Municipales se encargan de mujer histérica, en IMSS no la atendieron

La policía la trasladó hasta la Clínica Morelos donde se le negó la ayuda médica


Municipales se encargan de mujer histérica, en IMSS no la atendieron

La Crónica de Chihuahua
Junio de 2012, 15:07 pm

Chihuahua, Chih.- Una mujer que sufrió un crisis nerviosa, que llegó al punto de la histeria, fue recatada de sí misma, por elementos de la policía municipal que al hacer sus rondines se percataron de su grave estado, ya que ella misma se realizaba lesiones en el rostro y se arrancaba el cabello hasta sangrar.

Los polipreventivos a trasladaron de su domicilio en la colonia Veteranos hasta la clínica Morelos del IMSS para su atención médica, in embargo en el lugar se le negó la atención, pese a su estado, ya que no contaba con su carnet de citas, que la acreditará como derechohabiente.

Un par de enfermeras le proporcionaron un tranquilizante vía intravenoso y la mujer tuvo que esperar (en medio de la crisis nerviosa) a que su esposo llegará con el carnet, todo esto sentada a bordo de la unidad policiaca.

Sin embargo los médicos no se salvaron de la furia de los familiares de la mujer quienes comenzaron a discutir con ellos por su falta de profesionalismo.

Todos los médicos al recibirse realizan el juramento hipocrático, que es El juramento hipocrático es un juramento público que hacen los que se gradúan en medicina ante los otros médicos y ante la comunidad. Su contenido es de carácter ético, para orientar la práctica de su oficio, es también el juramento que se basa a partir de la responsabilidad del ser humano y conciencia de ella, en el que se comprometen a “Estableceré el régimen de los enfermos … evitando todo mal y toda injusticia”

Juramento hipocrático

Juro por Apolo, médico, por Esculapio, Higía y Panacea y pongo por testigos a todos los dioses y diosas, de que he de observar el siguiente juramento, que me obligo a cumplir en cuanto ofrezco, poniendo en tal empeño todas mis fuerzas y mi inteligencia. Tributaré a mi maestro de Medicina el mismo respeto que a los autores de mis días, partiré con ellos mi fortuna y los socorreré si lo necesitaren; trataré a sus hijos como a mis hermanos y si quieren aprender la ciencia, se la enseñaré desinteresadamente y sin ningún género de recompensa. Instruiré con preceptos, lecciones orales y demás modos de enseñanza a mis hijos, a los de mi maestro y a los discípulos que se me unan bajo el convenio y juramento que determine la ley médica, y a nadie más. Estableceré el régimen de los enfermos de la manera que les sea más provechosa según mis facultades y a mi entender, evitando todo mal y toda injusticia. No accederé a pretensiones que busquen la administración de venenos, ni sugeriré a nadie cosa semejante; me abstendré de aplicar a las mujeres pesarios abortivos. Pasaré mi vida y ejerceré mi profesión con inocencia y pureza. No ejecutaré la talla, dejando tal operación a los que se dedican a practicarla. En cualquier casa donde entre, no llevaré otro objetivo que el bien de los enfermos; me libraré de cometer voluntariamente faltas injuriosas o acciones corruptoras y evitaré sobre todo la seducción de mujeres u hombres, libres o esclavos. Guardaré secreto sobre lo que oiga y vea en la sociedad por razón de mi ejercicio y que no sea indispensable divulgar, sea o no del dominio de mi profesión, considerando como un deber el ser discreto en tales casos. Si observo con fidelidad este juramento, séame concedido gozar felizmente mi vida y mi profesión, honrado siempre entre los hombres; si lo quebranto y soy perjuro, caiga sobre mí la suerte contraria.