Menonitas: el saqueo del agua y sus consecuencias

**El Oasis es el epicentro de un desastre ecológico, producto de la depredación del agua y del medio ambiente.


Menonitas: el saqueo del agua y sus consecuencias

La Crónica de Chihuahua
Septiembre de 2012, 12:57 pm

Colonia El Oasis, Municipio de Julimes.- En los últimos dos años, la comunidad menonita asentada en esta colonia acabó con el agua en una superficie de 10 mil hectáreas habilitadas para la agricultura desde 2002, que habían sido ya utilizadas con cultivos de frijol, alfalfa, maíz, algodón, sorgo, cacahuate, avena, trigo y hortalizas desde 1993.

Tras el agotamiento del acuífero Los Juncos, los productores agrícolas han comenzado a trasladar sus cultivos de la meseta de 80 mil hectáreas de extensión en El Oasis, hacia el pie de la serranía que la rodea para extraer agua a 600 metros de profundidad y así recuperar los sembradíos que en años anteriores se redujeron en cantidad y calidad.
La colonia El Oasis se ubica al oriente de la carretera Chihuahua-Ojinaga, entre los kilómetros 89 y 93, sobre el desierto de Julimes ubicado en la confluencia de los municipios de Camargo, Ojinaga, Aldama y Coyame.

En proporción, esas 10 mil hectáreas ahora secas equivalen a un polígono de Ciudad Juárez cuyo perímetro estaría limitado por la Zona Centro, el eje vial Juan Gabriel, el bulevar Zaragoza, la avenida De las Torres, el bulevar Francisco Villarreal y el bulevar Juan Pablo II.

Esas hectáreas sin agua se ubican en la parte central de la meseta El Oasis. Ahí, decenas de comuneros menonitas no sembraron este año porque el agua se acabó en los pozos cuya profundidad va de los 180 a los 330 metros.

En el sitio se observa maquinaria abandonada, semienterrada, y tractores deshabilitados.
El suelo es semidesértico, y en algunas partes extremadamente arenoso.

Los productores que por falta de capital no pueden adquirir nuevas tierras para emigrar, siguen perforando para mantener los sistemas de riego hasta con cuatro pozos, cuando antes uno era suficiente para regar un pivote, sistema automatizado que se moviliza a través de los sembradíos regando por aspersión. Incluso algunos han tenido que perforar hasta cinco o seis pozos alrededor del pivote para salvar la cosecha de algodón y chile próxima a levantar.

La mayoría de los productores en esta franja de 10 mil hectáreas, el próximo año ya no operarán e iniciarán la migración hacia otras zonas de siembra en la entidad como la región de Sueco y Ahumada, donde ya se desarrolla parte de un proyecto menonita que ocupará 160 mil hectáreas en los municipios de Ahumada, Chihuahua y Aldama, aseguró el comunero menonita en Las Bombas, Enrique Goertezen, uno de los afectados por el agotamiento de los pozos.

La colonia El Oasis es una extensión compuesta por los predios Las Bombas (6,142 hectáreas), Nueva Holanda (15,850), El Oasis (11,348), Nuevo Oasis (2,589), Volcanes (6,550), San Guillermo (1,423), El Cadillal (3,926), Los Juncos (3,642), Las Palmeras (4,577) y El Trébol (4,404). En total, 60 mil 451 hectáreas, aunque otros cálculos de los comuneros menonitas detallan que tras las expansiones de este año cerca de la sierra perimetral, El Oasis mide ahora más de 80 mil hectáreas.

Pese a ser parte de una zona de veda, en un acuífero en riesgo, los productores menonitas se acogen al derecho de perforación y extracción subterránea de agua en zonas de libre alumbramiento, que sólo requiere un registro ante la Comisión Nacional del Agua para anunciar la extracción del líquido.

El Oasis se ubica sobre el acuífero Los Juncos, un manto que la Conagua declaró en cero su disponibilidad de agua, de acuerdo con el estudio Problemática de la sobreexplotación de acuíferos y cuencas, publicado en 2011.

El análisis determinó que el acuífero Los Juncos tiene mil 222 usuarios potenciales, los que exigen un volumen de agua de 437 millones de metros cúbicos anuales. Su demanda de riego es para 43 mil 700 hectáreas, cuando su capacidad es apenas para 5 mil hectáreas. Es decir, presenta una sobreexplotación del 874 por ciento.

El acuífero Los Juncos tiene una recarga pluvial promedio de 50 millones de metros cúbicos, pero la demanda es de 437 millones, casi nueve veces más.

De acuerdo con el compendio de apertura de siembras en los distritos de riego en la entidad, el Distrito Bajo Río Conchos, donde se ubica El Oasis, casi cuadruplicó sus hectáreas de riego en nueve años, al pasar de 8 mil 982 hectáreas en el año 2001, a 30 mil 899 hectáreas en 2010.

En comparación, la cuenca del Río El Carmen, una de las zonas en conflicto por los recursos hídricos, triplicó su superficie de riego agrícola, de 23 mil hectáreas en 2001, a 60 mil en 2010.

Pero en lugar de detener los desarrollos agrícolas, en El Oasis cada día se expanden más.
Hacia el sureste de Nueva Holanda y Las Bombas se contempla la apertura de al menos 50 pivotes en los próximos 12 meses. Para electrificar los pozos, ya se alista una nueva subestación para entregarla a la Comisión Federal de Electricidad a más tardar en febrero próximo. Una línea de alta tensión de 6 kilómetros de longitud que ya instala la empresa Cymimex, completará la obra.

Mario Müller Hagelsieb, presidente del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Juárez, destacó que en desarrollos agrícolas como El Oasis se ha pasado de la sobreexplotación a la depredación.

