México, perspectiva económica 2015

Reportaje especial/ La Crónica de Chihuahua/ Concentración de la riqueza y deterioro social.


México, perspectiva económica 2015

La Crónica de Chihuahua
Julio de 2015, 22:30 pm

/facebook@twitterMartín Morales

Pasada la primera mitad de 2015, no obstante los pronósticos oficiales de un optimista futuro económico, la concentración de la riqueza en manos de un pequeño número de grandes empresarios es la causa, el factor determinante de la situación económica y social actual y muestra la perspectiva para el periodo inmediato (2016 -2018), que no puede ser otra, para la mayoría de los mexicanos, sino el crecimiento de la desigualdad y un mayor deterioro de su calidad de vida.

Acaparamiento de la riqueza por unos cuantos, descenso imparable del poder adquisitivo, desempleo y otros efectos de las crisis económicas de fines del siglo pasado y principios del presente; crecimiento económico anual inferior al esperado, son los rasgos generales de la situación económica nacional durante las dos últimas décadas y que privaron también en 2015. Todo esto provocó un deterioro de la calidad de vida principalmente para la clase trabajadora, tal como reportan las cifras oficiales. Pero los signos son todavía más desalentadores; los pronósticos oficiales de crecimiento del producto interno bruto (PIB) han venido variando constantemente a la baja, augurando un descenso de la producción o cierre de empresas con todas sus consecuencias sobre el empleo y el ingreso en el periodo inmediato.

El ingreso nacional ha sido golpeado por las contingencias del mercado internacional, como el abatimiento del precio del petróleo; la moneda nacional se derrumba aceleradamente ante su divisa, el dólar, conduciendo al país a la devaluación al alza de los precios y una nueva crisis. Todos estos fenómenos están presentes y no son asunto del futuro, aunque marcan el comienzo de una situación más grave, constituyen la perspectiva social que requerirá de una política férrea que no favorezca, como siempre, a unos cuantos.

Los acaparadores

En el estudio “Desigualdad Extrema en México, Concentración del Poder Económico y Político”, elaborado para la organización internacional Oxfam, (organización mundial de ayuda humanitaria de origen inglés, fundada en 1942 por académicos de Oxford), su autor, el economista Gerardo Esquivel, investigador de El Colegio de México, reseña la magnitud de la enorme disparidad que hoy existe en México: “el 10 por ciento de los habitantes del país concentra el 64.4 por ciento de la riqueza y tan sólo cuatro de los 16 magnates más “afortunados” –Carlos Slim Helú, Ricardo Salinas Pliego, Germán Larrea y Alberto Bailleres– concentran el nuevo por ciento del PIB. Estos personajes, según Esquivel, fueron beneficiarios de la privatización de empresas del Estado, enajenadas durante el sexenio del expresidente Carlos Salinas de Gortari (1988-1994): Slim se apropió de Telmex, Larrea de la minera Cananea, Salinas Pliego de Imevisión (hoy TV Azteca) y Bailleres de minas de plata.

Slim concentra hoy el seis por ciento del PIB y los otros tres empresarios acaparan el tres por ciento; así, la fortuna conjunta del póker de ases de la oligarquía mexicana representa el nueve por ciento del PIB nacional, según el análisis realizado para Oxfam, concluido en junio de este año.

Los porcentajes de la riqueza de los 16 magnates, con respecto al PIB, se calcularon con base en el valor de las participaciones accionarias de las empresas que controlan, en sus disposiciones monetarias y en el valor de sus edificios, residencias, vehículos y otros bienes patrimoniales. Sus ingresos representan el 21 por ciento de los totales en el país, es decir, ganan anualmente lo que el 20 por ciento de los 120 millones de mexicanos (porcentaje que equivale a lo que 24 millones de pobres perciben en ese mismo lapso).

En 1996 según la primera lista de millonarios publicada por la revista Forbes, había 15 mexicanos con fortunas superiores a los mil millones de dólares. Con base en los datos de 2014, figuran hoy 16 mexicanos en esa categoría, apenas uno más que hace casi dos décadas. Lo que sí ha cambiado y de manera muy significativa, es la importancia y magnitud de la riqueza de nuestros multimillonarios; Mientras que en 1996 las fortunas de esos 15 equivalían a 25 mil 600 millones de dólares, las de los 16 mexicanos más ricos en 2014 equivale a 142 mil 900 millones de dólares. ¿Qué implica lo anterior? Que entre 1996 y 2014 la fortuna promedio de cada miembro de ese selecto grupo de mexicanos pasó de mil 700 a ocho mil 900 millones de dólares”, señala el investigador.

