Juegos de muerte, atentados contra policías, avionetas derribadas: aquí sí pasa nada

**Quienes decidieron montar un museo de la muerte y el horror como si se tratara de hechos lejanos que ya no existen se apresuraron, por decir lo menos.


Juegos de muerte, atentados contra policías, avionetas derribadas: aquí sí pasa nada

La Crónica de Chihuahua
Mayo de 2015, 16:38 pm

Por: Alejandro Salmón Aguilera/ ahoramismo.mx

El asesinato de un niño de seis años a manos de cinco menores de edad que jugaban al secuestro dio una bofetada de realidad a quienes insisten en festejar el final de la violencia, la expulsión de las bandas delictivas y el encarcelamiento de todos los delincuentes.

Quienes decidieron montar un museo de la muerte y el horror como si se tratara de hechos lejanos que ya no existen se apresuraron, por decir lo menos. Aquí, en la ciudad de Chihuahua, en los alrededores de un reclusorio que se llama “de reinserción social”, dos niñas de 13 años; un niño de 11 y dos adolescentes de 15 años torturaron cruelmente a un niño, al que luego acuchillaron, sepultaron y hasta un animal muerto le pusieron encima para tratar de ocultar su crimen.

El hecho, ocurrido el jueves 14 de mayo pero difundido hasta el sábado 16, volvió a poner a Chihuahua en las primeras planas de la noticia roja del país y hasta en algunos medios extranjeros.

Por desgracia, a Chihuahua se le sigue asociando con actos de barbarie y con actividades delictivas cometidas regularmente por organizaciones dedicadas al trasiego de drogas, pero no se le había exhibido como una sociedad donde la comisión de los más horrendos crímenes es un asunto de niños, algo con lo cual se puede jugar y salirse con la suya. A juzgar por la forma como procedió ese grupo de menores de edad, su juego no sólo incluía el secuestro y el homicidio, sino también la impunidad. Seguros de que no les pasaría nada, como les ha ocurrido a los autores de la mayoría de las 10 mil víctimas de homicidio en lo que va de la actual gestión gubernamental, según cifras oficiales al corte de marzo del 2015.

Los acontecimientos de entre el jueves y el sábado de la semana pasada salieron a la luz apenas una semana después de que el ex jefe policíaco de Juárez, Julián Leyzaola Pérez, sufrió un atentado contra su vida el 8 de mayo, del cual salió vivo de milagro. Lo que hubo alrededor ha contribuido a engrosar la gravedad del atentado, como el hecho de que el mismo Leyzaola señalara al el secretario de Seguridad Pública Municipal de Juárez, Jesús Antonio Reyes Ramírez, como autor intelectual del ataque en su contra, o que la Fiscalía General del Estado haya caído, una vez más, en contradicciones respecto al móvil del agresor, José Antonio Castañeda, alias “El Güero”, quien inicialmente dijo que había intentado matar al “héroe de Tijuana” porque había golpeado a su hermana, pero apenas un día después fue presentado ante juez acusado de homicidio.

El ataque contra Leyzaola ocupó los titulares cuando ya estaba en las primeras planas el derribo de una avioneta cuyo cargamento aún se desconoce. Seis personas murieron en ese accidente, en circunstancias que aún se desconocen pues no se ha confirmado si detonaron armas o recibieron disparos.

Los hechos antes mencionados y las cifras oficiales que nos revelan no sólo la alta incidencia de homicidios, sino también de robo a casa y a negocio, de lesiones y ataques sexuales, nos invitan a pensar si realmente ya recuperamos la paz y la tranquilidad en el territorio chihuahuense.

Tal vez sea el momento de reiterar que, en Chihuahua, tercer lugar en comisión de homicidios en los últimos tres años, sí pasa nada.