Juárez: la tragedia humanitaria que el mundo no quiere ver

Artículo de Alejandro Salmón Aguilera


Juárez: la tragedia humanitaria que el mundo no quiere ver

La Crónica de Chihuahua
Abril de 2011, 14:41 pm

A Judith Torrea, y a las periodistas de El Diario de Juárez, por gritarle al mundo “desarrollado” que, detrás de su alegre consumo de drogas, hay una ciudad que llora todos los días.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) está consternada por el hallazgo de 100 cadáveres en Costa del Marfil, víctimas, seguramente, de la lucha encarnizada por el poder que padece ese país africano. Seguramente, el órgano internacional ya estará planeando un plan de ayuda humanitaria, si no es que el envío de “cascos azules” para “poner orden” en lo que de seguro comenzará a llamar “estado fallido”.

Esos 100 muertos, del todo lamentables, serían una estadística más de quincena en cualquier mes de los últimos dos años en Ciudad Juárez, y ni qué decir en el estado.

La cantidad de víctimas de la violencia generada por la disputa por el poder en cualquiera de los países africanos que amanecieron el año 2011 con agitaciones sociales, palidecen ante la tragedia humanitaria que sufre ahora Juárez y el valle del mismo nombre.

Ningún recuento de daños o de víctimas, incluso el que daría la suma de todos los disturbios en Costa de Marfil, Egipto, Libia o Yemen daría la cantidad que arroja la de los muertos registrados por la Fiscalía General del Estado en su información de transparencia: 7 mil 209, sólo en el año 2010, y más de 15 mil en tres años.

Si la cantidad de muertos no conmueve a la comunidad internacional, a ver si la de desplazados: 240 mil según diversos organismos “medidores”, más de 100 mil casas abandonadas, ya porque el que la habitaba salió huyendo de la ciudad, ya porque no hubo mercado para comprarlas nuevas; y no lo hubo porque los probables compradores prefirieron irse “con sus chivas” a otro lado.

La tragedia humanitaria que enluta a Juárez no se parece a nada que esté próximo en la memoria colectiva mundial. Vaya, ni en Ruanda, donde el desplazamiento de 10 mil ruandeses conmovió a la comunidad internacional, se sufrió un éxodo como el de Juárez.

Y, sin embargo, la ciudad fronteriza más emblemática del país, la que le ha dado resonancia mundial al homicidio de mujeres, al narcotráfico, a la trata de personas, al contrabando de autos y al cruce ilegal de armas, no recibe atención ni ayuda alguna de la comunidad internacional. Lo único que se le da es el estigma de “ciudad violenta” donde viven “puros narcos”.

Pero bien lo apunta la periodista Judith Torrea, recién galardonada con el codiciado premio “Ortega y Gasset” por su obra acerca de Juárez: “en cada gramo de cocaína que se consumía en esas fiestas a las que yo iba, veo los muertos de Juárez”.

Mientras los más de 20 millones de consumidores (cifras de la DEA difundidas por el secretario Genaro García Luna) se “comen” 800 toneladas de cocaína al año (misma fuente) y hasta hacen mofa de ello en programas de televisión transmitidos en horarios vespertinos, en Juárez la gente llora por los muertos que causa ese tráfico de drogas y la lucha por monopolizarlo.Bien lo dice Judith Torrea, en la magistral entrevista que concedió al diario ABC de España: Juárez es el paradigma de la hipocresía occidental. Pero también, esta periodista que dejó el glamour de Nueva York por la tragedia juarense, le grita al mundo que Juárez se niega a morir, simplemente, porque l@s juarenses no les darán ese gusto a todos los narcos y que todos los hipócritas vendedores de armas y consumidores de droga del mundo.