Madres solteras, en aumento y olvidadas en programas sociales

**En México existen 3.76 millones de mujeres sin pareja y con al menos un hijo, en condición de pobreza, según el Inegi.


Madres solteras, en aumento y olvidadas en programas sociales

La Crónica de Chihuahua
Mayo de 2013, 19:28 pm

A pesar del aumento registrado de las madres solteras que laboran en el Estado, los ayuntamientos las excluyen de sus programas sociales, a excepción de Tlajomulco.

En dos años, el número de madres solteras, separadas, divorciadas y viudas que trabajan en Jalisco se incrementó 19%, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) que emite el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), de manera que en 2012 se registró un millón 173 mil 722 madres jaliscienses económicamente activas.

Sin embargo, los municipios de la Zona Metropolitana de Guadalajara no contemplan entre sus programas sociales uno para apoyar a las madres solteras que son jefas de familia y sostienen el hogar, excepto Tlajomulco, que cuenta con el programa Jefas de Familia, aunque su alcance es sólo de mil 100 beneficiarias de mil pesos bimestrales, cuando fueron tres mil 800 las que se registraron para recibir el apoyo.

El municipio cuenta con cinco millones y medio de pesos para ejercer el programa, que va a dar a conocer a las beneficiarias de este año en un listado que se publicará a finales de mayo.

En Tonalá los cuatro Centros de Atención Infantil Comunitarios ubicados en Loma Bonita, Loma Dorada, La Concha y La Ladrillera, funcionan como guarderías con atención en la alimentación, médico y formación para los hijos de las madres solteras que trabajan o que por alguna razón no pueden cuidarlos, pero no se otorga una cantidad periódica por ser jefa de familia.

En Zapopan tampoco cuentan con un apoyo para dicho sector social, y lo subsanan con beneficios que da su Centro de Desarrollo Social donde niños entre dos y seis años, hijos de madres trabajadoras y en condiciones de vulnerabilidad, tienen educación inicial y preescolar, asistencia alimentaria y orientación nutricional, además de acciones preventivas para la salud. En situación similar se encuentra Guadalajara, que ofrece programas para la mujer pero no para madres solteras.

Y en San Pedro Tlaquepaque sólo trabajan en el aspecto educativo al otorgar la beca PromaJoven, que consiste en 850 pesos mensuales mientras terminan de cursar la primaria o secundaria 26 madres adolescentes.

Por su parte, el Gobierno del Estado no cuenta todavía con un programa asistencial para madres solteras trabajadoras, y aunque fue una de las promesas del gobernador Aristóteles Sandoval, la Secretaría de Desarrollo e Integración Social no se ha pronunciado al respecto.

LA VOZ DEL EXPERTO
Falta de escolaridad, una desventaja

Eduardo Mendoza Miramontes (investigador del Consejo Económico y Social de Jalisco)

Ante la falta de educación, las madres solteras tienen menos posibilidades de sacar adelante a su familia. Las actividades económicas que realizan, en la mayoría de los casos, son muy castigadas, es decir, que el trabajo es mucho y la remuneración es poca, indica Eduardo Mendoza Miramontes, investigador del Consejo Económico y Social de Jalisco.

Y es que coincide con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en el cual explica que la escolaridad incide en los patrones reproductivos de la mujer, ya que las que tienen mayor escolaridad son las que generalmente prolongan más la concepción de su primer hijo o bien, amplían el intervalo entre uno y otro. Concebir hijos a temprana edad reduce la probabilidad de seguir estudiando.

Ante esto, Mendoza Miramontes menciona que al abandonar sus estudios, las mujeres que son solteras, viudas, separadas o divorciadas, limitan sus oportunidades de conseguir un trabajo formal que brinda las prestaciones que la ley otorga y la expectativa de mejorar su calidad de vida.

PERFIL
Una madre que vive entre muros

Entre muros de concreto y puertas de acero viven cientos de mujeres en el reclusorio Femenil de Puente Grande; entre las reclusas se encuentra una mujer de 33 años que es madre de siete hijos. La interna —quien prefirió el anonimato y omitir el delito por el cual está recluida— tiene ocho años con siete meses en prisión: “Antes era ama de casa, pero después comencé a trabajar (...) Siempre estaba con mis hijos, nunca me había separado de ellos, es difícil”.

El 10 de mayo, normalmente, las madres celebran en casa o en algún restaurante, con amigos y parientes, pero las encarceladas sólo son visitadas por cuatro o cinco horas. “Cuando estoy esperando que llegue mi familia, es desesperante, y cuando se van, es difícil y más cuando cruzan (la aduana de salida del penal), me dicen adiós, y tengo que ser muy fuerte para que no se me parta el corazón”.

De sus siete hijos, dos son gemelos de unos 10 años de edad, quienes son cuidados por otros parientes que les brindan educación y un hogar. “Mis hijos vienen cada 15 o 22 días, porque algunos ya están casados, y ya tengo hasta nietos, pero anhelo, sueño que un día voy a lograr salir de aquí, que Dios me abra las puertas, para poder disfrutar a mis hijos”.

Aunque todavía no sabe cuánto tiempo más va a pasar en prisión, debido a que no ha recibido sentencia, sigue aconsejando a sus hijos. Dos de ellos tienen problemas en la escuela: los compañeros los agreden de manera sicológica por ser hijos de una presa. “Yo le digo que este lugar no es malo”.

Aunque reciben atenciones dignas, o con frecuencia acuden dependencias o asociaciones civiles para ofrecerles actividades recreativas, los momentos de alegría dentro de la cárcel duran no más de cuatro horas.

“Más que nada sufrimos porque somos mujeres, porque la sociedad nos marca por ser madres; es más difícil. Yo digo: conmigo se ensañaron porque es mucho (tiempo) lo que llevo; ellos (sus hijos) están solos, pero un día va a cambiar todo”.