Partiditos, los nuevo-ricos de la política, con el favor del PRI

Por: Alejandro Salmón Aguilera


Partiditos, los nuevo-ricos de la política, con el favor del PRI

La Crónica de Chihuahua
Octubre de 2013, 21:25 pm

Tal como lo habíamos advertido en este espacio, los resultados de la elección local pasada iban a producir dos o tres partidos “nuevo-ricos” que ni siquiera se despeinaron para convencer a la población mayor de edad que votara por sus programas de gobierno.
Una vez más, debemos decir que esas nuevas fortunas políticas que irán a dar a las arcas de partidos sectarios cuasi familiares -o netamente familiares- se lo debemos al PRI y a su forma dadivosa de entablar alianzas con organizaciones políticas cuya fuerza auténtica no les hubiera alcanzado para tanto.

El caso más llamativo y probablemente el que más moleste a un sector de la sociedad es el del Partido del Trabajo. Tal como lo informa este medio en su edición del viernes 18 de octubre, sus ingresos vía prerrogativas de ley pasaron de 7.1 millones de pesos al año, a 12.6 mdp que recibirá en el 2014, es decir, un incremento superior al 70 por ciento.

Al PVEM y al PNA tampoco les fue mal en su aventura coyuntural con el PRI: aumentaron sus ingresos en un 4.30% y un 8.40%, respectivamente.

Podríamos decir que el gran perdedor es el PRI, partido dadivoso a quien sus alianzas le costará perder más de 10 millones de pesos. Así, sumadas las cuentas, el tricolor es quien más pierde con esas leoninas alianzas pero no: el verdadero perdedor es el erario del estado, que deberá canalizar dinero público a partidos que están muy lejos de ser entidades de interés público.

La razón de ser del subsidio oficial a los partidos es de que éstos deben ser un instrumento de la sociedad para acceder al poder. Es decir, que todos los partidos políticos están ahí para que cualquier ciudadano intente alcanzar el legítimo objetivo de acceder a un cargo público de elección popular.

Sin embargo, nadie, ni el más iluso, puede creer que partidos como el PT o el PVEM están para abrir la puerta a la sociedad para llegar a cargos de gobierno, sean ejecutivos o de representación. Ahí están los resultados: el PT siempre postula en el primer lugar de la lista de candidaturas plurinominales a un miembro de la familia Aguilar. El PVEM está reservado para la dirigente estatal, María Ávila o para alguna de sus amistades. El PRD anda mas o menos por las mismas, aunque si bien no son familia consanguínea, sí es un grupo que ha acaparado al partido del Sol Azteca y no ha tenido el menor escrúpulo en hacer alianzas, incluso con el PRI, con tal de obtener cargos públicos.

En otras palabras, nos vamos a gastar 112 millones 828 mil 240 pesos en mantener a siete partidos políticos que no le sirven sino a familias o a grupúsculos que le cierran la puerta del poder a quien no pertenezca a su corriente o grupo.

Vistas así las cosas, es tiempo entonces de analizar la conveniencia de seguir con el subsidio a los partidos. Si no hay elecciones ¿a qué darles 112 millones de pesos? ¿en qué lo gastan, si a la hora de las elecciones exhiben las mismas fallas estructurales de hace años? Ese dinero podría servir para tener mejores gobiernos y esto, a su vez, motivaría más la participación política que los carteles espectaculares y los “spots” de candidatos.