Consuelo López Zuriaga, directora de Oxfam-México, dijo: “Vemos con preocupación la excesiva influencia de los poderes económicos privados en la política pública, y es alarmante observar la interferencia que esto implica para el ejercicio de los derechos ciudadanos. Por ejemplo, mientras que la riqueza de los multimillonarios mexicanos se multiplica por cinco, el 48 por ciento de las escuelas públicas carece de acceso a drenaje; el 31 por ciento carece de acceso a agua potable; el 12.8 por ciento no cuenta con baños o sanitarios; el 11.2 por ciento carece de acceso a agua potable”.

Como el capital no sigue otro patrón que no sea el de la acumulación sin límites de riqueza, sea cual sea la forma de lograrlo, al selecto grupo de mexicanos enriquecidos en los últimos dos decenios pudiera sumarse el narcotraficante Joaquín Guzmán Loera, alias El Chapo, quien en 2012 figuró en la lista de multimillonarios mexicanos de Forbes con una fortuna conservadoramente calculada en mil millones de dólares.

El Chapo Guzmán, cuyo nombre también figuró en las listas de Forbes en 2013, hizo su fortuna en poco más de un decenio tras su primera fuga carcelaria del penal de Puente Grande, en Tonalá, Jalisco, en 2001 y no sería descabellado suponer que con su cinematográfica fuga del penal del Altiplano la noche del sábado 11 de julio podrá ampliarla en el futuro.

Un país rico lleno de pobres

“La distribución del ingreso en México ha puesto al país al mismo nivel de Haití y de otros países mucho más atrasados; la impresión que yo tengo es que el país es rico, pero lleno de pobres; el problema no es la producción de riqueza, sino el reparto de la misma, absolutamente desfavorable; esto requiere un circulo virtuoso de crecimiento que vaya incluyendo a la población y no beneficie sólo a un segmento de la misma tan pequeño como estamos viendo”, indicó a este semanario el maestro Celso Garrido Noguera, del Grupo Interinstitucional de Investigación del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).

Garrido consideró también que el presupuesto “base cero” que actualmente elabora el Gobierno federal, el cual prevé recortes a más de 20 programas, entre ellos los de carácter social, representa una política restrictiva que también impactará negativamente a la población.

“Se va a introducir una lógica de restricción, eso es lo que está detrás de esto; políticas otra vez contraccionistas ya probadas por su fracaso. Le van a dar otro golpe a la economía, que solamente va a empeorar la situación. Esta manía de seguir modelos internacionales sin analizar la situación del país, es cada vez socialmente más costosa”, indicó el también profesor de maestría en Economía en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Azcapotzalco.

Por separado, el doctor Luis Reygadas Robles Gil, experto en antropología de la desigualdad, de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), consideró indispensable emprender al menos una redistribución por medios fiscales; esto es, mediante la aplicación de impuestos a la acumulación de capital y no solamente a la producción

Ambos especialistas consultados por buzos coincidieron en que la profundización de la desigualdad genera más polarización social y política y aumenta la desconfianza en los gobiernos lo cual, sumado a las continuas muestras de altos grados de corrupción y a la vinculación de políticos y empresarios, de ambos con el crimen organizado, “genera un descontento entre la población que ya se ha evidenciado en manifestaciones públicas, aunque hasta ahora han sido aisladas y de corta duración”, comentó el doctor Reygadas.

Crecimiento y reparto del PIB

A pesar del discurso político que intenta convencer a la gente de que “todo va bien y estará mejor”, las políticas económicas del país evidencian que el objetivo gubernamental es que el PIB se reparta entre unos cuantos y no genere bienestar para la mayoría de los mexicanos, pues de lo que se trata es que produzcan cada vez más y mejor y ganen lo mismo.

Este discurso economicista tiene como contenido la promesa de un supuesto despegue de México que al final beneficiará a todos, pero su fórmula consiste en aumentar la productividad, sin aumentar los ingresos de los trabajadores y sus familias; es decir, es la zanahoria con la que se engaña a la gente con la promesa de repartir mejor la riqueza.

De 2012 hasta la fecha los ingresos de la mayoría de la población han caído, de acuerdo con datos recientemente divulgados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Los cálculos de los propios organismos internacionales, custodios del capitalismo trasnacional en cualquiera de sus formas, han coincidido por otro lado en que la economía mexicana no crecerá en la medida de lo previsto por el Gobierno. Por ejemplo, el pasado 3 de junio la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) reportó en su edición del Panorama Mundial de 2015 que el crecimiento del PIB mexicano este año será del 2.9 por ciento, es decir, uno por ciento por debajo de su estimación inicial, al arranque del 2015, que fue de 3.9 por ciento.

