Los magnates de la geopolítica

REPORTAJE ESPECIAL


Los  magnates de la geopolítica

La Crónica de Chihuahua
Abril de 2016, 22:36 pm

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Nydia Egremy

Los magnates son los actores dominantes del capitalismo corporativo-financiero, cuyas decisiones determinan la vida, salud, empleo, educación, vivienda, esparcimiento, miseria o muerte de miles de millones de personas.

Ellos proyectan su influencia planetaria a través de tácticas y estrategias para cooptar y capturar Estados, subir o bajar precios en commodities; crear nuevas rutas, mercados y usar o desechar tecnologías.

Desentrañar los qué y cómo del juego geopolítico de los potentados es tarea de las ciencias sociales del siglo XXI –sobre todo el periodismo– y de los políticos e intelectuales que aspiren a reactivar la estrategia antiimperialista.

Son el uno por ciento de la población mundial y el rostro de la avaricia, la desigualdad y la corrupción del capitalismo corporativo que la narrativa mediática idealiza y enmascara de “ricos-filántropos-espectáculo”.

Esos tycoons, oligarcas, szlachta (nobles ricos polaco-lituanos), archimillonarios, potentados, capitalistas, financieros, acaudalados, adinerados, barones, emprendedores o poderosos magnates acopian muchos negocios de todos los sectores en el mundo desde el siglo XV.

Ya sean herederos de añejas fortunas o nuevos archimillonarios, su objetivo es monopolizar sectores y espacios estratégicos.

Dinastías como los Krupp del Ruhr alemán o potentados actuales como los Walton, se reinventan para enfrentar los desafíos capitalistas del momento.

Como los prestamistas del Renacimiento, los banqueros contemporáneos tienen la potestad de decidir quiénes reciben crédito, cuánto y a qué tasas de interés o a quién no prestarle.

No debaten cómo quieren que sea la futura arquitectura mundial, sino la construyen conforme a sus intereses.

Qué y cómo lo hacen

Para emprender su juego geopolítico, los magnates tienen tres atributos: acceso a información privilegiada, fortunas en miles de millones de dólares (mmdd) y redes planetarias de acción.

Fungen como jefes ejecutivos (Chief Executive Officer, CEO), posiciones de poder desde donde se proyectan como “interlocutores” o “socios” de gobiernos para invertir en sectores propicios, pactar con interlocutores indicados, pagar el precio conveniente y multiplicar su inversión.

La novedad del juego consiste en abarcar varios sectores aparentemente incompatibles, aunque muy redituables. Por ejemplo, una búsqueda al azar nos revela inesperados nexos entre sectores y su influencia en gobiernos a partir de un nombre: Gregory H. Boyce.

Ese ingeniero minero dirigió Peabody Energy –la mayor firma carbonera que en 2015 ganó 5.61 mil mdd– y lidera la Junta Directiva de Monsanto; a la vez, dirigió la Junta de Directores del Consejo de Negocios de Estados Unidos con China; la Junta de Asesores de la Industria del Carbón en la Agencia Internacional de Energía y fue miembro del Consejo Nacional del Carbón.

Para garantizar su éxito, los archimillonarios cabildean a través de dealmakers (facilitadores) que conocen las reglas del Estado y del sistema corporativo.

Según la revista Dealmaker las claves del cabildero son: a) invertir en intereses, no en emociones, aliarse con los ganadores, b) conocer los nichos –el objetivo de la inversión– y c) conocer el timing o momento de comprar o vender.

El politólogo Robinson Salazar describe así al Estado con el que negocian magnates y dealmakers: “el Estado es un ente desregulador que administra los bienes públicos y reglamenta el uso y explotación de los recursos estratégicos de la nación para ponerlos al servicio del sector privado, mediante privatizaciones, normativa de inversión foránea, desmantelamiento de empresas estatales, libre ejercicio de apropiación de ríos, mares, minas, tierras, selvas, montañas, vías y acuíferos por parte de agentes inversores.

Además, es un Estado que regula los salarios, subyuga el conocimiento escolar y desnacionaliza la tecnología para atraer inversionistas y competir en el mercado internacional”. Por lo tanto, ese Estado es incapaz ante la apropiación de potentados de sectores estratégicos.

Geopolítica de súperricos

Los actuales procesos de concentración, bajo la ofensiva del capital financiero y la llamada “gestión de management”, favorecen la integración de industrias estratégicas (energéticas, tecnología, telecomunicaciones, alimentos, farmacéutica y medios).

Por lo tanto, los magnates multisectoriales impulsan la ampliación del Canal de Panamá, del Canal de Suez, el saneamiento del río Rhin, el sistema de tránsito inteligente de Suecia, la explotación de yacimientos profundos, el tránsito de buques-tanque y contenedores por choke-points, el trazo de vías ferroviarias, alianzas o quiebras de aerolíneas y el alcance de tratados comerciales bilaterales y regionales.

Esas actividades involucran múltiples sectores. Según el Índice de Multimillonarios de la Agencia Bloomberg y Lamudi, los sectores emergentes son: biotecnología, salud, turismo y diseño; y los más prósperos son el tecnológico, financiero, inmobiliario, electrónico y agroindustrial.

