Los políticos y sus riquezas

**A nadie le importa cuántas camisas, calzones, trajes o corbatas tenga un político siempre y cuando su actuación como funcionario público sea pulcra y transparente.


Los políticos y sus riquezas

La Crónica de Chihuahua
Noviembre de 2013, 12:45 pm

Daniel Higa Alquicira

De todos es bien sabido que una de las principales razones que fomentan la desconfianza de la sociedad con respecto a los políticos en México, es su fama de enriquecerse y enriquecer a sus familias y allegados gracias a ocupar cargos públicos.

Líderes sindicales, gobernadores, diputados, senadores, secretarios de estado y dirigentes de partidos políticos, entre muchos otros, son cargos que tienen acceso a miles de millones de pesos del erario público; pero lo extraño es que luego surgen versiones -fundadas e infundadas-, en donde personajes que ocuparon estos puestos, tienen fortunas personales exorbitantes.

El caso que mejor ejemplifica esto es el de Elba Esther Gordillo. Una mujer que se empoderó en la cima del sindicato más grande de América Latina gracias a la mano de Carlos Salinas y ahora está bajo un proceso judicial acusada de desviar miles de millones de pesos a cuentas personales provenientes de los recursos del magisterio.

Pero este no es un caso aislado en el entorno cotidiano de la política mexicana. No se puede hablar de un caso de justicia cuando hay evidencia -periodística y documentada- de que al menos dos líderes sindicales más -Carlos Romero Deschamps y Joaquín Gamboa Pascoe-, aplican los mismos métodos que Elba Esther, pero hasta ahora gozan de su riqueza personal viajando en aviones privados y manejando coches de súper lujo.

Apenas en la semana se conoció una grabación donde se escucha la voz del ex gobernador de Tabasco, Andrés Granier, en donde el político tabasqueño hace un recuento de su guardarropa, de sus pares de zapatos, sus propiedades y sus lujos.

"Aunque ustedes no lo crean, tengo 400 pares de zapatos, 300 trajes, mil camisas. Las tengo, no creas que por pretencioso, sino porque me gustan y las cuido... Me llevé ropa a Miami, me llevé ropa a Cancún, me llevó ropa a mi casa y me quedan, me quedan 500 camisas", se escucha en el audio de la grabación.

A nadie le importa cuántas camisas, calzones, trajes o corbatas tenga un político siempre y cuando su actuación como funcionario público sea pulcra y transparente. Pero Granier dejó una deuda de más de 20 mil millones de pesos en el gobierno de Tabasco y hay un desfalco a programas sociales de al menos mil 900 millones de pesos. Un desfalco que se presentó solamente en el último mes de su mandato.

Estas declaraciones -en supuesto "estado de ebriedad" como lo reveló Granier posteriormente- son un indicativo más de la forma en que funciona la política en México.

Tenemos un sistema electoral que funciona de acuerdo a lo que marca la ley, pero hay un subsistema implícito a la hora de gobernar, que hace que los políticos y funcionarios públicos tengan vía libre para desviar recursos, crear redes de negocios bien estructuradas con sus amigos y familiares y "pagar favores", que dan como resultado casos como el de Tabasco, Zacatecas, Michoacán, Coahuila, Chiapas, etc., etc., etc.

La pregunta que surge es: ¿qué se necesita para que las autoridades correspondientes hagan uso de sus facultades e investiguen y en su caso castiguen a los responsables de estos hechos?

Pareciera que esta pregunta no tiene una respuesta única y contundente, pero lo más triste es que estos políticos pueden presumir de ir a Rodeo Drive en Los Ángeles o la tienda Sacks de Nueva York y comprarse zapatos de 600 dólares, pero comunidades en extrema pobreza -que ellos mismos gobernaron- no hay medicamentos ni alimentos.

Los delitos de cuello blanco son los que más dañan al país. Perpetrados desde la cima del poder político, financiero y empresarial, componen toda una red de tráfico de influencias, de información privilegiada, de sobornos y de impunidad.

Y son los que más dañan porque son los que menos se castigan. Salvo contados casos donde personajes muy poderosos han sido enjuiciados y encarcelados -pero todos con un tinte de venganza política-, el grueso de estos delitos quedan impunes y algunos incluso a la vista de todos.

Habrá que esperar qué dice la PGR del caso Granier, pero la realidad es que la cultura política en México se ha desarrollado y se ha fortalecido bajo la frase más representativa, repugnante y clarividente que pudo utilizar un político para describir a los de su clase: "Un político pobre es un pobre político" ¿Se acuerdan quién la dijo...? Una pista: es de las mismas tierras de donde nació el actual Presidente.