Su cálculo anticipado de crecimiento para 2016 es del 3.5 por ciento, uno por ciento por abajo del 4.2 por ciento pronosticado a inicios del 2015. El rango de crecimiento esperado por los especialistas al servicio del Banco de México (Banxico) es del dos al tres por ciento y el de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público del 2.2 al 3.2 por ciento.

Calidad de vida en deterioro

Los indicadores sobre el deterioro de la calidad de vida de la mayoría de los mexicanos, elaborados por Inegi con datos actualizados al jueves 16 de julio, revelan que el ingreso promedio de la mayoría de los 31 millones de hogares de México se redujo en 3.5 por ciento, solamente entre 2012 y 2014; el promedio de ingresos fue de 39 mil 719 pesos por trimestre. Más aún; si se toman los datos del primer decil de la población, los más pobres obtuvieron solamente siete mil 716 pesos por trimestre.

De acuerdo con datos derivados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), levantada en 2014, en localidades rurales con menos de dos mil 500 habitantes, esta reducción de ingresos fue casi del doble, es decir, del 6.6 por ciento. El cálculo de los ingresos urbanos y rurales se hizo con base en el 79.6 por ciento de los componentes monetarios y el 20.4 por ciento de los no monetarios.

El consumo promedio de los hogares mexicanos se redujo en el 5.1 por ciento al pasar de 36 mil 438 pesos a 34 mil 583; el consumo de alimentos y bebidas fue del 34.1 por ciento y en el caso del decil más pobre la baja llegó al 50.7 por ciento en comparación con los deciles más altos, cuyo gasto representó solamente el 10 por ciento de sus ingresos. En educación los más pobres destinaron el 20.6 por ciento de sus ingresos y los menos pobres únicamente el 5.6 por ciento.

“Es casi una manía de los funcionarios públicos, presentar todo como maravilloso, aunque parezca lo contrario, que la gente no percibe los beneficios, pero ya los verán; es muy mala estrategia, porque la gente no es tonta y las personas perciben en el bolsillo si las cosas van bien o no; desafortunadamente estamos metidos otra vez en una especie de burbuja crediticia, simulando un consumo que va a ser muy peligroso para la población, porque esa burbuja puede explotar y vamos a tener por enésima vez un problema de cartera vencida, persecución de la pobre gente endeudada hasta las orejas para llegar a consumir un poco más; pero el fondo del asunto es que no han mejorado sustancialmente sus ingresos”, dijo a este semanario el maestro Celso Garrido Noguera, del Grupo Interinstitucional de Investigación del CLACSO.

Deslizamiento cambiario,
antes devaluación

Las perspectivas al corto plazo no son tan positivas como se plantean en el discurso político, que está muy alejado de la realidad. A la devaluación, que es desastrosa para el bienestar social, suele llamársele ahora atenuadamente como “deslizamiento de la paridad cambiaria dentro de una banda de flotación”, ya que así como el precio del dólar sube, también puede bajar. La realidad inocultable se evidencia en el hecho de diciembre de 2012 a la fecha los rangos han sido crecientes y no decrecientes.

Con base en datos del Banxico correspondientes a las operaciones de compra y venta de dólares en las entidades financieras privadas (bancos, casas de cambio, etc.) al inicio del actual sexenio el 1 de diciembre de 2012 al 2 de enero de 2013, el dólar costaba 12.74880 pesos; al 2 de enero de 2014 había saltado a 13.10110 pesos; por el resto del año se mantuvo en 13 pesos; el 2 de diciembre alcanzó 14.07 pesos y al finalizar 2014 llegó a 14.74 pesos.

El 2 de enero de 2015 inició con 14.82 pesos; el 30 de enero de 2015 casi alcanzó los 15 pesos, al ubicarse en 14.98850 y a partir del 9 de abril de 2015 superó los 15 pesos (15.05) y desde entonces el dólar no ha bajado su precio sino, por el contrario, ha escalado casi a los 16 pesos a partir del viernes 17 de julio, cuando se situó 15.91210 pesos.

Sin embargo, estos datos oficiales incluyen una paridad preferente para las entidades financieras, con la cual les queda espacio para descontar el costo de la operación de cambio y, por lo mismo, son conservadores. Por ejemplo, según datos de las operaciones comerciales con el público en general, ejecutadas en esa misma fecha, 17 de julio de 2015, el dólar operó en 16.06 pesos promedio y cerró en 16.14 pesos por unidad.

Un signo distintivo de las crisis económicas es la devaluación de la moneda, aunque sea un término en desuso. Entre los otros indicadores publicados anteriormente por buzos se anticipó un recrudecimiento de la devaluación y se indicó que el dólar tocaría muy pronto los 16 pesos por unidad estadounidense.

