Peligrosa normalización de la muerte en México

REPORTAJE ESPECIAL/ La Crónica de Chihuahua


Peligrosa normalización de la muerte en México

La Crónica de Chihuahua
Noviembre de 2015, 20:30 pm

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Martín Morales

A propósito de la muerte tan recordada en esta época del año, en México parece estar dándose una peligrosa transformación cultural que va del humor negro de las catrinas de José Guadalupe Posada, a la normalización de la muerte como producto cotidiano de los actos violentos de la delincuencia y los abusos del Estado y las grandes empresas, por ejemplo las agroalimentarias que con sus mercancías difunden la diabetes, la hipertensión y el cáncer.

Un ejemplo a la mano de la nueva o moderna adaptación del mexicano a la muerte se evidencia en la desaparición forzada del señor Manuel Serrano Vallejo, un humilde vendedor de periódicos e indefenso adulto mayor que hace dos años fue víctima de secuestro y asesinato, de cuya ejecución y móvil las autoridades locales del Estado de México y las federales no han integrado una versión judicial coherente y satisfactoria.

Todo parece indicar que los mayores delitos de don Manuel fueron ser pobre y padre de la diputada federal y luchadora social Maricela Serrano Hernández, y que el silencio sepulcral que se guarda en torno al paradero final de su cuerpo tiene como objetivo tanto ocultar al autor intelectual de su desaparición física como a sus protectores, quienes se hayan habilitados en la estructura del poder político.

Una desaparición similar a la de don Manuel Serrano la han sufrido por lo menos 26 mil personas más, de quienes de 2006 a la fecha se desconoce el paradero.

Según datos oficiales, entre enero y septiembre de 2015 se han registrado 24 mil 505 homicidios en México, por lo que especialistas en seguridad pública estiman que al finalizar el año se llegará a los 32 mil asesinatos registrados en 2014; y cálculos no oficiales indican que a la mitad de este sexenio se han registrado por lo menos 60 mil muertos en condiciones violentas, por lo que se prevé que en 2018, al finalizar el mandato de Enrique Peña Nieto, la cifra total podría superar los 100 mil que se estimaron al terminar el sexenio de Felipe Calderón (2006-2012).

Carlos Ventura, coordinador de Educación y Promoción del Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria, en conversación con Buzos, señaló: “se está dando una peligrosa situación de normalización de la muerte que debemos combatir; hay una normalización de las desapariciones forzadas, de los asesinatos, de los feminicidios, de los homicidios, de las ejecuciones extrajudiciales, que no son propiamente algo normal porque todos los seres humanos somos finitos, pero se entendería que el trabajo por los derechos de las personas haría que cuando llegue ese momento de dejar la presencia en esta vida, sea por una cuestión natural y no por una situación intencionada por parte de agentes externos que arrebaten la vida a las personas”.

“Lo que debemos combatir es la normalización del espectáculo de la violencia, de la cultura del miedo, del terror, donde las personas, las comunidades, cada día se ven con más temor de perder la vida. También vemos que es algo de todos los días; los asesinatos, feminicidios, homicidios, ejecuciones, se dan de manera casi cotidiana; entonces, el cuestionamiento sería hacia las instituciones del Estado; con una persona que perdiera la vida de una manera arbitraria, de manera violenta, sería suficiente motivo para identificar que no estamos funcionando como sociedad y que el Estado no está cumpliendo con sus obligaciones”, destacó.

En cuanto a periodistas, el más reciente informe de la organización Reporteros sin Fronteras, señaló: “México es uno de los países más peligrosos del mundo para los periodistas; las amenazas y los asesinatos a manos del crimen organizado son cosa de todos los días. Este clima de miedo, junto con la impunidad que prevalece, genera autocensura, perjudicial para la libertad de información”. E indica: “en la última década han sido asesinados más de 80 periodistas y 17 han desaparecido. Asimismo, ciertos medios de comunicación frecuentemente son blanco de ataques armados y de amenazas, principalmente en el norte del país”.

Pero la violencia no es la única aliada de la muerte en México; en el deterioro ambiental y en la práctica del genocida modelo económico neoliberal, la parca ha encontrado dos cómplices naturales de su misión exterminadora por vía del consumo inducido de alimentos agrícolas genéticamente modificados e industrializados con grasas, sal y azúcar, que propician enfermedades letales para los mexicanos.

Normalización de la muerte

El promotor de derechos humanos Carlos Ventura expresó que la normalización de esta cultura de la muerte “es algo que puede revertirse sobre cualquiera de las personas que transitan o habitan en este país; en esos términos, cualquiera de nosotros es vulnerable a sufrir estos agravios, y eso es lo que nos tendría que preocupar de manera cotidiana, porque la cultura de la muerte no se nos vuelva algo común”.

