La creciente influencia económica de Rusia

Por Abel Pérez Zamorano


La creciente influencia económica de Rusia

La Crónica de Chihuahua
Diciembre de 2015, 21:42 pm

(El autor es un chihuahuense nacido en Témoris, Doctor en Desarrollo Económico por la London School of Economics, miembro del Sistema Nacional de Investigadores y profesor-investigador en la División de Ciencias Económico-administrativas de la Universidad Autónoma Chapingo.)

Aumenta la presencia política de Rusia en el mundo, pero no olvidemos que subyacente a eso está la economía. Un país con una economía débil no puede aspirar a ser fuerte e influyente en la política, la diplomacia y lo militar, ni a tener gran influencia cultural, ideológica y mediática. Manifestaciones como la Filosofía y el arte todo se cimentan sobre esa base; en tal virtud, economías decadentes generan una superestructura social igualmente decadente, y a la inversa, cuando son prósperas vigorizan toda la vida espiritual e institucional. La economía actúa como soporte, como la raíz que sostiene y nutre a la planta, con su floración y sus frutos. Y para posicionar a un país en un papel digno en el mundo frente al poder de las grandes potencias, no bastarían la voluntad y la valentía si no hubiese una sólida economía que proveyera de todos los recursos necesarios.

Esta ley social se manifiesta claramente en el caso de la hegemonía de Estados Unidos durante la segunda mitad del siglo veinte, que ha cimentado, fundamentalmente, en su poderío económico su papel protagónico y su liderazgo en el mundo capitalista. Por eso pudo invadir impunemente cuanto país ha querido, y ha sometido a Europa a su dominio; de ahí también que pudiera imponerse desde Bretton Woods con el FMI, el Banco Mundial y la OMC, como instrumentos de control, y, en 1971, unilateralmente deshacerse de su responsabilidad de respaldar el dólar con oro y emitir enormes cantidades de dólares sin control alguno y llenar al mundo de billetes verdes de dudoso valor; gracias a ello, en fin, pudo sustraerse a toda vigilancia y tener una deuda gigantesca sin que nadie le cuestione e imponga medidas de control. Pero también la misma ley que lo encumbró, hoy le amenaza: su supremacía económica declinante debilita su dominio global y abre paso a otros protagonistas.

Ahí destaca Rusia, cuya economía decayó severamente en los años noventa, y con ello su orgullo nacional y su protagonismo mundial, y que ahora, en cambio, recuperando su fuerza económica interna y en el mundo, asume un creciente liderazgo global. Dejando a un lado, por ser una situación especial, su estrecha relación con China, abordaré aquí sus vínculos económicos en su entorno inmediato, Medio Oriente y Europa. Por su importancia regional destaca el reciente surgimiento de la Unión Económica Euroasiática, que el primero de enero de este año entró en vigor encabezada por Rusia e integrada hoy por Bielorrusia, Kazajstán, Armenia y Kirguistán y que integra a una población de 176 millones (vale comentar de paso que a partir de la desaparición de la URSS y la crisis subsiguiente, Rusia empezó a perder población: de los 147.7 millones que tenía en 1990, bajó a 141.9 en 2009, una pérdida de 5.8 millones, pero viene recuperándose: en 2014 cerró con 146.3 millones, un incremento de 2.6 millones respecto al año previo). El bloque regional referido garantiza el libre movimiento transfronterizo de trabajadores, mercancías, capitales y servicios y establece una política común en sectores como energía, agricultura, transporte e industria; incluye asimismo la creación de una moneda única para sus intercambios, mismos que ya se realizan en las divisas nacionales. Sobre su crecimiento inmediato, el 21 de julio pasado el primer ministro de Siria declaró que su país estaba negociando su integración; de hecho, Siria es ya el séptimo cliente comercial de Rusia.

