Pasó la ’troca’ de los ’linieros’ y se lo llevaron a vender mota

**Tenía 16 años cuando recibió la "oferta" de sicarios: iba a empaquetar droga a la sierra o simplemente sería baleado


Pasó la ’troca’ de los ’linieros’ y se lo llevaron a vender mota

La Crónica de Chihuahua
Febrero de 2016, 11:05 am

Es la historia de un joven de 16 años. Una historia que empezó aquí, en Cuauhtémoc, Chihuahua, municipio donde hay registrados 309 desaparecidos y que tiene la tasa más alta del país (de cualquier municipio, de cualquier estado) por cada cien mil habitantes (200 con tan solo 154 mil habitantes).

Era de madrugada. Estaba parado en una esquina. Esperaba que pasaran a recogerlo para llevarlo al trabajo en las huertas manzaneras, como hacen miles de jóvenes y menores de edad en Ciudad Cuauhtémoc y sus alrededores, este lugar reconocido por la calidad de sus manzanas y sus quesos menonitas.

Antes de que llegara el transporte de jornaleros a recogerlo, una camioneta con varios hombres se acercó a donde él esperaba. Era una de esas trocas que, sobre todo de noche, se ven en los barrios populares; de esas que ponen a temblar a cualquiera: tintados sus vidrios, lujosas algunas, 4x4 la mayoría, a veces con un diminuto pegote sellado en algún lado de la carrocería (la imagen de una calavera y un casco), se sabe que pertenecen a los linieros, la tropa del brazo armado del cártel de Juárez conocido como La Línea. O peor: sin calcomanía suelen ser de sus rivales del cártel de Sinaloa.

Lo abordaron sin preámbulos. Como a muchos otros plebes, le ofrecieron trabajo vendiendo drogas en la plaza. Lo de la "oferta" era un decir: con tono suave pero firme le ordenaron que vendiera la mercancía que le entregarían cada semana. Temerario, se negó a la plata. Ley narca, al joven no le quedaba más que recibir la quemazón de plomo que saldría de las armas largas que traían los sicarios, pero tuvo suerte: optaron por subirlo a la fuerza a la camioneta. En la troca, se daría cuenta después, ya iban otros dos levantados, pero del municipio vecino, de Guerrero.

Con su pisca, con sus cautivos, el grupo armado recorrió más de 500 kilómetros hasta la sierra de Sinaloa. El recorrido se realizó por etapas. Llegaron a su destino ya tarde, por la madrugada. Esa primera noche metieron a sus presas a una bodega y ahí las encerraron. Por la mañana sacaron a los jóvenes capturados a desayunar. Sin muchas palabras de por medio, los condujeron a otra bodega y ahí entendieron de qué se trataría su nueva existencia: los pusieron a empaquetar droga. Mariguana. Eran una veintena de esclavos, siempre custodiados por hombres armados.

A los que tenían... ideas, no les iba bien. Una mañana los empaquetadores fueron trepados a unas camionetas sin techo y los llevaron a trabajar a lugares de recolección. Al lado del campo de mariguana había una cruz aleccionadora: un hombre muerto, destrozado, había sido colgado en una cruz. Su cuerpo ya estaba descompuesto. Sin gritos, con eso tono sereno y congelante que a veces provoca más miedo que un grito, a él y los otros empaquetadores les dijeron: "Eso les pasa a los que se quieren ir...".

Así los tuvieron esclavizados un tiempo. Al joven de Cuauhtémoc le quedó claro ese día que nunca volvería a su tierra, a menos que sus captores así lo quisieran. O que tuviera mucha suerte. Y sí: un día iba con una célula armada a entregar droga empaquetada, pero se gestó una balacera con un grupo contrario. Tiró para el monte el joven de origen campesino. Tardó semanas, pero consiguió volver a Ciudad Cuauhtémoc. Luego se fue a la sierra chihuahuense, a esconderse con otra familia. De ese sitio volvió a salir para irse a un lugar más lejano de donde no ha vuelto a salir...

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"Yo voy hasta el primer lugar donde estaba escondido a entrevistarlo y me relata todo eso", cuenta Gabino Gómez, responsable de las personas desaparecidas en el Centro de Derechos Humanos de las Mujeres en Chihuahua, que representa legalmente 128 casos de familiares de desaparecidos en Cuauhtémoc, y que narró la historia.

—Son casos de trabajos forzados... —dice Gabino.

—De reclutamiento...

—Reclutamiento para trabajos forzados. Reclutamiento para llevárselos a los lugares de cultivo, de trasiego de droga.

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La Organización de las Naciones Unidas estimó el pasado 20 de enero que en México han desaparecido más de seis mil niños y adolescentes durante los últimos dos sexenios. La mayoría de estos casos, según la ONU, han sido perpetrados por elementos que pertenecen a grupos del narcotráfico.

Así se dio a conocer en el foro "Desapariciones en México. Una mirada desde los derechos humanos de la infancia", organizado en el Senado, en el cual participó el representante adjunto de la Oficina del Alto Comisionado, Jesús Peña Palacios, quien expuso que 30 por ciento de los desaparecidos entre 2006 y 2014 son menores de edad, de acuerdo con cifras del Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas.

Ese día fue Juan Martín Pérez García, director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en México, quien precisó que de los 23 mil casos de desaparecidos documentados en ese periodo, 6 mil 700 son menores de 18 años.
Milenio