Jueces 3, diputados 0

Por: Alejandro Salmón Aguilera


Jueces 3, diputados 0

La Crónica de Chihuahua
Septiembre de 2013, 14:08 pm

Nadie podía ocultar ayer el sentimiento que les embargaba después de “tener” que votar a favor de la reelección del magistrado José Carlos Flores Silva.

Los diputados, particularmente los del PRI, ejecutores de la “línea” que recibieron hace dos años para no ratificar al hasta entonces integrante del pleno del Supremo Tribunal de Justicia, tenían caras largas, si no es que retorcidas. No era para menos: se les obligaba a votar a contrapelo de ellos mismos, pues hace dos años encontraron razones suficientes, nunca explicadas por cierto, para negarle darle la inamovilidad a Flores Silva.

El hecho se prestó hasta para la broma de mal gusto, cuando el presidente del Congreso, Luis Adrián Pacheco (PANAL) pidió formar una “comisión de cortesía” para llamar al hasta ese momento abogado Flores Silva a que rindiera protesta y asumiera otra vez la magistratura de la Cuarta Sala Penal. “Más bien, que se forme una comisión de descortesía”, decían entre dientes algunos diputados del PRI.

Ahora, decían diputados y funcionarios del Congreso, el verdadero poder legislativo del estado son los tribunales federales, porque éstos podrán obligar a los miembros del Legislativo a votar en uno o en otro sentido, o lo que es más grave: obligarán a cada diputado/a a motivar el sentido de su voto, como si no existiera el derecho a la secrecía cuando se trata de una votación cedular.

La pregunta que flotaba ayer en el salón de sesiones del Congreso era: “¿y qué pasará si la mayoría de los 33 diputados/as vota en contra de la ratificación? ¿Se le sancionará por desacato? ¿por qué se le aplica esa sanción al presidente del Congreso? ¿Acaso es él autoridad para decirle al resto del pleno cómo debe ser su voto?”

Como quiera que sea, es la tercera vez en este siglo en la cual un miembro del Poder Judicial consigue ganarle al Legislativo: cuando Emiliano Anchondo impugnó su remoción de la Cuarta Sala Civil; cuando los jueces del caso Rubí Marisol Frayre nunca fueron siquiera notificados, menos llevados a juicio, y ayer, cuando un rozagante Flores Silva recuperaba su rango de magistrado.

Cierto, ha habido mucha torpeza en el manejo de esos asuntos, pero también ha quedado en claro quien realmente toma las últimas decisiones en este país: La Suprema Corte, convertido ahora en algo así como el “Finisterre” del poder.