La caravana del consuelo, un pastiche como pacto

Javier Corral Jurado/ Columna Rotafolio


La caravana del consuelo, un pastiche como pacto

La Crónica de Chihuahua
Junio de 2011, 12:30 pm

El poeta Javier Sicilia –a quien el crimen organizado le asesinó de manera tan bestial como cobarde a un hijo inocente– encabezó una caravana desde el estado de Morelos a Ciudad Juárez, Chihuahua, que oficialmente se denominó “Por la Paz con justicia y dignidad”, pero que al paso de las diez ciudades que cruzó, trocó en “Caravana del Consuelo”, en idéntica evolución con la que el escritor ha transformado su dolor personal, volcado hacia la solidaridad con otras víctimas, reuniendo sus historias y haciendo visible el abandono en que se encuentran sus diversas, y en ocasiones muy diferentes, exigencias de justicia.

Documentar esas historias personales de angustia, frustración y dolor, que constituyen ya una desolación colectiva, representa un logro muy importante de ese movimiento lanzado por el Poeta, que debe ser reconocido y apreciado por las diversas instancias de gobierno y los poderes públicos en general, más allá de la desarticulación de varias de sus propuestas o del radicalismo verbal con el que, conceptos fundamentales de reconstrucción social, son magnificados para inmediatamente volverlos si no inútiles, por lo menos ineficaces.

Ese reconocimiento de esta labor épica y ética, debiera ser el apéndice de un diálogo constructivo entre el gobierno y ese movimiento social que planteara con toda franqueza la necesidad de un cambio de estrategia en el combate al crimen organizado, y por otro lado el urgente intercambio de información y perspectivas que evidentemente los redactores del “Pacto” no tienen, para delimitar con la mayor objetividad las responsabilidades públicas, sociales y particulares, no sólo en el desenlace violento sino en la acumulación del problema delincuencial del narcotráfico.

Por otra parte, debo plantear mi discrepancia. Leí con detenimiento el documento que contiene el “PACTO CIUDADANO POR LA PAZ CON JUSTICIA Y DIGNIDAD”, y me asombró que de una visión planteada como solidaria, ética y esperanzadora hacia las víctimas, puedan surgir tal parcialidad en el diagnóstico y en las propuestas que se formulan.

De entrada habría que hacer un claro señalamiento: la diversidad de historias que nos fueron contando los medios de comunicación en torno de las víctimas que se acercaron a esta caravana, no han merecido el respeto ni de los propios relatores, quienes han llevado más agua a su molino ideológico o partidista, que a la causa de la justicia con dignidad para las víctimas y la reformulación de la estrategia anti-narco. Que el documento empiece por decir que “nuestro país vive una guerra contra el narcotráfico que oficialmente no existe, pero que en realidad es una guerra contra el pueblo...” es una desmesura infinita que cierra incluso la posibilidad de un análisis serio sobre la responsabilidad del gobierno federal y de las entidades federativas, por acción u omisión, en el incremento de la violencia.

No tocar ni con el pétalo de una rosa a los delincuentes, los efectos destructivos del mundo de las drogas, ni la brutalidad de las mafias del narcotráfico, son ausencias lamentables en el texto.

Es evidente que se trata de un pastiche, y la parte introductoria del documento me recordó varias de las iniciativas de ley que en su exposición de motivos dicen una cosa y en su articulado proponen otra o asientan los verdaderos objetivos legislativos que en modo alguno se explican.

No podemos pedirle a un poeta, que ya nos entrega con su actitud generosa un verdadero ejemplo paulino de solidaridad –Jacques Maritain decía que ese es el verdadero rostro social del amor–, que también sea un técnico en seguridad pública, o seguridad nacional, ni mucho menos un docto en derecho, pero quienes le rodean tienen la enorme responsabilidad de cuidar que ese liderazgo de esperanza y consuelo no se arriesgue innecesariamente al fracaso o la decepción de miles que hoy han puesto en esas manos “su expediente”, no importando que el hijo asesinado haya sido inocente o sicario, porque era persona y eso es lo fundamental que hay que rescatar.