No obstante, los 10 potentados más ricos son del sector tecnológico, cuya fortuna suma 632 mmdd; el más rico del planeta es Bill Gates, fundador de Microsoft, con 86.4 mmdd; lo siguen el líder de Amazon, Jeff Bezos, con 55.4 mmdd, y Marc Zuckerberg de Facebook, con 44.8 mmdd. Los creadores de Google, Larry Page y Sergey Brin, acumulan 38.7 mmdd y 37.8 mmdd, respectivamente y la creadora de Lens Technology, Zhoy Qunfei, que posee 7.4 mmdd.

La caída en el precio del petróleo enriqueció más al yemení Mukesh Ambani (24 mmdd), tras elevar el costo de la refinación de su firma, Reliance Industries Lt.; domina el sector naviero John Frediksen (1.2 mmdd), con la mayor flota de buques-tanque y la excavación submarina; y en el electrónico puntean el jefe de Samsung Electronics, Lee Kun-Hee (16 mmdd) y el líder del conglomerado Hyundai Heavy Industries, Chung Mong Joong (1.2 mmdd).

Lidera el emergente sector del diseño de modas el sueco Stefan Persson de H&M (32 mmdd) y en medios dominan David Thompson (20.3 mmdd) de Thomson Reuters y Rupert Murdoch (12 mmdd).

La industria extractiva hizo de Alisher Umanov el más rico de Rusia (21 mmdd), y combina su consorcio acerero Metalloinvest con gas natural, explotaciones madereras, inversiones en Twitter, Alibaba y acciones del Arsenal F. C.

Ese sector dio 19 mmdd a la dueña de Minas Hancock, Gina Rinehart, y 19.5 mmdd a la directora de Cobre Antofagasta, Iris Fontbona, que hoy incursiona en resorts, transporte y puertos.

El español Gerard López ilustra la visión geopolítica multisectorial de los magnates: construye en el Ártico –cuyo control disputan países ribereños y corporaciones– un aeropuerto, gaseras, refinerías y condominios con sus empresas Rise Capital y Nekton en la ciudad de Yamal, con grandes yacimientos de gas y petróleo.

López hizo su fortuna en fondos tecnológicos –respaldó a Skype–, luego en telecomunicaciones y comercio electrónico. Ostenta sus buenas relaciones con el presidente ruso.

La fortuna del hongkonés Li Ka-Shing (34 mmdd), combina contenedores con artículos médicos y de belleza; el nigeriano Aliko Dangoterimonio (14 mmdd) provee alimentos, cemento, textiles, bienes raíces, petróleo y gas; y el malayo Robert Kuo (14 mmdd) controla a la vez, el transporte marítimo, la producción de aceite de palma y caña de azúcar. Chen Guangbiao hizo su fortuna (5.5 mmdd) con el reciclaje de escombros y sólo fracasó en adquirir The New York Times, donde pagó una página para difundir que las islas Diayou pertenecen a China y no a Japón.

Otros tycoons deciden qué comen millones de personas. La riqueza de Christy, Jim, Alice y Rob Walton de WalMart, supera los 122.6 mmdd –el conjunto de 40 por ciento del pueblo estadounidense–. Aunque apoyan al precandidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Bernie Sanders, cerrarán 269 tiendas (115 en América Latina en perjuicio de miles de trabajadores) para mantener sus ganancias.

El dueño de los supermercados Aldi, el alemán Karl Albrecht, dejó a sus herederos 30 mmdd.

Y aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmó que el glifosfato que usa la empresa de transgénicos Monsanto causa cáncer, su presidente Hugh Grant afirma que la empresa ayuda a los campesinos a ser más exitosos.

La firma alimenticia Ferrero Spa dio 25.5 mmdd a Michele Ferrero; los supermercados, bancos y empresa Heinz dieron 19.8 mmdd al brasileño Jorge Paulo Lemann; y Heineken Intl. dio 14 mmdd a Charlene de Carvalho-Heineken.

Las fortunas de los 10 líderes del sector inmobiliario suman 150 mmdd. Ellos especulan con el precio y el uso del suelo de miles de hectáreas para uso residencial, comercial, industrial, deportivo o, incluso, de reservas naturales. El líder del ramo es el hongkonés Lee Shao Kee (26 mmdd), seguido del británico Gerald Cavendish (13 mmdd) que opera en los cinco continentes y el brasileño José Isaac Peres (1.3 mmdd).

El Club del Uno por Ciento

La fragilidad del Estado y las políticas neoliberales de los últimos 25 años formaron el exclusivo Club del Uno por Ciento, como los describía en Vanity Fair (31.03.2011) el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz: “aún en nuestra democracia, el uno por ciento de las personas toma casi un cuarto de la riqueza de la nación, y mientras ese uno por ciento vio aumentar sus ingresos 18 por ciento en una década, la clase media vio caer sus ingresos”.

Ese uno por ciento posee las mejores casas, educación y estilo de vida aunque su futuro depende del otro 99 por ciento, denunciaba Stiglitz en pleno movimiento Ocupy Wall Street contra la concentración de la riqueza.

En diciembre de 2015, Daniel Kurt insistía en la creciente inequidad del ingreso en su artículo¿Estáusted en la cima del 1% del mundo? y a inicios de 2016, la organización Oxfam afirmó que el uno por ciento más rico del mundo (62 magnates) posee tanta riqueza como tres mil 600 millones de personas pobres.

Para construir estructuras democráticas que acoten al imperialismo corporativo y avancen a la equidad, es importante conocer la agenda geopolítica de los magnates y sus consorcios.