Las ’’Mipymes’’, sin defensa contra el aumento al ISN

**La parte más inequitativa de toda reforma fiscal: la capacidad del contribuyente de defenderse contra ese enojoso acto de autoridad que es la cobranza de impuestos.


Las ’’Mipymes’’, sin defensa contra el aumento al ISN

La Crónica de Chihuahua
Diciembre de 2013, 18:55 pm

Por: Alejandro Salmón Aguilera

Las reformas fiscales que se han aprobado o están en vías dé, corresponden a una corriente mundial de la cual se salvan muy pocas naciones, al menos, las que están inscritas en esa especie de club de ricos y “no tan pobres” que es la OCDE.

La desaparición de tasas preferenciales, la homologación de impuestos o la anulación de zonas francas son corrientes que van ganando terreno entre los países con los cuales México tiene casi la totalidad de su intercambio comercial y de donde vienen la mayor parte de las inversiones extranjeras directas.

Hasta ahí, se puede comprender que el Gobierno Federal haya derogado las tasas preferenciales del IVA en zonas fronterizas; que hayan desaparecido los regímenes diferentes de contribuyentes o que se esté empujando a los estados a que emparejen el cobro de sus impuestos, derechos y tarifas.

Se entiende, entonces, que el Gobierno del Estado de Chihuahua elimine esa especie de escalera de tasas que era el ISN, que iniciaba desde el 1 por ciento y terminaba en un 2.6 por ciento. No tiene pierde: es más fácil cobrar un impuesto o un derecho cuando se aplica un tabulador raso para todos que cuando se hacen marometas para cobrarle una tarifa a uno y una distinta a otro.

Lo que olvidan los gobiernos mexicanos—tanto los estatales y el Federal—es que el emparejamiento fiscal que han instaurado otros países ha ido acompañado de una reducción de tasas. Es decir: la tasa a los impuestos al consumo, que en México se llama IVA, se han emparejado, se han ido eliminando las tasas cero o los productos exentos, pero también han bajado las tasas. Es decir, emparejan, pero a la baja, y así el incremento en la recaudación proviene no de cobrarle más al que ya pagaba, sino de hacer más eficiente la fiscalización.

Ese es el “pero” que se le puede poner al proyecto de, digamos, “miscelánea fiscal” que presentó el miércoles el secretario de Hacienda estatal, Jaime Herrera Corral. Las tasas se emparejan, pero hacia arriba, lo cual implica que quienes pagaban un 1 por ciento, ahora lo harán sobre una base del 3 por ciento sobre el valor total de su nómina. Es decir, que mientras a los “grandotes” les aumentarán solo cuatro décimas, a los pequeños les subirán dos puntos completos.

Desde ahí empieza la inequidad fiscal. Sin embargo, la parte que marcará con mayor crudeza la disparidad fiscal será la capacidad de defensa contra los incrementos impositivos. Mientras que los grandes contribuyentes cuentan con recursos, con departamentos jurídicos o con el servicio de prestigiados bufetes de abogados, los pequeños difícilmente tendrían tiempo de acudir a un juzgado a interponer un amparo contra el incremento al ISN.

Esa fue la “verdadera y triste historia” de finales de los 90as, cuando el gobierno de Patricio Martínez incrementó las tasas del ISN: los “grandes” se apararon, ganaron y les devolvieron su dinero, los chicos, sólo pagaron y ya. Esa es, quizá, la parte más inequitativa de toda reforma fiscal: la capacidad del contribuyente de defenderse contra ese enojoso acto de autoridad que es la cobranza de impuestos.