Las propuestas de EPN: Personas con discapacidad

Columna de Katia D’Artigues en Animal Político


Las propuestas de EPN: Personas con discapacidad

La Crónica de Chihuahua
Agosto de 2012, 14:56 pm

¡Es muy “sencillo”! Si Enrique Peña Nieto quiere lograr la inclusión de los mexicanos con discapacidad –5.1% de la población según el Censo 2010 del INEGI aunque muchas organizaciones lo calculamos en al menos 10% -lo único que hay que hacer es una cosa: cumplir la Convención sobre los Derechos Humanos de las Personas con Discapacidad de la ONU.

¿Eso es todo? Juro que sí. Es todo. “Sólo” eso. Además, no debería de haber ninguna duda en por qué hay que hacerlo. México no sólo propuso esa Convención al mundo en la sede de la ONU (gracias a Gilberto Rincón Gallardo), sino que ya la firmó y nuestro Senado la ratificó. Es ley, pues. Y como Tratado Internacional, parte del Bloque Constitucional: ley por sobre todas las leyes de México. Y mucho más después de la Reforma en Derechos Humanos.

Ahora, ¿qué implica cumplir la Convención? He ahí donde comienza el mayúsculo reto.

Para empezar implica cambiar nuestra mirada hacia los niños, niñas, adolescentes, mujeres y hombres con discapacidad. Dejar de verlos como sujetos de asistencialismo, como “pobrecitos” y también como sólo parte de un proyecto clientelar-electoral y transformar esa mirada para verlos como ciudadanos con derechos. ¿Derechos a qué? Pues a todo. Y para que no haya duda cuáles ahí están en los primeros, digamos, 35 artículos de 50 de la Convención: Educación, Trabajo, Vivir en Comunidad, Acceso a la justicia, a transitar de manera accesible, a la libertad de expresión, a la Salud, a la Habilitación y Rehabilitación, a participar en la vida política, cultural y social. De paso, promover que todos los demás nos enteremos de este hecho a partir de campañas de sensibilización.

Ah, dirá usted, entonces no es tan “sencillo”. No lo es por la cultura, para empezar. Pero si alguien puede impulsar un cambio en la mirada que devenga, necesariamente, en actos de política pública para incluir a este sector de la población es el Presidente de la República. Yo diría que no sólo puede, debe.

Me parece que Enrique Peña Nieto lo tiene más o menos claro. O lo tiene más tras la reunión que tuvo, en campaña, con la Coalición Mexicana por los derechos de las personas con discapacidad, el único evento durante los 90 días de mitines y encuentros que tuvo con personas con discapacidad, lo que de por sí es una mala señal.

Ahí dio a conocer –firmados, con notario y todo el show, digo, el protocolo—siete “compromisos” para este sector de la población.

Los copio en itálicas y los comentarios que siguen son míos.

1. Armonizar la normativa mexicana para cumplir, de manera progresiva, con lo establecido por la Convención sobre los Derechos Humanos de las Personas con Discapacidad.

Me preocupa lo progresivo. Me gustaría ver un plan detallado de por dónde empezar, con tiempos y fechas, dado que es una tarea titánica y de por sí estamos atrasados décadas con respecto a otros países en la inclusión de este sector. Alguna vez Ricardo Bucio, actual Presidente de Conapred, lo puso así: “Para cumplir la Convención hay que armonizar todas las leyes y normas que involucren a las personas. Ni una más, pero tampoco ni una menos”.

Tome por ejemplo el reglamento de guarderías del ISSSTE hasta hace unos meses: incluía una prohibición explícita de aceptar a niños con discapacidad, so pretexto de que no tenían personal calificado para atenderlos. ¿Entonces que sus padres no trabajen, que los amarren en sus casas como todavía sucede? Eso sí depende de el Ejecutivo Federal, como muchas otras cosas que podría impulsar desde la Administración Pública Federal. Podría también proponer un paquete importante de armonización legislativa para que el tratado baje a las leyes y a las leyes secundarias de las cuales muchas veces depende su aplicación.

2. Adecuar instalaciones de escuelas públicas y capacitar a maestros para integrar a los niños con discapacidad al proceso de enseñanza-aprendizaje.

Este es un gran tema pendiente. A pesar de que lo dice el Presidente Calderón con desfachatada soltura, no todos los niños tienen acceso a educación básica. Se le olvidan los niños y niñas con discapacidad.

Un dato: la exclusión educativa en educación básica es 10 veces mayor en este sector (26% vs 2% ) A nivel educación superior es de 96%.

La clave para darle la vuelta es multifactorial. Sí es en parte adecuar las escuelas – la accesibilidad es un derecho llave que abre otros – y es importantísimo capacitar a maestros. Actualmente el currículum para ser maestro, educación especial es una materia optativa.