El pasado 2 de mayo, un documento del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) reportó que México “sigue sufriendo altos índices de violencia debido a bandas criminales. En septiembre de 2014, tras el secuestro de 43 estudiantes en Iguala, Guerrero, los mil 800 policías municipales, muchos de los cuales estaban corrompidos por los narcotraficantes, fueron integrados en una fuerza nacional; una gendarmería originalmente planeada para conformarse con 40 mil hombres pero que en la práctica comenzó operaciones con sólo cinco mil efectivos. En todo caso, el Estado mexicano siguió dependiendo sobre todo de sus fuerzas armadas para combatir a pandillas criminales. La violencia en México sigue distribuida de manera irregular, con 70 por ciento de la incidencia de violencia concentrada en 10 estados ubicados en las principales rutas de tráfico de drogas hacia Estados Unidos”.

El 2 de julio de este año se reportó que México ubicaba como el segundo país más violento de América Latina, de acuerdo con datos del Índice de Paz Global 2015(IPG), que elabora el Instituto para la Economía y la Paz (IEP). De acuerdo con este informe, México pasó del sitio 138 al 144 en el renglón de violencia entre los 162 países donde se realizó la medición. Según este análisis, la ciudad más violenta de México es Acapulco, Guerrero.

Según el mismo estudio, que analiza y mide conflictos, indicadores de paz, sistemas de seguridad, militarización y mecanismos de protección a las sociedades, la “tasa de impunidad en homicidios” en México empeoró en 24 de las 32 entidades del país y reveló que los estados de Guerrero, Morelos y Chihuahua concentran el 89 por ciento de estos asesinatos.

Según el IPG, las causas del aumento de la violencia entre 2014 y 2015 han sido las operaciones del crimen organizado, pero también “la violencia política o la descomposición del tejido estatal”. Se indica que de 2007, cuando empezó a hacerse esta medición, la paz en México se ha deteriorado en un 24 por ciento, con base en la medición de las muertes en medio de “conflictos internos, conflictos internos combatidos y la percepción de delincuencia”.

El sociólogo Murilo Kuschick, investigador en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), comentó a este semanario que una consecuencia del temor que se ha generado con un ambiente de violencia e impunidad, en el que se percibe que la vida está en riesgo inminente, se expresó en Ajalpan, Puebla, donde el pasado 19 de octubre una muchedumbre linchó a José Abraham y Rey David Copado Molina, encuestadores de una agencia privada que realizaban un trabajo para el Instituto Nacional Electoral (INE), a quienes aparentemente confundieron con secuestradores.

“El miedo es un elemento fundamental para concitar acciones en contra de una violencia real o supuesta, y hace que la gente actúe con una violencia todavía mayor. Yo creo que ahí está un efecto con el que ciertas personas reaccionan, así como otras ponen alarmas en sus casas y otros contratan un servicio de vigilancia, por eso han proliferado las policías privadas. Socialmente las reacciones son diversas; factores como la formación académica, cultural, todo eso va a incidir en la manera en que las personas reaccionamos ante ese fenómeno”, explicó el especialista.

Las cifras de la muerte a la alza

En el informe Incidencia delictiva del fuero común de 2015 y 2014, elaborado por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), se indica que entre enero y septiembre de 2015 hubo más de 200 homicidios adicionales en promedio al mes, porcentaje superior en el siete por ciento al mismo periodo de 2014.

Si se toman los datos del periodo de enero a junio de 2015, cuando se reportaron ocho mil 144 homicidios dolosos, puede observarse que la incidencia se concentra en entidades como el Estado de México (Edomex), Guerrero, Chihuahua, Guanajuato, Sinaloa, Jalisco y Distrito Federal. En el periodo referido, Edomex había reportado mil 55 homicidios dolosos, que implica en términos redondos un ocho por ciento de aumento con respecto al mismo periodo de 2014, cuando fueron 977.

Entre enero y septiembre de 2015 se reportaron en el país 24 mil 505 homicidios, 12 mil 644 dolosos (acción con la voluntad de quitarle la vida a alguien) y 11 mil 861 culposos (acción en que el objetivo no es quitar la vida, pero que causa la muerte de alguien, o cuando ésta se provoca por imprudencia vial o negligencia médica). La mayoría de los homicidios dolosos se ejecutaron con arma de fuego.

La mayor cifra de homicidios dolosos se observó en agosto pasado con mil 563; es decir, 271 más que en el mismo mes de 2014, cuando hubo mil 292; le sigue septiembre con mil 475, esto es 225 más que en septiembre de 2014, cuando se reportaron mil 250. Estos números al alza permiten suponer que en diciembre podrían igualarse o superarse los 32 mil 631 homicidios que hubo en 2014, toda vez que van 24 mil 505 homicidios en nueve meses de 2015.

Si se observa por estados, el mayor número de estas muertes ocurrieron en Guerrero, lo que representa un aumento de 29 por ciento con respecto a los primeros nueve meses de 2014; es decir, en este año han sido asesinadas mil 484 personas entre enero y septiembre. Fue en esta entidad donde desaparecieron los 43 normalistas el 26 de septiembre de 2014, y donde se supone, se reforzó la seguridad con el apoyo de elementos federales.

