Peña Nieto en Guachochi, sin placas qué develar

**No hay obras qué inaugurar ni banderazos de salida a maquinarias que inician alguna construcción.


Peña Nieto en Guachochi, sin placas qué develar

La Crónica de Chihuahua
Junio de 2014, 12:55 pm

Por: Alejandro Salmón Aguilera

Antaño, las visitas presidenciales solían ir acompañadas de la colocación de una primera piedra, la develación de un monumento o, muy importante, de alguna placa alusiva a la puesta en servicio de una obra pública o de un programa del gobierno en turno.

En el caso de la visita del presidente Enrique Peña Nieto a Guachochi, Chihuahua, no se contempla ninguno de los supuestos antes mencionados, pues no hay obras qué inaugurar ni banderazos de salida a maquinarias que inician alguna construcción.

¿Qué marca podría, en dado caso, colocar el presidente Peña Nieto en Guachochi?

Tal vez podría colocar una donde diga que, de acuerdo con el reciente reporte de la ONU sobre el Índice de Desarrollo Humano, es uno de los municipios más rezagados del país en materia de salud.

También destacaría el hecho de que es uno de los municipios donde casi la mitad de su población padece pobreza extrema de alimentación, con un 45.41 por ciento, según cifras del mismo Programa Nacional contra el Hambre.

Acaso se coloque una placa donde diga que es uno de los municipios con mayor porcentaje de población indígena, dispersa y difícil de atender, como suele suceder en las zonas montañosas.

Tal vez lo que menos quisieran las autoridades mexicanas es ver una realidad que nos encaran las mismas cifras oficiales, y es que Guachochi es una de las zonas más violentas del mundo.

Si entrase en la clasificación que hace el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, Guachochi aparecería en el quinto lugar mundial, con una tasa de homicidios de 81.9 por cada 100 mil habitantes.

A esta hora, no sabemos bien a bien qué se va a anunciar en Guachochi. Se ha dicho que habrá una evaluación del programa “Cruzada contra el hambre”, pero no nos dijeron cuáles son los parámetros para medir su cumplimiento de metas.

Seguramente, hoy habrá profusión de cifras, datos, comparativos, etc pero no un ejercicio autocrítico sobre la situación en la que se encuentran casi todas las zonas indígenas del país, particularmente Guachochi. ¡Qué bueno fuera que el discurso que se pronuncie hoy se apegue a una realidad: que el indígena aún padece hambre de todo tipo!.

Esperemos que algún día venga un presidente a poner la placa donde diga que Guachochi redujo sus indicadores de pobreza a niveles ínfimos, que su tasa de homicidios bajó al menos al mismo nivel del promedio nacional, y que su población indígena goza de pleno respeto a sus derechos, modos y costumbres.

Buenos deseos. Otra vez será.