Más alimentos… y más hambre

En 6 años el porcentaje de niños desnutridos menores de cinco años subió de 12.4 a 13.6%, somos el sitio 18 en desnutrición crónica entre 101 países. La contradicción entre la abundancia de alimentos y una insatisfacción creciente de las necesidades sociales se debe a que es la nuestra una economía volcada hacia el exterior.


Más alimentos… y más hambre

La Crónica de Chihuahua
Enero de 2016, 12:30 pm

Abel Pérez Zamorano
Doctor en Desarrollo Económico por la London School of Economics, miembro del Sistema Nacional de Investigadores y profesor-investigador en la División de Ciencias Económico-administrativas de la Universidad Autónoma Chapingo. Chihuahuense, nacido en Témoris, Guazapares.

México.- En un país que no pudiera producir alimentos, se explicaría, por elemental sentido común, que su población estuviera subalimentada; simplemente no habría qué comer; pero el problema se complica cuando en uno de los principales países productores, y exportadores, hay hambre y desnutrición. Según Thomas Malthus, el problema radica en que la población y sus necesidades crecen más rápidamente que la producción alimentaria, de donde concluye que se debe producir más para empatar ambas magnitudes; mas su teoría se ve desafiada cuando, junto a una gran producción, más persona sufren de hambre, y es que no toma en cuenta el desarrollo tecnológico, la influencia del mercado externo ni el papel de los monopolios. Y el caso de México es paradigmático.

Según Sagarpa (XII Encuentro Nacional Ganadero, “Perspectivas sobre el desarrollo ganadero en México y programas para 2016”, 27 de noviembre de 2015), citado por Tierra Fértil 28 de noviembre de 2015, el año pasado México se consolidó como el séptimo productor mundial de carne de todas las especies: cuarto productor mundial de pollo (2.8 millones de toneladas), sexto de bovino (1.8 millones de toneladas) y el 16 en carne de cerdo (1.2 millones de toneladas); destaca también en huevo de plato, quinto lugar (2.5 millones de toneladas) y en miel de abeja, sexto sitio (57 mil toneladas anuales). Un formidable éxito productivo de la ganadería mexicana, y va por más. Según la misma fuente, existe un programa para repoblar los hatos con miras a duplicar la producción de bovinos de carne en una década. En 2014, las exportaciones de productos de bovinos alcanzaron los mil 711 millones de dólares, por debajo sólo de la cerveza y el tomate. El 14 de diciembre, Tierra Fértil reportó que hasta noviembre pasado se habían exportado un millón 99 mil cabezas de ganado en pie, con un valor de mil 863 millones de dólares; y citando como fuente a Mexican Beef, informa que entre enero y noviembre, en comparación con el año anterior, las exportaciones de ganado en pie y productos cárnicos aumentaron 22.5 por ciento, principalmente a Estados Unidos (89.5 por ciento del total). Es evidente que México produce grandes cantidades de alimentos con los cuales poder alimentar debidamente a su población, mas no basta, como puede verse enseguida.

El mismo medio, Tierra Fértil, señaló el 16 de julio pasado que: “Baja consumo de carne en el país […] Expertos prevén que el 2015 continúe a la baja el consumo per cápita de la carne […] El alto precio del producto causó que el consumo per cápita anual descendiera de 16.4 a 15.9 kilogramos.”, o sea, en medio kilogramo (Cita a Grupo Consultor de Mercados Agrícolas). Esta caída ocurrió entre 2013 y 2014. El problema de estas estadísticas es que manejan promedios, y mientras en el sector de ingresos medios y altos la ingesta de carne es muy elevada, los de menores ingresos consumen muy poca, o nada, o bienes inferiores como vísceras, o, en la zona rural, productos de la caza de todo tipo de animales, incluidos reptiles y otros. La caída en el consumo de carne obedece a los bajísimos ingresos. El salario mínimo diario es de 70 pesos, y, agrega nuestra fuente: “Y para el 2015 sus cálculos reflejan que los mexicanos se apretarán aún más el cinturón, pues estiman que la ingesta bajará a 15.3 kilogramos, esto es 1.1 kilogramos menos que en 2013.” La empresa citada atribuye el aumento en las exportaciones a la sequía que ha afectado a Estados Unidos, que le hace demandar más carne de México; o sea, su insatisfecha demanda de carne se compensa con importaciones de México, elevando la demanda y los precios, haciéndolos inalcanzables para la mayoría de los mexicanos.

La misma fuente, 16 de julio de 2015 (citando la encuesta semanal de la Profeco), indica que los precios promedio al menudeo de la milanesa en Monterrey, México y Guadalajara (3 de julio) fueron de 141, 116 y 137 pesos por kilogramo, respectivamente; sin embargo, precisa, en realidad alcanzaban máximos de hasta 176, 131 y 157, respectivamente. Y agrega: “En México, en lo que va del año, sólo en Monterrey, el precio al mayoreo por kilogramo de la arrachera, pulpa blanca, pulpa negra y el lomo acumulan un alza del 16.5, 22, 18.75 y 27.5 por ciento, respectivamente, reflejan cifras del Sistema Nacional de Información e Integración de Mercados”, porcentajes muy superiores al incremento en el salario mínimo: 4.2 por ciento en 2015. Si atendemos el precio oficial de la Profeco y lo comparamos con el salario mínimo de 70 pesos, éste alcanza para adquirir 496, 603 y 510 gramos de milanesa.

Y el daño en la salud de los mexicanos viene en automático. En diciembre de 2013 la organización Un kilo de ayuda, presentó el “Ranking Nacional de Nutrición Infantil” (Ranni), con base en Encuestas Nacionales de Salud y Nutrición (Ensanut 2012). Ahí se consigna que en seis años el porcentaje de niños desnutridos menores de cinco años subió de 12.4 a 13.6 por ciento, para ubicarnos en el sitio 18 en desnutrición crónica entre 101 países. En anemia, mismo rango de edades, el porcentaje general es de 23.3 por ciento, dos millones de niños, superior al promedio mundial de 18 por ciento. En fin, según el Instituto Nacional de Salud Pública, 13.6 por ciento de los niños menores de cinco años presentan retraso en el crecimiento.

La contradicción entre la abundancia de alimentos y una insatisfacción creciente de las necesidades sociales se debe a que es la nuestra una economía volcada hacia el exterior, basada en un modelo en el que se produce fundamentalmente para exportar, a mejores mercados, capaces de pagar precios más altos por los productos. El nivel de ingresos, ya en sí mismo bajo, sigue cayendo, castigando al mercado interno, y los precios, más atractivos en el exterior, hacen que la producción, tanto en calidad como en cantidad se convierta en exportaciones. Queda claro también cómo el problema de la economía no es sólo productivo, sino distributivo. Es una excelente noticia que la ganadería mexicana eleve su capacidad productiva; lamentablemente, el modelo exportador no permite que ello contribuya a mejorar los niveles de alimentación del pueblo, que produce pero sólo contempla esa creciente riqueza, sin poder disfrutarla.

En conclusión, el modelo en vigor, a la par que crea mercancías destruye consumidores.