Las nuevas amenazas al periodismo chihuahuense

Los riesgos de ejercer el periodismo

Lily Dueñas
Febrero de 2013, 13:01 pm

Chihuahua, Chih.- El crimen organizado, ya no la única preocupación de los periodistas de Chihuahua, desde hace unos años los funcionarios públicos también se han convertido en un problema para ejercer el periodismo y así lo informa también la Comisión Estatal de Derechos Humanos en Chihuahua, quien ha sacado a la luz que más de un 80% de las denuncias de periodistas por amenazas o violencia son en contra de trabajadores de diferentes ordenes de gobierno incluyendo a la policía.

Además y desde que comenzaron las audiencias orales y publicas en los juzgados chihuahuenses, los periodistas se han encontrado amenazaos por “civiles” familiares de algún sujeto de juicio o víctima.

Es el caso de hoy durante la audiencia que se efecto esta mañana en el caso de la niña abandonada en las puertas del templo de san Antonio de Padua, en el que se presentó la madre de la niña Clara Armendáriz, en dicha audiencia fotógrafos que fueron a cubrir la noticia, fueron amenazados por el padre de Armendáriz.

“Yo te conozco” le dijo el abuelo de Toñíta como es cencida la bebé abandonada, a un fotógrafo ya veterano de la lente y miembro de uno de los periódicos escritos de mayor circulación en el estado.

Este mismo fotógrafo y otros mas, además de camarógrafos y reporteros fueron agredidos físicamente, por miembros del Barzón el pasado 23 de octubre de 2012 cuando cubrían la ceremonia de velación de cuerpo presente de los líderes barzonistas Ismael Solorio y su esposa, que los barzonistas llevaron a cabo dentro del Palacio de Gobierno.

Así mismo un fotógrafo, se vio obligado en pasados días a borrar unas fotos que había tomado de un grupo de ambulantes barzonistas que se manifestaban en la Plaza Hidalgo frente al Palacio de Gobierno, ya que ese mismo grupo lo cercó y pidió que las borrara.

Es por estos y otros ejemplos que ahora muchos periodistas de todas las denominaciones en Chihuahua, se han sentido agredidos no solo por la policía, elementos militares o la mafia, sino también por “civiles” y hasta algunas organizaciones sociales.