La corrupción no se agota con castigos, sino con justicia social: Aquiles Córdova

* El fenómeno es “consustancial a una sociedad en que el poder político y económico son monopolio de las clases altas”.


La corrupción no se agota con castigos, sino con justicia social: Aquiles Córdova

La Crónica de Chihuahua
Marzo de 2011, 08:43 am

México, D.F.- Imponer castigos más severos a quienes cometan actos de corrupción, no acabará con este problema social. Lo que se requiere es que la distribución del ingreso sea menos injusta, además de una democracia genuina “que ponga a los gobernantes bajo vigilancia de los electores, y una retabulación de valores que cambie el egoísmo por solidaridad”, señaló Aquiles Córdova Morán, líder nacional del Movimiento Antorchista.

En entrevista, el dirigente dijo que es claro que la corrupción perjudica a todos y provoca daños como la poca inversión de capitales en un país, pero pedir sólo castigos más severos es erróneo porque la responsabilidad no es sólo del individuo, sino de la sociedad en su conjunto.

Córdova Morán añadió que la corrupción es perenne y no fortuita, y prueba de ello la podemos encontrar en diversas épocas de la sociedad, en las causas tanto de la Revolución Francesa como en la España de Cervantes misma que se ve reflejada en su obra y en su vida.

La corrupción es pues, “consustancial a una sociedad en que el poder político y económico son monopolio de las clases altas y tiene varias causas como el reparto desigual de la riqueza, misma que empuja al empleado de bajos ingresos a abusar de su cargo”.

A esto se suma el problema de los gobiernos que trabajan de manera independiente a la mayoría electora, “lo que genera el patrimonialismo y un egoísmo exacerbado que hace de la riqueza material el valor supremo y desata la insaciable voracidad de acumulación de las clases alta y no tan altas”.

Estas causas hacen casi imposible erradicar el mal de la corrupción, y muestra de ello es que ni los países más ricos y democráticos han logrado terminar con el problema. Sin embargo, “han conseguido erradicar sus formas más visibles, masivas e irritantes y han logrado que la corrupción se refugie en formas sofisticadas, impracticables para la mayoría. Eso da un respiro, más o menos prolongado, a la economía en su conjunto”.