El doctor David Lozano Tovar, del Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Facultad de Economía de la UNAM, señaló que la paridad del peso podría alcanzar los 17 pesos por unidad. Por lo pronto, el dólar no solo tocó ya esos 16 pesos por unidad; el 5 de junio de 2015 la paridad superó al ubicarse en 16.06 pesos y el viernes 17 de julio arribó a los 16.14 pesos. Analistas oficiales calculaban que en el corto plazo la paridad peso dólar regresaría a un rango de entre 15.40 y 15.60 pesos por unidad.

Debe aclararse que las reservas internacionales mexicanas calculadas en dólares no están concentradas en efectivo y encerradas en fajos como si fueran lingotes de oro en oscuras bóvedas. En realidad son números electrónicos que cuentan el respaldo financiero de la Reserva Federal de Estados Unidos (EE. UU.), funciona como banco central de ese país, pero que en la práctica opera como una empresa bancaria privada cuyo poder radica en la posesión del copyrigth, es decir, los derechos reservados para imprimir tantos dólares como sea necesario, aunque no estén amparados por nada.

En abril pasado el gobernador del B de M, Agustín Carstens, aseguró que la economía mexicana tenía los recursos suficientes (léase dólares) para enfrentar una crisis financiera; en el periodo del 1 de enero al 10 de julio de 2015, las reservas se redujeron en mil 420 millones de dólares; al cierre de 2014 sumaban 193 mil 239 millones de pesos y al 10 de julio de 2015 se ubicaban en 191 mil 819 millones.

Los críticos del gobernador del Banxico lo exhibieron una vez más el día 26 de abril de 2015 al convocarlo a que asentara su extremada confianza en la economía del país en la realidad. En nombre de la bancada del Partido Acción Nacional (PAN) en la Cámara de Diputados, por ejemplo, la economista quintanarroense y diputada federal Lourdes Medina Valdés demandó al doctor Agustín Cárstens no desestimar riegos: “Sabemos que de subir tasas de interés en Estados Unidos, en México podría generarse un efecto negativo, pues la repercusión no sólo se da en nuestro país, sino en todo el mundo. Hay que precisar que subir las tasas de interés en aquella nación lleva a la reducción de inversiones en monedas distintas al dólar, lo cual ejerce presión en el tipo de cambio, sobre todo en economías emergentes como la de nuestro país”.

El incremento de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal de los EE. UU. es inminente, pues sucederá a más tardar en octubre próximo, de acuerdo con especialistas mexicanos y estadounidenses, y dado que el valor de la moneda mexicana depende de los dólares acumulados, y como miles de millones de dólares se irán al sistema bancario estadounidense porque ofrecerá mayores dividendos, las cosas en México se podrían complicar en extremo, como ocurrió con el “error de diciembre” de 1994 o en la crisis financiera de 1982, cuando el presidente José López Portillo había prometido “defender al peso como un perro” y pese a ello se fugaron millones de dólares en capitales. Un problema similar a los ocurridos entonces sería catastrófico, porque estas operaciones se realizan en cuestión de minutos debido a los avances tecnológicos aplicados en las operaciones financieras.

En ya su citado análisis, la OCDE indica que el principal riesgo para la economía mexicana se concentra en las variaciones de la paridad peso-dólar, las cuales podrían agudizarse con una modificación a la política cambiaria de EE. UU., es decir, por el mencionado aumento de las tasas de interés, ya que el crecimiento de la economía mexicana depende en buena medida de la del país vecino, a la cual está enganchada como un cabús ferroviario, pues alrededor del 85 por ciento de las ventas mexicanas al exterior van a territorio estadounidense. El club de economías neoliberales estima que EE. UU. mostrará una desaceleración (crecimiento económico más lento para no decir crecimiento bajo) para ubicarse en un índice de 2 por ciento en 2015, menor al 2.2 por ciento calculado al inicio de 2015, en tanto en 2016 crecerá 2.8 por ciento.

Sobre los costos sociales de los traspiés de las políticas económicas practicadas en México, el maestro Celso Garrido, expresó: “La manía seguir modelos internacionales sin analizar la situación del país es cada vez más costosa; lo que es muy preocupante, es que finalmente estas cosas no son ilimitadas y se está acumulando una carga de tensión social muy grave; desde el Gobierno se está calculando que pueden hacer lo que sea y no va a pasar nada, pero estamos viendo a nivel internacional que las cosas no son así ”.

Por separado el doctor Luis Reygadas concluyó advirtiendo que la indignación y el malestar social que están acumulándose “nos va a llevar a profundizar una situación de desconfianza y de polarización”.