Perdimos una generación…y vamos en camino a perder otra

**Entre los años 2011 a 2014 hubo 10 mil 702 víctimas de homicidio. Es decir, que en los últimos siete años, perdimos a 19 mil 710 personas, la mayoría de ellas jóvenes, a causa de la violencia.


Perdimos una generación…y vamos en camino a perder otra

La Crónica de Chihuahua
Marzo de 2015, 11:30 am

Por: Alejandro Salmón Aguilera/ ahoramismo.mx

Lo advertimos en este espacio desde finales del 2010: la violencia que se había recrudecido desde el inicio de las operaciones coordinadas contra el crimen organizado tendrían un impacto de largo alcance, pues habían acabado con prácticamente una generación de jóvenes que nacieron poco antes del nuevo siglo.

El informe sobre el Índice de Desarrollo Humano (IDH) de la ONU nos dio la razón, y la han ratificado diversos actores de la actual administración, quienes no dudan en atribuirle a la violencia de los años 2008 al 2012 el hecho de que Chihuahua haya caído cuatro lugares en el ranking de desarrollo entre las 32 entidades del país.

Lo dijimos y no por eso es motivo de celebración: aquella ola de violencia acabó con una generación, y no sólo por las 8 mil a 9 mil víctimas de homicidio registradas en el estado de Chihuahua entre los años 2008 a 2010, sino por la otra parte de la población que los cometió.

De acuerdo con la información oficial que generaban las dependencias relacionadas con la persecución del delito y la procuración de justicia, la mayoría de los presuntos homicidas detenidos en ese período eran personas jóvenes, cuyas edades iban desde los 14 y hasta los 40 años, en su inmensa mayoría.

Es decir, que por una parte perdimos a una masa de gente joven como víctimas de homicidio, y a otra de dimensiones alarmantes de personas que cometieron esos crímenes. A esos homicidas también los perdimos, pues están en prisión, andan prófugos o ya se sumaron a la larga lista de víctimas o desaparecidos.

Una parte de renovación demográfica del estado nacida a finales de los años 80as se perdió en esos años de operaciones coordinadas y guerra entre bandas, pero el daño no terminó ahí.

Después del 2010 continuó la ola violenta, según las cifras oficiales en las cuales nos hemos basado para sostener que el problema sigue ahí y no ha dejado de causar daño.

Entre los años 2011 a 2014 hubo 10,702 víctimas de homicidio, según cifras del INEGI, las cuales provienen de los órganos de procuración de justicia de los estados. Es decir, que en los últimos siete años, perdimos a 19,710 personas, la mayoría de ellas jóvenes, a causa de la violencia. Y eso que no sumamos a los desaparecidos, porque no existe un registro oficial en los anales de la Fiscalía General del Estado.

El daño social está hecho pero no se ha detenido. Los 1,289 asesinados del año pasado nos recuerdan que la violencia sigue ahí, acechante, lista para echar por tierra todos los esfuerzos para mejorar la calidad de vida de los habitantes de este estado. Cerrar los ojos ante ese fenómeno sólo nos llevará a continuar en los últimos lugares, ya no sólo del país, sino de América Latina.