’Nido del águila de fuego’: ¿Regalo extraterrestre o cráter volcánico a medio hacer?

El cráter fue descubierto por casualidad por el geólogo ruso Vadim Kolpakov cuando elaboraba un mapa geológico de la URSS.


’Nido del águila de fuego’: ¿Regalo extraterrestre o cráter volcánico a medio hacer?

La Crónica de Chihuahua
Septiembre de 2018, 19:44 pm

El cráter Patom, conocido popularmente como ’Nido del águila de fuego’, fue descubierto en Siberia en 1949, pero su origen sigue siendo un misterio para los científicos, escribe el periódico Komsomólskaya Pravda.

Se trata de una formación de rocas con una altura de 40 metros y una especie de cráter de 76 metros de diámetro. Los lugareños lo llaman ’Nido del águila de fuego’ por su forma inusual, ya que dentro del cráter hay una bola compuesta de rocas que recuerda el huevo de un ave.

El cráter fue descubierto por casualidad por el geólogo ruso Vadim Kolpakov cuando elaboraba un mapa geológico de la URSS. Tras intentar determinar su origen en vano, surgieron distintas hipótesis: desde que lo provocó la caída de un meteorito, hasta que se trata de una construcción militar secreta de la URSS, pasando por la intervención extraterrestre en alguna nave espacial.

Tras medio siglo sin expediciones a la zona por falta de financiación, una misión organizada en 2008 ayudó determinar la edad de misterioso objeto geológico. Al cortar y analizar muestras de los árboles más viejos que crecen encima del cráter, especialistas estimaron que tiene 500 años.

Entre dos científicos de la expedición surgió una polémica sobre origen del cráter: uno afirmaba que la depresión circular apareció tras la caída de un meteorito, y otro abogó por el origen volcánico de la formación, recuerda Komsomólskaya Pravda.

Según los últimos datos, difundidos por especialistas de San Petersburgo en 2010, las versiones sobre la caída de meteorito han sido descartadas, en favor de la hipótesis geológica, según la cual una erupción incompleta que empujo las rocas hasta la superficie. Sin embargo, no todos los científicos admiten el carácter concluyente de esta teoría.