Mamás se niegan a dejar de mandar comida chatarra a la escuela

**Muchas madres de familia no se adecuan aún a la disposicion federal de mandar comida nutritiva a la escuela .


Mamás se niegan a dejar de mandar comida chatarra a la escuela

Lily Dueñas
Marzo de 2012, 10:01 am

Chihuahua, Chih.- No sólo los intereses económicos y políticos han hecho fracasar a la estrategia contra la obesidad infantil. Después de una titánica lucha en contra de empresas y cadenas de comida chatarra, se aprobó la estrategia que prohíbe el consumo de comida baja en valor nutrimental y alta en grasa, dentro de las escuelas; sin embargo, las madres de familia en su mayoría, han tirado este esfuerzo a la basura empecinándose en mandarle a sus hijos en la lonchera gansitos, papitas y sodas.

Muchas madres de familia, se niegan a dejar de mandarles a sus retoños comida chatarra para almorzar en los centros de educación e incluso han llegado a desafiar a maestras y directivos, en torno al tema.

“Mi hijo come bien en la casa, se merece que le mande un dulce a la escuela”, dicen muchas madres, sin embargo no llegan a comprender el prejuicio para el cuerpo de los infantes.

“Algunos niños traen frutas y jugos bajos en azúcares, pero se desalientan cuando ven a otros compañeros llevando papitas y galletas, incluso sodas para el recreo”, comenta Maribel Torres, maestra de preescolar.

La maestra Torres, recomienda a las mam+as, no ver esta disposición del gobierno en contra de la comida chatarra como un capricho contra ellas, sino como un beneficio para la salud de sus hijos.

En México, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Nutrición realizada en 1999, 27.5% de los niños en edad escolar presentan sobrepeso, tan sólo 7 años después, y según un comunicado de prensa del 2006 de la Secretaría de Salud, el Servicio de Endocrinología Pediátrica del Hospital Infantil de México "Federico Gómez" declaró que el 40% de la población infantil en nuestro país sufre sobrepeso y obesidad.

Los niños con obesidad pueden sufrir de hipertensión, colesterol elevado y resistencia a la insulina desde la infancia o pubertad y continúan con el riesgo en la etapa adulta. En varones, aumenta el riesgo de ateroesclerosis, infartos al miocardio, accidentes vasculares cerebrales, diabetes así como cáncer de colon. Las mujeres en cambio, son proclives de padecer artritis degenerativa, aumento de la presión arterial en el embarazo y predisposición de fracturas de cadera.