Periferia, invadida por basureros clandestinos

**Todo el paisaje suburbano está marcado por cientos, quizás miles, de basureros clandestinos. (FOTO: LA CRÓNICA DE CHIHUAHUA. El basurero más alto de la ciudad)


Periferia, invadida por basureros clandestinos

La Crónica de Chihuahua
Mayo de 2012, 14:58 pm

Chihuahua, Chih.- La basura que todo lo invade, que todo lo llena, es uno de los problemas que se presentan de manera masiva en las colonias más periféricas, en las zonas de granjas y en los baldíos, en los arroyos y los ríos, los barrancos y llanos.

Para muestra, aquí está el basurero más alto de la ciudad, a unos pasos del río Sacramento, justo en la subida del camino hacia Aldama. Debe saber el lector, que donde termina la calle Monte Albán, hay un cruce del río, y aquí inicia una carreterita que sube la Sierra de Nombre de Dios y se conecta con la carretera a Aldama. Es uno de los caminos más bonitos de la ciudad, pero a cada paso, los tiradores clandestinos de basura, han hecho decenas de basureros.

Éste de la subida es uno, pero a todo lo largo de la periferia hay otros más.

Todo el paisaje suburbano está marcado por cientos, quizás miles, de basureros clandestinos en los que se pueden encontrar desde papeles del excusado, hasta perros muertos.

¿Cómo documentar ésta, tan poco higiénica situación? En esos múltiples basureros, basureritos y basurerotes, junto a los perros muertos se encuentran cúmulos de escombro revuelto con basura propia de las actividades de la construcción. Hay aquí, además, basura, mucha basura doméstica: zapatos retorcidos, zapatillas sin tacón, botas sin suela; cientos, miles de recipientes de plástico de todos tipos, tamaños, capacidades y usos; colchas rotas y decoloradas a medio podrir; ropa hecha jirones, colchones despanzurrados; ramas de la última poda; bolsas de plástico negras, blancas y anaranjadas llenas de basura misteriosa; botes con pintura seca, sillas rotas, sin patas, sin tapiz, sillones vueltos patas arriba; tinas de lavadora rotas; televisores sin pantalla o con pantalla estrellada, televisores con los "intestinos" de fuera, pantallas de televisión sin televisión; tenis de plástico, de cuero enroscados por el sol; toallas desechas de las que no se creería, viéndolas en su actual estado de piltrafas, que algún día pudieran haber secado pieles limpias recién salidas del baño; borra de algodón del relleno de los colchones, esparcida por todo el terreno, arrastrada por el agua de lluvia, impregnada de polvo y confundida con la tierra gris-parda; cajas de cartón enteras, rotas, retorcidas, aplanadas, enrolladas; juguetes de niños gastados hasta la peor inservibilidad y hasta dejarlos irreconocibles: muñecas sin cabeza, cabezas solas, pelotas hechas trizas; cajas de madera, y, en fin, todas las porquerías imaginables producto de la actividad humana, esparcidas por kilómetros a la vera de cada camino.