaca que “a pesar de las advertencias realizadas por las gremiales de apicultores y otras organizaciones sociales, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) ha actuado en forma omisa y negligente en cuanto a la habilitación de registros de agrotóxicos“. Además informa que desde el MGAP se ha autorizado el uso de mezclas de herbicidas con insecticidas y fungicidas, pero que las agencias reguladoras, por el momento, no han requerido evaluaciones toxicológicos adicionales para cuantificar posibles efectos aditivos o sinérgicos de tales mezclas.

En este sentido, hay malestar por parte de la sociedad apícola porque “no se entiende cómo en nuestro país no existe una estrategia preventiva de los eventuales daños a la salud humana y no se visualice hasta dónde nuestro territorio puede soportar la carga de agroquímicos sin dañar inexorablemente la salud humana y ambiental“. Solo en los cultivos de soja se utilizan los herbicidas glifosato y atrazina, los insecticidas endosulfán, clorpirifós, cipermetrina e imidacloprid, y los funguicidas tiram y carbendazim.

La ausencia de políticas que prevengan la contaminación de los alimentos y una investigación sobre la forma en que ocurre el fenómeno, impide a los apicultores determinar la vía en que el glifosato termina en la miel. Hace un año se registraron casos de muerte de colmenas en Canelones, y en algunos se verificó la presencia en viñedos contiguos de fipronil, un hormiguicida especialmente nocivo para las abejas.

Riesgos toxicológicos en humanos

Se advierte también que las categorizaciones toxicológicas en los registro de agroquímicos son insuficiente cuando se busca informar a la población, ya que la clasificación se realiza principalmente en base a la toxicidad que se genera en estudios con animales. De esta manera se desconocen los riesgos toxicológicos en humanos en forma aguda, sub aguda y crónica, específicos de cada droga y de la modalidad de exposición. “Esto es omisión. Y no se advierte a la población sobre los riesgos a los que se expone“, asevera el informe de la Sociedad Apícola del Uruguay.

Por último, se señala que en 2014 Uruguay importó 14.749.808 kilos (casi 15.000 toneladas) de glifosato principio activo, y que los residuos generados por éste en los alimentos no se remueven por lavado ni se destruyen por cocción. Además, pueden permanecer estables por un año o más, aun si los alimentos son congelados, desecados o procesados. Informe internacionales indican que la exposición a bajas concentraciones de glifosato durante mucho tiempo provoca efectos como disminución del peso del cuerpo, mayor incidencia de cataratas y degeneración del cristalino y problemas hepáticos y renales. Una intoxicación aguda puede acarrear irritaciones dérmicas y oculares, náuseas y mareos, edema pulmonar, descenso de la presión sanguínea, reacciones alérgicas, dolor abdominal y/o pérdida masiva de líquido gastrointestinal.

El informe surgió después de que, en septiembre de 2016, se detectara en Alemania que las mieles exportadas desde Uruguay contenían residuos de glifosato por encima de las 50 partes por billón (ppb), límite permitido en aquel país. Eso repercutió en el sector, dado que la mayor parte de la miel uruguaya va a Estados Unidos y Europa, particularmente Alemania, que es el gran comprador de miel a nivel mundial. El mercado alemán significaba el 90% de las exportaciones de miel; ahora sólo representa el 15%.

Para Raúl Mastandrea, vocero de la Sociedad de Apicultores de Uruguay y docente del curso de apicultura, el sector está en un período crítico. “Hace tiempo que viene bajando la productividad y está bajando el número de apicultores. Además nos estamos quedando sin abejas y hay un problema de salud pública muy serio“, aseguró. Por este motivo, el vocero indicó que desde la gremial “se le exigen medidas al MGAP para controlar la contaminación con glifosato de la miel producida“.

“Con el advenimiento de la siembra directa hemos tenido un descenso de la producción. En el año 2000 se producía entre 30 y 50 kg de miel por colmena; ahora son unos 20 kg“, explicó. Los motivos que identificó son el monocultivo y el uso de plaguicidas y herbicidas, que obliga a los apicultores a mover sus colmenas. El vocero de la Sociedad de Apicultores describió el caso de Soriano: “Hasta la llegada de la soja se producía el 60% de la producción de miel del país y el departamento concentraba el 50% de los productores; pero ahora muchos de los apicultores ha empezado a mover sus colmenas del sur al norte, eso genera gastos adicionales y que las abejas se estresen, lo que hace que se enfermen más rápido“.

Mastandrea sostuvo que hasta el año pasado había unos 3400 apicultores, y que llegaron a ser 5000. Por otra parte,explicó que la apicultura enfrenta dos problemas: uno es el avance de los cultivos, que hace que muchos productores a los que se le mueren las abejas dejen la actividad; el otro es la dificultad del recambio generacional. También dijo que bajó la cantidad de apicultores pero sigue habiendo la misma cantidad de colmenas, “el que deja la actividad vende al que tiene más, entonces tenemos menor cantidad de productores con mayor cantidad de colmenas, que son los que pueden sostenerse“, afirmó. Actualmente en Uruguay hay unas 550.000 colmenas.