Después de Guerrero, que ostenta una incidencia de homicidios de 41.3 por ciento calculado por cada 100 mil habitantes, siguen Sinaloa, con 24.29 por ciento, y Chihuahua, con 20.3 por ciento. Entre los datos significativos con respecto al incremento de homicidios, puede citarse el caso de Zacatecas, donde en el periodo enero-septiembre de 2014 se reportaron 78 homicidios, mientras en el mismo periodo de 2015 van 215. Otro caso es Colima, donde en los mismos periodos de 2014 y 2015 los homicidios pasaron de 83 a 112.

Causas de muerte más comunes

El pasado 19 de octubre, en el marco del Día de la Genómica del Cáncer, organizado por el Instituto Nacional de Medicina Genómica (Inmegen), se reportó que el cáncer es la causa número uno de muerte de niños entre los cinco y los 14 años de edad.

En contraste con la reciente reducción al impuesto a las bebidas azucaradas, aprobado para acotar el consumo de éstas y promover la salud, durante la Cumbre sobre el Refresco realizada en Washington los días 4 y 5 de junio de 2015, el cardiólogo y epidemiólogo Dariush Mozaffarian, especialista en Salud Pública de la Universidad de Harvard y rector de la Escuela Friedman de Políticas y Ciencias de Nutrición de la Universidad de Tufts, reveló que en México una de cada 10 muertes por diabetes, enfermedades cardiovasculares y obesidad, son consecuencia del alto consumo de bebidas azucaradas.

De un estudio realizado en 187 países, se encontró que México registra la mayor incidencia de muertes causadas por el consumo de bebidas azucaradas. De acuerdo con datos de la Alianza para la Salud Alimentaria, organización mexicana dedicada a divulgar los riesgos sanitarios por el consumo de este tipo de productos, en el país ocurren al menos 150 mil muertes al año causadas por la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, 80 mil y 70 mil respectivamente. A estas estadísticas se agrega el dato generado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef): de que después de Estados Unidos (EE. UU.), México es el segundo país en el mundo en destinar el mayor presupuesto sanitario para la atención de las enfermedades relacionadas con la obesidad y el sobrepeso –aproximadamente 80 mil millones– que en 2017 llegarán a 150 mil millones.

En un reporte publicado por el Instituto Nacional de Salud Pública, en el que se cita al doctor Mozaffarian, se indica: “en México, las bebidas azucaradas son responsables de más de 24 mil muertes cada año. Entre hombres y mujeres menores de 45 años, las bebidas azucaradas causan el 22 por ciento y el 33 por ciento, respectivamente, de todas las muertes relacionadas con diabetes, enfermedad cardiovascular y obesidad en el país. A nivel mundial, 184 mil muertes al año son atribuibles al consumo de bebidas azucaradas, lo que representa 1.2 por ciento de todas las muertes relacionadas con la diabetes, enfermedad cardiovascular y obesidad”.

El 19 de octubre pasado, en el marco del Día Internacional del Cáncer de Mama, la Agencia Internacional del Cáncer de la Organización Mundial de la Salud (OMS), reportó que 15 mexicanas mueren diariamente como consecuencia del cáncer de mama. En la campaña para concientizar a mujeres y hombres sobre los riesgos de padecer esta enfermedad, se resaltó la relevancia del diagnóstico oportuno, porque se puede detectar incluso en padecimientos asintomáticos, dado que 70 por ciento de los casos son diagnosticados en etapas avanzadas, cuando existe un mayor grado de riesgo, en tanto, en etapas tempranas el tratamiento tiene mayores posibilidades de éxito. Se indicó que el cáncer de mama tiene el primer lugar en incidencia mortal entre las mujeres.

De acuerdo con instituciones de salud y organizaciones no gubernamentales, las principales causas de muerte “natural” en México son: cardiopatía isquémica (padecimientos cardiacos), con poco más de 87 mil muertes al año; diabetes, 58 mil 500; enfermedades crónicas de riñón, 57 mil 600; accidentes cerebrovasculares 40 mil 700; enfermedad pulmonar obstructiva crónica 32 mil 400; accidentes de tránsito 24 mil; alzheimer, 23 mil 800; neumonía, 23 mil 600; violencia doméstica, 22 mil 200; cirrosis hepática 12 mil. A esta estadística pueden sumarse los 135 muertos causados por la influenza estacional en el fin de año de 2014. También procede agregar los suicidios, que configuran la segunda causa de muerte en jóvenes de entre 12 y 24 años de edad y es considerada la decimocuarta causa de muerte en el país.

Según los números tomados de informes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), entre el 2000 y 2013, el porcentaje de suicidios se incrementó de 3.5 a 4.9 por ciento por cada 100 mil habitantes. La tasa es mayor en 8.1 por ciento en hombres con 1.7 por ciento por cada 100 mil personas. Los estados con mayor incidencia, de manera descendente, son Aguascalientes, Quintana Roo y Campeche. Ahorcamiento, estrangulamiento y sofocación (asfixia) son métodos usados comúnmente, pero la incidencia del disparo de arma de fuego es mayor en el caso de los hombres y de envenenamiento en el de las mujeres.

De tal forma que si la vida todavía tiene un valor en México, el Estado a través del Gobierno federal debería asumir con mayor responsabilidad su tarea de protegerla y garantizarla a todos los mexicanos.