La FGE juega a los dados con casos de homicidios de alto impacto mediático

**¿El móvil? No fue pasional, siempre no. La versión oficial dice que se trató de una disputa por la posesión de una vivienda.


La FGE juega a los dados con casos de homicidios de alto impacto mediático

La Crónica de Chihuahua
Abril de 2015, 12:13 pm

Por: Alejandro Salmón Aguilera

No es poca cosa lo que ha hecho la Fiscalía General del Estado con su fallido manejo de información en torno a asuntos relacionados con homicidios de alta trascendencia noticiosa.

Cero y van dos: hace unos meses, la FGE “mató” de un infarto a José Enrique Jiménez Zavala, alias “El Wicked”, presunto homicida de la activista Marisela Escobedo Ortiz. Horas más tarde, rectificó y dijo que el gatillero murió estrangulado, a manos de su compañero de celda.

¡Vaya cambio de versión la de aquella mañana de primero de enero del 2015!. Primero la FGE informó mediante un comunicado de prensa que el sicario había muerto de un infarto. Así decía el comunicado: “alrededor de las 21:20 horas, durante uno de los recorridos de vigilancia en los pasillos del módulo de alta seguridad, un custodio se percató de que Jiménez Zavala se estaba convulsionando dentro de su celda, por lo que de inmediato pidió ayuda a uno de sus compañeros para trasladarlo al área de hospital”.

Lo que siguió esa misma mañana ya forma parte de la historia criminalística del estado: lo que se encontraron esos guardias no fue a un hombre convulsionado por los efectos de una falla cardíaca, sino a uno que tenía las vértebras quebradas por haber sido estrangulado. A la fecha, la FGE no ha terminado las averiguaciones en torno a ese extraño suceso donde un sujeto recluido en un área supuestamente de alta seguridad fue asesinado por otro interno.

Difícil decidir cuál de las dos pifias es la más grave: la antes descrita, o la que tiene relación con el doble homicidio cometido en perjuicio de Martín Colmenero y de Francisco Aguilar, el primero de ellos, ex candidato a diputado local por el Partido Acción Nacional.

El 25 de marzo de este año, Sergio Almaraz Ortiz, fiscal para la Prevención y Persecución del Delito, informó en conferencia de prensa que el móvil del doble homicidio había sido pasional, cometido por una ex pareja homosexual de Colmenero.

“El móvil de los hechos fue de carácter pasional, toda vez que las víctimas eran pareja sentimental, además de que Martín Alonso Colmenero Ledezma tenía relación con otras dos personas del mismo sexo”, dijo el fiscal.

Ahora resulta que no fue pasional, sino que los homicidas no son “ex pareja sentimental” de Colmenero, sino Marcial Palma Chávez y Edwin Palma Torres, padre e hijo, así como un tercer cómplice, de nombre Luis Beltrán García.

¿El móvil? No fue pasional, siempre no. La versión oficial dice que se trató de una disputa por la posesión de una vivienda. Eso se llama darle un giro de “360 grados” al tema. Es decir, de darle vueltas y vueltas para quedar donde mismo: un manejo turbio de los expedientes criminales.

En este espacio advertimos del uso del aparato de justicia para denostar a las víctimas del delito, especialmente de homicidio, con el fin de reducir la indignación social y, por consiguiente, la exigencia del esclarecimiento. El problema para la FGE es que sucedió exactamente lo contrario: la indignación se dirigió hacia el fiscal Almaraz y la solidaridad, ahora sí de tipo política, se acrecentó en torno a Colmenero.

Con un manejo tan fallido, tan “manoseado” de los expedientes criminales, no se puede confiar en la firmeza de otras causas penales de alto impacto social. Que nadie se extrañe que, el día de mañana, algún acusado presentado como “peligroso sicario” salga libre porque resultó ser inocente. La FGE parece estar jugando a los dados con los casos de alto impacto: le tira a ver qué sale, a ver si en una de esas le pega y gana. Lo malo es que, quien juega por necesidad, pierde por obligación y eso es lo que le ha pasado al aparato de justicia, al menos cuando maneja casos como el de Colmenero o El Wiked.