El vocero dijo que no se busca que se deje producir soja, sino que “hay que buscar la forma de minimizar los efectos nocivos y aumentar la productividad, darle el lugar que tiene a cada producción y la importancia que tiene para la economía“. Y afirmó que la apicultura es muy importante porque se considera que por cada dólar de miel producido, la abeja indirectamente ayuda a producir diez. “Las abejas son responsables de la reproducción del 80% de las cosas que nosotros consumimos, si no hay polinizadores no hay frutas“, sostuvo.

El docente manifestó que el MGAP se encuentra investigando las vías de ingreso por la cual la abeja se contamina, pero que todavía no se tiene una respuesta. Pero a nosotros “no nos importa de dónde ingresa, el tema es que ingresa. Todavía no está muy claro, es muy probable que entre por el agua, o que caiga del aire y que la abeja lo lleve“, sostuvo.

Aparentes episodios de colapsos de colonias -cuando las abejas abandonan las colmenas y desaparecen- denunciados por productores de Canelones, fueron estudiados por el Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable. Tales fenómenos, cuyas causas aun no han sido establecidas, afectan gravemente la producción de miel en Estados Unidos, pero en Uruguay aun no hay elementos como para confirmar su existencia. “Colapso de las colmenas en Uruguay no hay, sí hay pérdida de colmenas”, advirtió la bióloga Karina Antúnez a El País. Sin embargo aventuró una hipótesis. “Los agrotóxicos, los monocultivos, los pesticidas, ya están debilitando las colmenas, eso es seguro”.

Los especialistas no están en condiciones de determinar de qué manera afecta a las abejas la polinización de soja transgénica, pero estaría confirmado que en grandes plantaciones de una sola especie (eucalipto o soja) la abeja se ve afectada en su sistema inmune porque ingiere un único polen. Sí se sabe que los pesticidas las afectan directamente, en particular cuando se rocía un monte en zonas bajas.

“Ustedes tienen que dejar de envenenar”

Mastandrea reveló que por parte del Estado se le sugirió a los apicultores que se trasladen a zonas del país donde el uso de agrotóxicos es menor (en las costas, las sierras y en algunas tierras ganaderas). Pero explicó que los miembros de la gremial se niegan a moverse porque el traslado requiere un gasto económico que no pueden costear, y además genera un desequilibrio en la variabilidad botánica del lugar: “A mí me han dicho muchas veces, ‘ustedes se tienen que ir’, pero yo digo ‘no, ustedes tienen que dejar de envenenar’’’, manifestó.

“Una de las principales desventajas del negocio de la miel es que el producto es un commodity, lo que significa que no es posible fijar precios. Tampoco es posible exportar miel con valor agregado porque en Europa no la aceptan. Esto hace que el productor se enfrente a un “grave problema”, porque si quiere envasar la miel en Uruguay y venderla en otros países se va a encontrar con costos muy altos y competencia de las grandes cadenas“, indicó Mastandrea.

En la Comisión Honoraria de Desarrollo Apícola, creada por la ley 17.115 en junio de 1999, se designó recientemente una nueva integración directiva, lo que supone un poco de esperanza. según el vocero de la Sociedad Apícola. Desde principios de agosto la Comisión está presidida por el ingeniero Julio Pintos (ex intendente de Paysandú) que, según Mastandrea, “es un hombre con mucha experiencia porque fue productor apícola”. Por esta razón, desde la Sociedad Apícola se “tiene fe” en la gestión de Pintos, porque se puede ver que “está sinceramente preocupado por la situación”.

Por otra parte, cuando se le consultó sobre si se ha planteado la idea de regular la utilización de glifosato en las plantaciones, centrado principalmente en las de soja, Mastandrea aseguró lo siguiente: “La producción de soja es casi de tres mil millones de dólares, nosotros con suerte vendemos cuarenta millones de dólares. Desde el punto de vista del Estado y el Ministerio de Economía, no hay dudas de qué es lo más importante. Nosotros decimos que no se puede matar a la gallina de los huevos de oro, porque el día que tengamos un problema de quiebre del biosistema y en el balance ecológico, ya está, no hay vuelta atrás”.

El docente afirmó también que la Asociación no está en contra de la producción de soja, sino que su objetivo es que se minimicen los efectos nocivos del uso del glifosato. Dijo que hay lugares en Europa en los que ya se avanzó respecto a este tema, “en algunas zonas de Italia el uso de agrotóxicos está prohibido, al igual que en Francia. Australia también comenzó a regular la utilización de los agrotóxicos”.