La Franja y la Ruta

Por Brasil Acosta Peña


La Franja y la Ruta

La Crónica de Chihuahua
Julio de 2017, 21:00 pm

(El autor es Doctor en economía por el Colegio de México (COOLMEX) con estancia en investigación en la Universidad de Princeton, fue catedrático en el Centro de Investigación y Docencia económica y articulista en la revista económica Trimestre Económico.)

En una muestra de cómo se deben construir los lazos internacionales de cooperación económica sin que detrás de ella se oculten intereses egoístas, mezquinos o económicos, China ha planteado “la franja y la ruta”. El presidente de China, Xi Jinping, doctor en economía marxista, planteó que este proyecto se trata de “la construcción de una ruta de paz, prosperidad, apertura, innovación y civilización”, según se lee en un articulo de la revista China “Hoy”. La filosofía de la franja y la ruta, según palabras del propio presidente de China, está asentada “en la cooperación pacífica, en la apertura en la inclusión, en el aprendizaje y en el beneficio mutuo y en la ganancia compartida”. Esta filosofía contrasta con la visión de los halcones norteamericanos, que si se trata de cooperación, la impulsarán a favor de los poderosos capitales norteamericanos; si se trata de ganancias, buscarán sólo aquéllas que beneficien a nuestros vecinos del norte; si se habla de paz y prosperidad, hay que entender guerras, intervenciones arbitrarias y lanzamiento de misiles (recordará usted, amable lector, el caso de Irak, el caso de Afganistán y recientemente el lanzamiento de misiles contra Siria). Si se habla de apertura, los norteamericanos entienden que los demás países deben abrir su economía y ellos seguir protegiendo la propia (si no, recuerde usted, amable lector la veda del atún mexicano so pretexto de que nuestros barcos de pesca cazaban delfines; o recientemente, la controversia en el tema del aguacate mexicano, cuyo ingreso a territorio estadounidense impidió el antimexicano presidente Trump, a pesar de que el guacamole es una de las comidas que más se consumen durante el famoso SuperBowl). Si se habla de aprendizaje, los norteamericanos sacan provecho de nuestros conocimientos robándonos a los cerebros más prominentes y poniéndolos a su servicio, etc.

El contraste es claro: los chinos promueven un mundo mejor, la cooperación, la paz, la integración económica de los pueblos, la ganancia mutua, la mejora social, la distribución de la riqueza, el aprendizaje mutuo, etc. Esta actitud nos habla de la posibilidad de construir un mundo mejor, en contraste con la actitud soberbia de Estados Unidos (EE. UU.) que nunca ha dejado de intervenir en la economía y la política del resto del mundo. Después de la Segunda Guerra Mundial, los intereses de EE. UU. se impusieron sobre cualquier otro interés, especialmente después de la caída de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, que representaba, como sistema social, un gran contrapeso a la filosofía egoísta del capitalismo. De 1989, año en que cayó el Muro de Berlin, símbolo del inicio de la derrota del socialismo mundial (pues pocos años después cayo la Rusia socialista), todo habría sido miel sobre hojuelas para EE. UU. si no fuera porque en la escena económica mundial apareció un gigante: China.

China encabeza un proyecto al que hay que poner atención y apoyar. “La franja y la ruta” nace del nombre de la ruta de la seda, y busca incluir a América Latina proponiendo, a diferencia de EE. UU., no intervenir en los asuntos internos de otros países, no difundir su sistema social y modelo de desarrollo, no imponerlos a otras naciones, no repetir viejos juegos geopolíticos, ni formar un pequeño grupo que destruya la estabilidad. Si ponemos atención a estos compromisos, promete hacer justo lo contrario que EE. UU., que impone su modelo vía el FMI, el Banco Mundial, etc.; que crea grupos de desestabilización como en Venezuela, donde la reacción con Lilia Tintori ha fracasado y donde ahora se implementan actos de provocación utilizando grupos de provocadores para desestabilizar a la Revolución Bolivariana en nombre de la “democracia”, que no es más que un pretexto para hacerse del control del petróleo y los importantes recursos naturales del país sudamericano.

Aprendamos de la solidaridad de China, sigamos su ejemplo e impulsemos el proyecto “la franja y la ruta”, para construir el mundo mejor que tanto está haciendo falta.
La iniciativa de la Franja y la Ruta

La iniciativa de la Franja y la Ruta se propuso en otoño de 2013. Hasta el momento han pasado más de 3 años. Según el gobierno chino, hay 3 metas en este foro: La primera es mostrar los frutos de la iniciativa, la segunda es discutir el paso siguiente de la cooperación y la última es conseguir el beneficio mutuo. Através de las metas, podemos conocer que China no tiene la intención de actuar de forma unilateral en la iniciativa de la Franja y la Ruta, sino que desea entablar consultas y trabajar con todas las partes pertinentes para que la iniciativa genere beneficios para todos.