De camiones incinerados, cuotas y otras cosas

**Crónicas de urbanos.


De camiones incinerados, cuotas y otras cosas

La Crónica de Chihuahua
Julio de 2011, 17:13 pm

Chihuahua, Chih.- ¿Y a qué hora te vas a cortar tú?
 “No, pues como a las siete, ya no voy a andar hasta las diez, y si quieren”. Así comenzó una plática cualquiera entre una pasajera y un chofer de autobús urbano.

Sin embargo, ésta no era una plática cualquiera, porque tan sólo unas horas antes, durante la tarde-noche del día anterior, los camioneros habían decidido cortar sus rutas y dejaron a miles de chihuahuenses a la deriva, sin transporte.

Todo había comenzado semanas atrás, cuando, los concesionarios de los autobuses habían comenzado a ser extorsionados. Amenazas, cobranzas, y después, la tragedia: un taxista y dos taxis fueron incinerados; después, 2 camiones fueron quemados.

Autoridades de seguridad de los tres niveles de gobierno y representantes de los concesionarios se reunieron hoy, y así se restableció el servicio de transporte.

Pero las preguntas siguen en el aire y radican, esencialmente, en que fuera de los acuerdos entre los dueños del transporte y los gobernantes, ¿Qué harían en la práctica los choferes?, ¿Qué sentían? ¿Por qué llegar al paro laboral?

“La cosa esta cabrona, el otro día a un compa lo bajaron del camión, le quitaron hasta los cigarros que traía en el tablero y le prendieron fuego al camión, ¿se imagina?, está cabrón”, dijo el joven chofer justo antes de lanzar un estruendoso bocinazo al aire que iba dirigido a otro camión de una ruta vecina. “Eso ahi nomás pa sentirnos unidos, pa que vean los compas que no andan solos” dijo echando un guiño por el retrovisor.

 Y ¿tienes miedo? ¿Te da miedo andar solo de noche? ¿O por qué cortarse a las siete?, ¿que no deben de andar jalando hasta las diez?

“Pues sí, pero no me voy a arriesgar, y no, no tengo miedo, si quieren el camión, ahi nomás me bajo y les digo que me dejen echarle una llamada a mi vieja, pa’ avisarle que llegó tarde a la casa”, comentó despreocupado, mientras le lanzaba un beso por el aire a una jovencita de pestañas lánguidas y curvas marcadas, que viajaba a su lado en el asiento preferencial.

“Como le digo, señorita, ahí nomas pa que se dé una idea, el otro día llegaron a los permisionarios, a pedir 100 mil pesos semanales, así que me tocaría dar de mil pesos semanales, ¿usted cree? Ni a mi vieja le doy eso, apenas le ando dando 200 semanales” comento ya más relajado y bromeando un poco, al tiempo que pedía que le pasaran un boli de melón y uno de uva para su novia.

Estas son las cuotas que les cobra el crimen a los trabajadores del volante, cuotas que están fuera del alcance de los choferes.

“Pues espero que todo se arregle, yo no más le digo, si no queríamos afectar a nadie, y nos daba rete harta lástima pensar en las señoras y las chavitas que tuvieron que irse solas... yo, porque tengo una ruta céntrica, pero algunos compas dicen que les tocan viajes donde se suben, niñitos solos, rete chiquitos, tarahumaritas, que van hasta Cerro Grande, y ya en la noche” dijo finalmente el joven chofer que freno precipitadamente y como es la costumbre de los camioneros de Chihuahua.

Ya terminado el viaje, el camión se alejaba por las calles de la colonia, destilando humo negrísimo y frenando en cada parada. Atrás quedó el camionero, su novia, los 32 pasajeros que abordaron el autobús durante el trayecto de la reportera, y los nombres de los hijos, las novias y esposas de los choferes que penden de los espejos en forma de calcomanías vistosas al lado de la imagen de la morenita del Tepeyac y de Jesucristo, únicos seres en los que confían los choferes y su pasaje para llegar sanos y salvos a casa y poder ver de nuevo a su familia y sentarse a la mesa a compartir una vez más.