Museo Rayénari, joya de la laguna de Bustillos

**Sorprendentes acciones de rescate de la cultura y de los tesoros arqueológicos y paleontológicos de la región de Anáhuac y la laguna de Bustillos.


Museo Rayénari, joya de la laguna de Bustillos

La Crónica de Chihuahua
Diciembre de 2010, 20:00 pm

Ejido Favela.- El museo Rayénari (“El Sol”, en idioma rarámuri), es una joya engarzada en la franja oriental de la Laguna de Bustillos, en el poblado de Favela, y es un ejemplo de lo que las pequeñas comunidades pueden hacer para preservar sus riquezas.

El ejido Favela —como recordará el lector—, saltó a la fama en el 2001 con el hallazgo de un esqueleto de mamut parcialmente descompuesto porque los huesos se encontraban remojados y se empezaron a desmoronar en cuanto les pegó el aire. A partir de ese diciembre del 2001, trascendió que muchos pobladores de esta localidad tenían una multitud de huesos en sus hogares, hallados muchos de ellos en sus propios domicilios. Sin embargo, por ignorancia y por falta de conciencia, trabajadores materialistas están echando a perder estos vestigios, porque una cantidad indefinida de piezas, principalmente huesos y colmillos de mamut, se van junto con la arena para construcción.

Había que hacer algo para rescatar los restos.

Y eso fue lo que hizo la pintora Elizabeth Dávila García, quien, súbitamente consciente de la riqueza histórica y paleontológica de la región, fundó con sus propios recursos el Museo Comunitario Rayénari de esta localidad.

¿Dónde está Favela? Es ésta una tranquila comunidad rural ubicada a 4 kilómetros y medio al Noreste de Colonia Anáhuac y dependiente de esta misma sección municipal de Anáhuac, en el municipio de Cuauhtémoc.

El hallazgo de los restos fosilizados de animales prehistóricos ha generado un inusitado interés en todo el estado por ver de cerca los huesos de mamuts, mientras que los habitantes del lugar han solicitado la intervención del Instituto Nacional de Antropología e Historia, para que inicien una investigación en dicha zona. Las solicitudes nunca han prosperado, y es ésta una de las razones de que los lugareños hayan tomado sus propias medidas, como la creación del Museo Comunitario Rayénari, donde se exhiben a los turistas varios de estos hallazgos.

Doña Elizabeth Dávila es la encargada de este esfuerzo por dar a conocer y conservar los vestigios de esta fauna prehistórica. Ella y su esposo, quien es cuauhtemense, se vinieron para acá huyendo de la descomposición social de Juárez, donde vivían, y acá encontraron trabajo y una casa.

El pequeño museo abarca toda la sala de la casa de Eliseo y Elizabeth, y de hecho, ella sacrificó su privacidad para tener ahí la exhibición. Su recámara, que está formada por una cama con pie y respaldo de hierro trabajado con detalles de latón, y por muebles antiguos también, está bellamente decorada con múltiples detalles de objetos que la pareja ha ido atesorando. De hecho, desde que el visitante entra a la misma cocina de la casa, lo reciben los trastes y vasijas que son parte de esta rica colección particular, en especial las vajillas y piezas sueltas de cerámica vidriada.

De hecho, además de los diferentes huesos, molares y colmillos de mamut y probablemente de otros ejemplares de la fauna de gigantes del periodo Pleistoceno, aquí se encuentran piezas y documentos de los tiempos de la Revolución Mexicana.

En un lugar especial de la sala, el curioso puede admirar dos colecciones de puntas de flecha, dardos y varios instrumentos de piedra que fueron manufacturados por los grupos humanos que vivían en estas tierras antes de la colonización europea.

Sin embargo, entre lo más destacable del Museo Rayénari, se cuentan los murales, que son de la propia autoría de doña Elizabeth Dávila, quien a pesar de que no cuenta con una formación artística académica, es una consumada pintora. La factura de sus obras es fácilmente diferenciable, por el gran colorido de sus creaciones, y esto se nota desde antes de entrar, porque la fachada, que es una muestra de gran belleza, fue pintada por ella misma.

Y qué decir del patio?

Acá afuera están de manera provisional en tanto no reciba el museo un esperado apoyo oficial para su ampliación, las colecciones de trastos de peltre, de lecheras decoradas con flores, los implementos agrícolas de hierro de principios del siglo XX y, entre otras muchas cosas igualmente admirables, la colección más grande de morteros, metates y molcajetes prehispánicos de toda la región.

¿Cómo llegas a Favela?

Desde Ciudad Cuauhtémoc se toma hacia el Este la carretera de 4 carriles que lleva a Colonia Anáhuac. En este poblado, que es de hecho la segunda ciudad del municipio, el visitante sigue de largo porque la carretera se convierte en la calle principal. Al salir de Anáhuac, se recorren 4 kilómetros y se dobla en el letrero que indica que a la izquierda están el Ejido Favela y el Museo Favela.
(Dic. 4, 2010)