Peligran utilidades y todos los derechos de los trabajadores

**Reforma laboral: se las ingenian para destruir prestaciones y derechos, legalizar jornadas esclavizantes.


Peligran utilidades y todos los derechos de los trabajadores

La Crónica de Chihuahua
Mayo de 2011, 14:25 pm

Por Froilán Meza Rivera

¿No se está hablando ya de alargar la jornada laboral a 10 horas? Puede reirse de ello el lector, pero como van las tendencias en la economía y en la política, eso es posible, muy posible. Ese sueño de los patrones es posible, sí, gracias a la "nueva cultura laboral" que está siendo impuesta por patrones, gobierno y sindicatos.

Esas nuevas relaciones entre trabajo asalariado y capital aportan un significativo aumento a la capacidad productiva del trabajador, pero contribuyen al mismo tiempo a un paulatino desmerecimiento de sus condiciones laborales.

En el corto plazo, tenemos que en estos días en Chihuahua, como en todo el país, está en puerta la entrega de utilidades a los trabajadores por parte de las empresas, como lo marca la Ley Federal del Trabajo. El empleado, el obrero, las familias que dependen de uno o de más ingresos asalariados para vivir, ponen siempre algunas de sus esperanzas en estas fechas -finales de abril, principios de mayo-, porque la ley estipula que las empresas están obligadas a entregar el 8 por ciento de sus ganancias netas a sus trabajadores.

Es tiempo para que mucha gente haga realidad sus sueños de empezar a fincar su casita, o de adquirir un terreno, o dar el enganche de algún mueble. Para muchos, las utilidades simplemente servirán para dar un abono fuerte a sus deudas.

Sin embargo, ese derecho se verá disminuído en primer lugar, por la crisis que ha hecho cerrar a muchas empresas y, en segundo lugar, por la pérdida de combatividad de los sindicatos y por la defensa a toda costa, por parte de los gobiernos de todo signo político, de los intereses de los empresarios.

Esto se agudiza por el cierre de empresas como las maquiladoras, que en Chihuahua no tenían más raíz que la ganancia fácil que les estaba asegurada por la cercanía de la frontera y por la oferta de una mano de obra segura y barata.

Que no tenían ningún interés real en el desarrollo de la comunidad, ni en el empleo, ni mucho menos en morir junto con la comunidad a la que decían amar y hasta venerar, fue más que evidente. Simplemente cerraron cuando no pudieron asegurar la misma tasa de ganancias, o bien se mudaron a otro lado, donde podrán recuperar sus porcentajes de utilidades a costa de gastar menos, mucho menos, en salarios.

¿Cómo ha sido posible esto?

De manera independiente al mal estado de la economía, estamos viviendo un proceso de pérdida sustancial no sólo de percepciones económicas en el mundo laboral, sino de derechos y de fuerza laboral. Ya antes del 11 de septiembre del 2001 se denunciaba esto, o sea que no es un fenómeno nuevo, inédito, sino que ha estado madurando desde hace aproximadamente 20 años. Sólo que ningún gobierno se ha atrevido a asestar un golpe contundente, como lo sería la cancelación de los derechos fundamentales del obrero: El derecho de asociación en sindicatos libres, el derecho de huelga, las ocho horas diarias, un día de descanso por seis laborados, las vacaciones, el aguinaldo y el hipotético reparto del 8 por ciento del total de las utilidades netas de la empresa después de impuestos...

Estamos hablando de que lo anterior es el sueño de todo patrón, sueño que no tiene en cuenta para nada que en la sociedad existen otros intereses, como los de los trabajadores, igual de legítimos que los de los dueños del capital.

Pero callandito, suavecita la cosa, el sueño patronal ha ganado terreno.

La modificación paulatina y por partes del marco jurídico-laboral, que se ha estado haciendo de manera muy silenciosa, ha significado en la práctica la cancelación de prestaciones sociales y económicas para más del 80 por ciento de los trabajadores que se rigen por contratos de trabajo.

La gradualidad y el sigilo con que se han estado haciendo esos cambios a la Ley Federal del Trabajo (LFT) es lo que ha evitado una respuesta frontal y unificada del movimiento obrero, según lo considera la jefa del Area de Investigación del Estado y de los Movimientos Sociales de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Ana Alicia Solís de Alba.

A partir de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, se vive un intenso proceso de desregulación laboral que pretende llegar a su clímax con una reforma sustancial a la legislación en la materia.

De acuerdo a la investigadora citada, en un 80 por ciento de los aproximadamente 12 mil contratos colectivos de trabajo de jurisdicción federal se han aplicado modificaciones para compactar los puestos y ampliar funciones y jornadas de la planta laboral. Aparte, un gran número de trabajadores, en una proporción que crece cada día, está sujeto a la contratación temporal o a destajo y sin contar con absolutamente ninguna prestación social o económica.

Todo, todo parece contribuir a la certeza de que este 2011 será un año negro para los asalariados. Y los pronósticos se podrían ir inclusive más allá.