La brava Lupita

Lupita es el ejemplo de la pobreza y es víctima de los pésimos servicios de salud y de atención a las etnias indigenas


La brava Lupita

Lily Dueñas
Abril de 2012, 14:24 pm

Chihuahua, Chih.- Lupita tiene dos años de edad, sin embargo estas vacaciones de semana santa, se las ha pasado en silla de ruedas, “Lupita es muy vaga” cuenta su mamá, Lupita, se fracturó la cadera tras caerse, el pasado mes de febrero, ahora se encuentra pidiendo dinero para volver a su hogar.

Me encontré a Lupita en la calle libertad, fue impactante verla, era como ver a una muñeca en una silla de ruedas, impacta ver a una niña tan pequeña en una situación tan difícil, la encontré sobre una silla de ruedas, llorando y con un guare entre sus piernecitas fracturadas y enyesadas.

Su mama, una mujer muy joven, me informó que Lupita, ella y su hija menor de tan solo 8 meses, están en Chihuahua desde febrero, viviendo en un albergue en la calle 25ª, propiedad de la Coordinadora de la tarahumara.

“La deje con sus abuelos, (paternos) y se cayó mientras jugaba, la ambulancia nos trajo hasta acá y la atendieron en el hospital infantil” me platicó sus mama, con un poco de pena y de manera evasiva.

Pero Lupita no dejaba de llorar, así que le pregunte a su madre si tal vez lloraba de dolor, ella lo descartó y agregó “es muy brava muy corajuda, llora de coraje de no poderse mover” me dijo.

Lupita es el ejemplo de la pobreza de la falta de oportunidades y de la escases de servicios médicos en la zona serrana de Chihuahua. Su familia esta compuesta por ella de dos años, su hermana de 8 meses, su mamá que es ama de casa y su papá que se dedica a la albañilería, pero que no tiene trabajo por el momento, es uno de los miles de empleados temporales que hay en el estado y que no cuentan con prestaciones de ley.

Cuando Lupita se lastimó, tuvo que ser trasladada hasta Chihuahua, ya que en su municipio Guadalupe y Calvo, no hubo atención médica para ella, afortunadamente contaba con Seguro Popular, pero este solo alcanzó para traerla al hospital infantil y darle puro paracetamol, solo eso le calma el dolor. Los yesos de sus piernas ya tesan desgastados y sus mamá no tiene dinero ni para regresarse a su pueblito natal donde la espera su esposo, ni para comprar vendas nuevas para su hijita, o comida, por lo que hoy por hoy se encuentran pidiendo ayuda en la Calle Libertad.