La voz gemela de Javier Solis, un chihuahuense

No es profeta en su tierra


La voz gemela de Javier Solis, un chihuahuense

La Crónica de Chihuahua
Septiembre de 2012, 13:00 pm

Al otro lado de la barra, el hombre coloca la artesa con pan en el horno. Se sacude el delantal y levanta una nube blanca de harina, para después dirigirse donde tiene la grabadora. Pulsa un botón y comienza a escucharse una canción: “¡Payaso, soy un triste payaso!…”. El hombre, quien es dueño de la panadería, comienza a seguir con su voz la letra del bolero interpretado por él mismo.

Se trata de don Miguel Martínez, panadero de profesión y cantante por afición, conocido con el mote de “la voz gemela de Javier Solís”, o también como “el romancero del Poniente”, sector donde tiene su panadería La Admiración, tradicional negocio donde generaciones de delicienses han ido a comprar el pan.

“Es un bolero algo difícil, pero a mí me gusta la música de Javier Solís. En una ocasión caí en un aprieto con los mariachis y ellos mismos me dijeron: ´¿Sabes qué? Tu voz es para que interpretes canciones de Javier Solís´, y allí fue donde nació ´Llorarás´, Él viejo San Juan´, ´Payaso´ y Ésta Tristeza Mía´”, rememora el anciano, quien recalca su gusto por la interpretación de las piezas musicales que dieran la fama a Javier Solís, “el de la voz de terciopelo”, como dice.

Martínez aclara que nunca ha sido un imitador, sino que canta los boleros rancheros con su propia voz, señalando que, como reza la sentencia bíblica, él no es profeta en su propia tierra, pues ha sido más reconocido en ciudades “del otro lado” pese a no haberse lanzado nunca profesionalmente.

“Un cantante nunca es profeta en su pueblo. Desgraciadamente no toda la gente lo conoce a uno, pero yo he estado en El Paso, en Arlington, en Forth Worth, en Dallas y allí he ganado el público. Los aplausos que traje de Estados Unidos los llevo en mi corazón, donde me presento aquí en mi localidad, en Meoqui, en Rosales. En veces se quedan sorprendidos por la voz que tengo”, se ufana.

Reitera que no cualquiera puede interpretar canciones de Javier Solís, pero él sí cuenta con el don.

“Gracias a Dios que me dio un don, e interpretar canciones de Javier Solís no es fácil. Uno se esfuerza estudiando vocalización y todo eso, pero el mismo mariachi lo reconoce a uno”.

Sin embargo, el talento no es suficiente, pues para ganarse al público hay que cantar con pasión, dice como quien da un consejo a los artistas jóvenes, respaldado por años de experiencia.

“La canción hay que sentirla en el corazón, si uno no se mete en el bolero ranchero como lo hacía Javier Solís pues no tiene carisma. Hay que sentirlo para que la gente expresar, ver a aquel cantante que se esfuerza por cantar canciones con el corazón”, dice.

Pese a haber sido vetado por el Instituto Chihuahuense de la Cultura (ICHICULT), acto que él considera injusto por considerar que él no fue culpable de la irresponsabilidad de un representante artístico en cierto evento, don Miguel no se amilana:

“A mí no me importa. A mí me importa que la gente me reconozca por ser buen cantante, que me conozca bien”, finaliza diciendo el también conocido panadero del sector poniente de Delicias.