Es cierto que son los riesgos de un movimiento que se construye al paso, calificado asimismo como “un proceso ciudadano de exigencia, de resistencia y de propuesta, no institucionalizado pero sí de enlace horizontal y diversificado”, mismo que no está exento de la obligación de estructurar mejor sus planteamientos porque cuenta entre los más cercanos al poeta, con mentes estructuradas que deben hacer en este momento crucial su mayor esfuerzo de objetividad política.

¿Por qué digo crucial? Porque dentro de los saldos terribles de la guerra contra el narcotráfico –que sí existe oficialmente puesto que el ejército se encuentra en las calles por motivos de seguridad nacional–, no se había visibilizado como ahora la demanda social, atemorizada por diversas instancias de autoridad e ignorada u ocultada por el conjunto de los medios electrónicos como parte esencial del sistema de complicidad con el estatus quo.

En un recomendable trabajo sobre la raíz de la violencia publicado este mes en la revista Nexos, Eduardo Guerrero Gutierrez dice que “con la dispersión geográfica de la violencia más mexicanos están tomando conciencia de la gravedad de este fenómeno. Muestra de ello es que las marchas contra la violencia celebradas el 6 de abril de 2011 lograron reunir, aproximadamente, a 34 mil 151 personas en 21 ciudades del país. Es importante que la indignación y el malestar social cristalicen en una demanda social amplia y articulada, pues para favorecer un cambio de estrategia quien llegue a la Presidencia de la República en 2012 debe tener un firme compromiso con la reducción de la violencia”.

Definitivamente varias de las propuestas que se desarrollan en el documento son obligadamente de atenderse por los distintos niveles de gobierno y poderes de la Unión, incluso hay algunas que tocan directamente a mi puerta, lo digo en términos de mi deber legislativo y específicamente como Presidente de la Comisión de Gobernación de la Cámara de Diputados, aunque no esté de acuerdo totalmente con el enfoque, sobre todo en el particular fraseo de que “Exigimos que no se apruebe ninguna iniciativa de reforma a la ley de seguridad nacional, por el contrario emplazamos al poder legislativo a que elabore conjuntamente con la sociedad una ley de seguridad social y ciudadana”. Este es un tema trascendental y delicado a la vez. El peor escenario es el actual, una actuación de las fuerzas armadas sin un encuadramiento legal, claro está bajo la omnímoda facultad constitucional al Presidente de la república para disponer en cualquier momento de la totalidad de la fuerza armada permanente. Estoy absolutamente convencido que cualquier esfuerzo legislativo que enmarque, delimite y acote esa facultad en una ley será ganancia para el sistema de los derechos humanos.

De los nueve ejes temáticos en que se divide el Pacto, el primero y más importante es el que tiene que ver con las víctimas, denominado “Verdad y Justicia desde las víctimas” y plantea, con lo que estoy absolutamente de acuerdo: Una Ley que proteja los derechos de la víctimas directas (los asesinados) e indirectas (sus familiares), Derechos de la ciudadanía de monitorear los casos, Cuerpos policiacos que sean eficientes, capacitados, sensibilizados, que investiguen y concluyan los casos. Que tengan obligación de cuidar los expedientes. Poner fin a la corrupción e impunidad. Obligación a los medios de comunicación a cumplir su trabajo con ética, y para lo anterior plantea acciones de resistencia como: plantones frente a las instancias con exigencias concretas, inclusión de civiles y medios de comunicación como testigos en los procesos de investigaciones, participación de organismos ciudadanos en el seguimiento de los casos, monitoreo a todos los niveles de gobierno a través de la articulación de organismos de derechos humanos y de defensa civil, impulsar organización contra la arbitrariedad, educación de la sociedad civil en sus derechos políticos y sociales, exigir e incidir en los medios de comunicación para que cumplan su trabajo con ética y que sea educativo para la sociedad.

Por supuesto, tengo muchas más coincidencias con lo planteado, que diferencias. Ya las iremos desgranando poco a poco. Lo importante es darle la bienvenida al Pacto, aunque sea pastiche, a veces, tampoco puede ser de otra manera cuando el trabajo es realmente colectivo. Que conste que no digo plural.