Pero faltan más cosas: darle dientes a la SEP para que pueda forzar a las escuelas privadas a incluir niños con discapacidad, que actualmente no es obligatorio. Está también que tengan material en tiempo en forma para que puedan estudiar (por ejemplo los libros de texto en braille están desactualizados y además no llegan a tiempo. Existen audiolibros, pero no fomentan la inclusión) Y está también el tema de la sensibilización hacia otros padres de familia sobre las ventajas –entre otras la educación para la paz y la tolerancia—que trae tener un compañero o compañera con discapacidad en su salón.

3. Incrementar el Fondo para la Accesibilidad en el Transporte Público para las Personas con Discapacidad y vigilar su correcta aplicación.

Suena bien, pero, ¿qué tal hacer que, de manera progresiva todos los transportes públicos, todos, de ahora en adelante sean accesibles? Además de el famoso “Fondo”, que ya tiene unos años y que en muchos estados no se utilizó para lo que estaba etiquetado, es necesario que se cree la mirada de que la accesibilidad debe ser siempre y para todos.

De tal manera que cuando cualquier Estado, por ejemplo, compre nuevos autobuses, tengan que comprar autobuses accesibles, por ejemplo. Ya ni hablar de construir líneas de metro, metrobús o edificios públicos sin accesibilidad, ¿verdad? O que como el nuevo edificio del Senado, sólo tienen acceso para personas con discapacidad motriz, usuarias en silla de ruedas, por el estacionamiento. Y eso es muy oportuno porque ya ve – sí, ajá– que todos tienen coches adaptados porque a) todos los mexicanos tenemos coche y b) hay grandes facilidades fiscales, como en otros países, para importarlos y deducirlos de impuestos. Y eso sin tomar en cuenta que todos respetamos los lugares designados para personas con discapacidad.

4. Apoyar la adquisición de equipos, lentes, prótesis, aparatos auditivos, sillas de ruedas y zapatos ortopédicos para niños con discapacidad.

Apoyar cómo. Es una pregunta que debe responderse. Y sí porque hay muchas personas con discapacidad que necesitan apoyos así para alcanzar su máximo potencial. Ahora, analizándolo, porque aunque es un recurso que no funciona en todos lados, digamos en zonas rurales sin caminos donde una silla de ruedas simplemente es prescindible. Ahí hay que analizar alternativas como la Rehabilitación Basada en la Comunidad o RBC.

5. Fortalecer y difundir los beneficios e incentivos con los que cuentan las empresas al contratar personas con discapacidad.

Esta es una parte clave para crear un círculo virtuoso. Pese a su falta de oportunidad para escolarizarse, el trabajo es ya la primera demanda de las personas con discapacidad, según la Encuesta Nacional de Discriminación 2010. (El segundo es la rampante discriminación). Hay muchos ejemplos internacionales de cómo esto puede funcionar. Uno de ellos es que el mismo gobierno central ponga el ejemplo, contratando a un porcentaje de personas con discapacidad. Aquí sería bueno pensar en cuotas, como una medida de discriminación positiva temporal. También funcionó en España, por ejemplo, exigir que las empresas, o al menos aquellas que quieran comprarle al gobierno federal cumplan con una cuota de empleados con discapacidad.

6. Laptops con Internet adaptadas para alumnos con discapacidad, de escuelas públicas que cursen 5° y 6° año de Primaria.

Es parte de una propuesta de Peña Nieto para todos los niños de 5º y 6º. Está bien que no dejen fuera a los niños con discapacidad. Ahora, quizá no sólo necesiten éstos, sino otros apoyos. Y de nuevo, muchas veces el éxito en la escolarización de niños con necesidades especiales sí va de mano con el acceso a la tecnología pero también a la flexibilidad, vía la adaptación curricular.

7. Promover el respeto y la inclusión con programas realizados conjuntamente con la sociedad civil organizada.

Esto es parte de la Convención y hay que ser muy claros en que incluir a la sociedad civil organizada no es una concesión, sino una necesidad para este y para todos los casos. Son ellos los que con años de trabajo que debería de hacer el estado saben cosas que los funcionarios –hasta los bien intencionados—no: cómo es vivir con una discapacidad, por ejemplo, qué se necesita, cuáles son los obstáculos.

Hasta ahí lo firmado por Peña Nieto. Faltan muchas cosas pero dos de ellas esenciales para todo lo anterior y más: que haya presupuesto (ya sabe que toda causa que no encuentra respaldo presupuestal es mera demagogia) y que la convicción de que la inclusión de personas con discapacidad lo abandere el Presidente mismo y su equipo más cercano como un prioridad, casi, personal.

Vuelvo al inicio: las personas con discapacidad están en todos lados y participan de todo. O deberían. Es su derecho, como mexicanos que aspiran a contribuir con su vida, trabajo, ideas, creatividad, a este país. Entonces, ¿por qué no siempre se hacen mensajes accesibles para ellos, por ejemplo? ¿Por qué no se les contempla en cada una de las iniciativas de ley que se presentan?

Eso debe de hacer el gobierno de Enrique Peña Nieto. Nada más, pero tampoco nada menos.

*Katia D’Artigues es periodista en prensa y televisión; autora de la columna “Campos Elíseos”.