Rusia tiene el status de superpotencia energética, con las segundas reservas mundiales de petróleo y las primeras de gas natural, considerado como el energético del futuro; la energía que mueve a las economías se viene “gasificando” al agotarse los yacimientos de petróleo: según el presidente ruso, para el año 2040 el consumo de gas aumentará en 32 por ciento. Y en este contexto, Rusia domina los mercados. La Unión Europea (UE) importa el 53 por ciento del total de la energía que consume; en el caso particular del gas, el 66 por ciento, y el 90 por ciento del petróleo. “Los siguientes datos reflejan la destacada dependencia de la UE ante Rusia: un tercio de las importaciones de petróleo, el 39 por ciento del gas y el 29 por ciento de combustibles sólidos. Rusia es, además, el único proveedor de las importaciones de gas de seis países de la UE” (Fuente: Parlamento Europeo). Los países que dependen totalmente del gas ruso son: Bulgaria, Suecia, Finlandia, Lituania, Letonia y Estonia, y con una fuerte dependencia: República Checa 80 por ciento de su consumo, Ucrania 60, Alemania 40, Turquía 53, Eslovaquia 63, Grecia 54, Hungría 49, Polonia 54, Italia 20 (Fuente: BP Statistical Review of World Energy, junio 2013). De esa magnitud es la dependencia, y no se vislumbran alternativas inmediatas, pues el mismo proyecto Nabucco, patrocinado por Estados Unidos y Turquía, fue cancelado.

La alianza con Irán, Siria e Irak en el Medio Oriente proporciona a Rusia clientes y aliados para posicionarla en la política regional. En los tiempos que corren, en el combate contra el Estado Islámico esos países han creado una unidad operativa técnica con sede en Irak para coordinar acciones. Rusia es primer proveedor de armamento de Siria y Venezuela y se consolida en el mercado de Irán, luego de levantado el embargo armamentista a ese país, del que es ya principal socio en el programa nuclear. En el mismo sentido evoluciona la política de Irak, que ha iniciado adquisiciones de material bélico ruso en gran escala, principalmente aviones. A nivel mundial, en el sector de la industria armamentista, Rusia es el segundo exportador, y viene ganando nuevos mercados, como el de La India, principal importador, que le compra el 75 por ciento de su material bélico y Argelia, el 91.

Finalmente, en lo que hace a Europa, las sanciones aplicadas contra Rusia, contrariamente a lo esperado por sus autores, en lugar de postrarla económicamente han venido a evidenciar la fortaleza rusa, provocando un efecto boomerang sobre Europa; es sabido que varios productores agrícolas y gobiernos reclaman el inmediato levantamiento de las medidas ordenadas por los Estados Unidos. Contrariamente, Rusia impuso a Turquía sanciones económicas con éxito. Rusia es el principal proveedor de energéticos al país persa: el 55% del gas que consume y el 30 por ciento del petróleo, y tómese en cuenta que este último importa el 90 del petróleo y el 98 por ciento del gas; asimismo, ya el gobierno de Putin canceló el proyecto Turkish Stream, que enviaría gas a Europa por territorio turco, luego de haber cancelado antes el proyecto inicial South Stream que debía cruzar por Bulgaria; adicionalmente, Rusia es el segundo mayor socio comercial de Turquía, y tres millones de turistas rusos visitaron ese país el año pasado. Finalmente, Rusia redujo en 66 por ciento sus importaciones de Turquía, sobre todo de hortalizas, y sin mayores repercusiones, pues el gobierno egipcio ha manifestado su disposición para proveer esos productos. Estos contactos no son casuales ni de ahora. El 26 de agosto, Vladimir Putin declaró que la Unión Euroasiática y Egipto podrían crear una zona de libre comercio e intercambiar en sus monedas nacionales, y ya entre 2013 y 2014 el intercambio comercial entre ambos países aumentó en 56 por ciento. En resumen, Rusia ha venido mejorando su posición internacional, acrecentando su influencia y convirtiéndose en protagonista de primer nivel en la economía, y, consecuentemente, en la política, contribuyendo a que el mundo transite del sistema unipolar surgido en el fin de la Guerra Fría a uno multipolar, más equilibrado y libre de los excesos de una sola potencia.

Texcoco, México, a 22 de diciembre de 2015