Los combates continúan en Misrata pese al anuncio de retirada de Gadafi

Las tropas del gobernante reanundan los bombardeos contra posiciones rebeldes en el centro de la ciudad.-El régimen anunció ayer que suspendía las operaciones en la zona


Los combates continúan en Misrata pese al anuncio de retirada de Gadafi

La Crónica de Chihuahua
Abril de 2011, 08:37 am

Las tropas de Muamar el Gadafi han reanudado este domingo los bombardeos sobre Misrata pese a que los soldados abandonaron ayer sus posiciones en el centro de la ciudad y comenzaron una retirada que, a juzgar por los acontecimientos, es más aparente que real.

Un portavoz rebelde ha confirmado esta mañana el inicio de la ofensiva de los gadafistas, que deja en papel mojado la promesa del régimen de cesar el acoso y ceder la iniciativa a las tribus locales.

Tras un cerco que se prolonga ya casi dos meses, la ciudad más castigada en la guerra libia sigue acumulando muertos mientras sus más de 300 mil habitantes malviven en medio de una grave crisis humanitaria. Misrata no acaba de liberarse del gobierno central. Y eso que ayer los rebeldes proclamaron eufóricos la victoria tras asistir incrédulos a la huida del enemigo. Pero este sigue agazapado a las afueras y descargando todas su furia contra el corazón de la tercera urbe libia.

"La situación es muy peligrosa", ha asegurado uno de los portavoces rebeldes por teléfono a la agencia Reuters. "Las brigadas de Gadafi han comenzado un bombardeo aleatorio en las primeras horas de la mañana. El ataque continúa. Sus objetivo es el centro de la ciudad, principalmente la calle Trípoli y tres áreas residenciales". Este mando insurgente no ha informado de bajas pero ha asegurado que los aviones de la OTAN sobrevuelan la ciudad, aunque no hay constancia de que hayan bombardeado todavía posiciones del régimen

Mientras, en la capital rebelde de Bengasi no se fían de las verdaderas intenciones del régimen con su anuncio de abandonar Misrata. "No creo que sea una verdadera retirada", ha dicho Ahmed Bani, portavoz militar. Este responsable ha sugerido que los leales al presidente libio intentan agitar las tensiones entre Misrata y otras localidades vecinas y más tarde volver a la carga con la excusa de proteger a la población del ataque de las tribus. "Gadafi quiere que se interprete que el problema no está entre la gente y él sino entre la gente y las tribus".

El ministro de Exteriores británico, Willian Hague, cuyo país lidera la invasión en Libia, también ha expresado sus dudas sobre el verdadero alcance del repliegue. "Quizá comiencen a emplear a tropas sin uniforme y sin tanques, imitando el modelo de los rebeldes. Pero eso no significa que el régimen de Gadafi abandona Misrata", ha dicho a la BBC.

Retirada en falso

Las unidades de Gadafi aseguran que están dispuestas a levantar el dedo del gatillo en Misrata, pero aún no se sabe si es una estratagema o la asunción de su impotencia ante los ataques de la OTAN en la zona. Por lo pronto, tras anunciar el viernes que el Ejército se retiraba de la ciudad, el viceministro de Asuntos Exteriores, Jaled Kaim, ya matizó anoche que simplemente "suspende las operaciones" para permitir que las tribus gadafistas decidan si quieren resolver sus desavenencias con la población por las buenas o por las malas. Sea como sea, los rebeldes continúan acumulando cadáveres. Las bajas de ayer podrían estar en torno a la treintena, según fuentes médicas: el balance más luctuoso de las últimas jornadas, en las que la media estaba en 11 muertos.

Anoche los soldados de Gadafi no habían dejado del todo las afueras de la ciudad que han tenido cercada dos meses. La cadena Al Jazeera mantiene que los combates continúan en los alrededores de un hospital que las tropas gubernamentales usan como cuartel en la zona oeste. Y hacia medianoche se supo que un periodista francés que cubría el conflicto para un blog independiente recibió una bala perdida en el cuello y su vida corre peligro. Pese a todo, el mayor temor en la ciudad en estos momentos lo representan los explosivos colocados en el interior de los cadáveres y los coches abandonados. Las fuerzas rebeldes peinan las calles para eliminar estos peligros.