Sacar agua en demasía es riesgoso para el ecosistema de cualquier región. Le puedo asegurar que si se hubiera usado técnicamente bien el riego, quizá bajaría la producción pero habría sustentabilidad en regiones sobreexplotadas, manifestó.

En El Oasis, en medio del desierto, se ubica la planta despepitadora de algodón más grande de América Latina.

El Diario gestionó una entrevista con el delegado local de la Conagua, Sergio Cano Fonseca, para conocer la postura sobre el secado en El Oasis, pero no fue posible coincidir ambas agendas.

Quebrados

Enrique Goertezen es uno de los comuneros menonitas más afectados por el secado de los pozos.

Luego de vender en 100 mil dólares un predio de 30 hectáreas en Cuauhtémoc, en 2004 se trasladó con su familia a Las Bombas, donde compró en financiamiento 110 hectáreas en 300 mil dólares.

Enrique sembró algodón durante seis ciclos consecutivos, pero hace dos años los tres pozos que perforó para alimentar el pivote que regaba las 110 hectáreas, se secaron.
Hoy, Enrique sólo puede regar 8 hectáreas de algodón con una pulgada y media de agua extraída de uno de sus pozos. Su pivote está destruido y la maleza desértica ha cubierto su área de siembra.

Nunca me dijeron que el agua duraría tan poco tiempo. No alcancé a liquidar mi terreno y ahora requiero un financiamiento para irme rumbo al cerro, donde a 600 metros ya encontraron agua. Esa es mi última esperanza de recuperación, manifestó el comunero de origen alemán.

Quebrado y endeudado con el 25 por ciento del valor de su propiedad, sólo le quedó asalariarse en uno de los predios agrícolas en Nueva Holanda.

Aleph Lugo, propietario de ese predio donde se sembraron tres pivotes de algodón y uno de chile esta temporada, detalla que la proliferación de nuevas áreas de siembra ha provocado que las solicitudes de reposición de pozos sean lo más frecuente en El Oasis.
Para completar el agua que requiere un pivote he tenido que perforar dos veces este año, en reposición, lo que dispara mis costos de producción. Ya es prácticamente insostenible producir en El Oasis, por eso algunos de los que llegamos desde el inicio del asentamiento estamos buscando nuevas tierras, porque entre la energía eléctrica y la habilitación de nuevos pozos, estamos quebrando, manifestó.

La construcción de cada pozo oscila entre los 50 mil y 60 mil dólares.

Müller Hagelsieb advirtió que perforaciones a 600 metros de profundidad sugieren la aplicación de un análisis que determine la calidad del agua. Lo seguro es que no sea apta para uso agrícola, pero eso no es necesariamente cierto. Requiere más análisis. Lo que sí es un hecho es que extraer tan profundo acarrea más costos por la energía que se requiere para bombear.

No obstante, en El Oasis extraer profundo no es la única solución. Rodear el pivote con hasta seis pozos pequeños se ha convertido en una alternativa, aunque los costos también se disparan por el bombeo.

Uno de los productores entrevistados, quien pidió la reserva de su identidad, enfatizó que en El Oasis el deporte favorito es la cacería del lecturista de la CFE, pues hay que atajarlo antes de que tome una lectura real del medidor del pozo para reducir el costo del recibo.

Irreversible

El delegado estatal de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), José Ignacio Legarreta Castillo, indicó que desde el inicio de El Oasis se advirtió a los productores menonitas que más allá de la afectación económica que la sobreexplotación de la tierra y el agua dejaría a la región, el daño al ecosistema en el desierto sería irreversible.

A una cactácea le toma entre 50 y 200 años alcanzar la madurez, y en estos predios agrícolas, durante el desmonte, se han retirado millones de estas plantas. La devastación de la flora está acelerando el cambio climático 8 años en el estado. Las temperaturas que esperábamos para el año 2020, las registramos ya este año, detalló.

Apuntó que todos los campos agrícolas abiertos desde el 2006 son ilegales, pues ninguno ha tramitado su cambio de uso de suelo, de agostadero a agrícola, lo que transgrede la ley en materia ambiental.

Tras resistirse a catalogar la situación en El Oasis como un desastre ecológico, Legarreta Castillo agregó que la Profepa debe seguir a través de la denuncia el daño al ecosistema en las nuevas áreas de siembra.

Dentro del predio El Oasis, en 40 kilómetros a la redonda, no hay flora endémica alta. Apenas algunos matorrales que surgieron entre los surcos donde había siembras antes del secado de los pozos.

Las cactáceas están casi extintas.

‘Piedad’

En la parte alta de El Oasis, a 60 kilómetros al sur se ubica la comunidad de Piedad de Guadalupe, cerca del río Conchos. Ahí, cabalgando entre los cerros, el ejidatario Iván Quesada López describió que en los últimos seis años las norias, ojos de agua y manantiales de donde se capturaba agua para el ganado y el consumo del poblado, se secaron.

Hoy sólo sacamos agua de los pozos, que también redujeron su capacidad 40 por ciento en los últimos cuatro años. Allá abajo, en los campos de siembra, nos están secando, denunció.

En Chihuahua capital, Jesús Pineda, vecino del Infonavit Nacional, advierte que la estrategia del tandeo en el suministro de agua potable que llega a su fraccionamiento de 4 a 8 de la mañana y de 4 de la tarde a 8 de la noche, es consecuencia de estas sobreexplotaciones a los acuíferos en el estado.

Creemos que si no se pone orden al consumo en las siembras, los cortes al suministro van a incrementarse en los próximos años, advirtió el jefe de familia que recicla el agua de la lavadora en el inodoro desde hace varios años, y dejó de lavar su camioneta con agua limpia. (Antonio Rebolledo/El Diario/enviado){{}}