Mápula y el misterio de los conchos perdidos

**La etnia de los conchos, que fue la más extendida en el centro y el sur del estado de Chihuahua, fue exterminada por los españoles, al grado de que hoy en día no hay un solo individuo.


Mápula y el misterio de los conchos perdidos

La Crónica de Chihuahua
Abril de 2011, 10:23 am

Por Froilán Meza Rivera

Chihuahua, Chih.- Los llanos de Mápula, al sur de la ciudad de Chihuahua, son un hervidero de evidencias históricas de la presencia de las culturas del desierto que fueron exterminadas con la colonización de los españoles. A cada paso, en esta llanura que está situada en medio de las sierras de Santo Domingo y de la Yerbabuena, el caminante se encuentra con todo tipo de evidencias físicas de que aquí hubo gente, en el momento de que llegaran los europeos: antes de su dominio, pero también muchísimo tiempo anterior a esta invasión.

El hallazgo de un metate en el suelo y de una piedra que evidentemente sirvió como mano de metate, el hallazgo también de muchas piedras labradas para servir como herramientas o armas, son la evidencia innegable de esta ocupación prehispánica.

Pero a pesar de que en cada rincón la gente se encuentra evidencia de que aquí estuvieron los indígenas que habitaron lo que hoy es el territorio del estado de Chihuahua, éstos siguen siendo unos completos desconocidos. Sobre todo los conchos, que en los registros de los colonizadores europeos fueron conocidos con diferentes nombres, como los chinarras, chuvíscares, yaccicahuas y julimes, entre otros.

Los conchos son fantasmas porque, desaparecidos hace mucho tiempo, el paisaje, su paisaje, el mismo paisaje en el que habitaron, ha determinado el carácter de las ciudades y pueblos actuales. El fantasma de los conchos nos persigue con el sol, con el calor, con el frío, con la tacañez del suelo que recuerda a cada paso el peligro siempre latente de la sequía cruel y devastadora.

De acuerdo al antropólogo Arturo Guevara Sánchez, quien es el mayor experto en la cultura de los conchos, de éstos se conoce muy poco, igual que de muchas otras sociedades prehispánicas. No sabemos prácticamente nada de su historia cultural.

Según el cálculo del gobernador español Diego Guajardo Fajardo, nada más la población de los indios conchos debió superar el número de 50 mil. Desafortunadamente, de la mayor parte de estos conchos se desconoce cualquier información.

EN TERRITORIO DE LA ACTUAL CAPITAL

A escasos doce kilómetros del Bulevar Juan Pablo Segundo, pero a 800 metros escasos de la última de las colonias urbanas al sur, la Punta Oriente, existen vestigios de las culturas nómadas que vivieron aquí antes de la llegada de los conquistadores españoles.

En el sitio que fue nombrado provisionalmente como Punta Oriente I, fue localizada una punta de flecha labrada en roca de cuarzo ahumado, que es una rarísima variedad. Fueron encontrados además, múltiples fragmentos de roca labrada (diferentes variedades de cuarzo de colores y obsidiana), que son restos de herramientas de piedra.

Se trata de los llanos al Oeste de San Guillermo y que están entre la ciudad de Chihuahua y la Sierra de Santa Eulalia, una planicie inmensa que se encuentra en medio del valle. En la actualidad, estos lugares están siendo fraccionados a una velocidad de vértigo, y se llenan de fraccionamientos de

Entre el material lítico encontrado, están instrumentos de corte con una o dos caras labradas, algunas puntas, raspadores, así como muchas lascas que debieron haber sido desechadas en el proceso de construir las herramientas, y hasta un núcleo. Los núcleos son piedras relativamente grandes de las cuales eran extraídos a punta de golpes de precisión, pedazos más pequeños con los que se realizaban las diferentes armas y herramientas.

Como se sabe, el hombre prehistórico y, en este caso, las tribus que no alcanzaron un gran desarrollo tecnológico hasta la llegada del hombre europeo en los siglos XV y XVI, utilizaban la piedra para la manufactura de sus herramientas más indispensables, tanto para los trabajos de corte de carne y de pieles, como para fabricar hachas, cuchillos, puntas de lanza y de flecha, percutores, así como diversas puntas y otros instrumentos.

CHIHUAHUA ES DE ORIGEN CONCHO

Las ruinas de un poblado desaparecido hace más de 250 años en el Municipio de Aquiles Serdán, cobran un inesperado valor cuando se sabe que se llama Chihuahua, que está perdido en la serranía de ese municipio, y que su existencia y su nombre (“Chihuahua Viejo”), son anteriores a la fundación de la ciudad capital del estado.

En un paraje situado entre las barrancas de la Sierra de Santa Eulalia, a pocos kilómetros al Sur de San Antonio el Grande en línea recta, pero a media hora en caballo, o dos horas a pie, se encuentra Chihuahua Viejo.

En una reciente excursión, los vestigios del poblado se encontraron ahí todavía, entreverándose las tres épocas que corresponden también a tres culturas diferentes.

Del pasado indígena, se encontraron fragmentos de herramientas de piedra tallada (buriles, raederas, raspadores y hojas de corte), así como cerámica de barro cocido sin vidriar, de diferentes grosores, lo que da idea de que se trata de restos de jarros chicos, cántaros y cazuelas diversas.

Las evidencias del periodo español consisten en las ruinas de varias construcciones de piedra y de adobe, así como los montones de “grasa” (o escoria de fundición), resultante del procesamiento del mineral, porque los mineros originales establecieron aquí, en lo profundo de las barrancas, un beneficio metalero.

Y como testigos de una ocupación más reciente, están unos jacalitos construidos de adobe, concreto y láminas metálicas, todos derruidos también, y que fueron usados hasta hace pocos años por los vaqueros y pastores de San Antonio El Grande.

La idea de hacer un pueblo aquí no ha de haber parecido tan descabellada para los conchos originales, ya que en este ambiente dominado por la falta de agua y desprovisto de árboles, además de lo accidentado del terreno de cerros y barrancas, aquí existieron desde siempre unos manantiales de agua que surten todavía hoy en día al ganado que traen a pastar los vaqueros.

¿Cuál es el origen de este poblado apenas reconocible en unas pocas ruinas? ¿Y cuál su importancia?

De acuerdo al cronista del Municipio de Chihuahua, Rubén Beltrán Acosta, quien es originario del municipio de Aquiles Serdán, el hecho de que este pueblo se llame Chihuahua, y de que haya sido originalmente un asentamiento de los indios conchos, constituye una prueba de que la palabra “Chihuahua” no viene del idioma rarámuri ni, mucho menos, del náhuatl.

“Debe ser una palabra concha, porque era costumbre de los españoles tomar el nombre indígena de los lugares y hacer referencia a ellos hasta que los cambiaban por algún vocablo castellano”, explica.

EL EXTERMINIO

Arturo Guevara Sánchez supone que, aparte del exterminio en las guerras y en persecuciones por parte de los militares hispanos, los conchos se han de haber asimilado a la sociedad de la Nueva España por la vía de disolverse entre otros grupos más numerosos, como está documentado que sucedió en, por ejemplo, la misión de Santa Anna (hoy Aldama), donde los supervivientes de los chinarras originales se mezclaron y formaron matrimonios con los indígenas tarahumaras.

La disolución total, es decir, el total exterminio de los conchos como etnia, y su completa desaparición como cultura diferenciable, ha de haber sucedido a más tardar mediados del siglo Diecinueve.

De tal manera que ya para el siglo Veinte, estos orgullosos chihuahuenses que nunca se dieron por vencidos, no eran sino fantasmas.