Imperialismo y libertad de expresión

EDITORIAL /La Crónica de Chihuahua ¿je suis charlie?


Imperialismo y libertad de expresión

La Crónica de Chihuahua
Enero de 2015, 12:24 pm

El capitalismo no respeta ninguna Ley que se oponga, aun mínimamente, a sus intereses. Siempre atropella las leyes formalmente garantizadas e integradas a los códigos y reglamentos; las libertades de expresión, religión, tránsito, manifestación, protesta y hasta de pensamiento son un obstáculo para alcanzar sus metas; la bandera de la “libertad expresión” ha servido a sus campañas anticomunistas, a sus cacerías de brujas y para mantener en la ignorancia y la confusión a los ciudadanos de sus propios países, bombardeándolos mediáticamente desde la infancia para convertirlos en una masa manipulable, indiferente a los actos represivos y discriminatorios que el Gobierno comete en nombre de la libertad y la democracia, mientras atropella estos mismos principios.

Todas las manifestaciones y expresiones de condena de los países imperialistas, desencadenadas por la violenta agresión contra el semanario satírico Charlie Hebdo, en Francia, enarbolan la bandera de la libertad de expresión y se hacen pasar como sus defensores, como si en sus países esta libertad fuera la práctica imperante.

Pero en el imperialismo no existe libertad de expresión. La libertad y la democracia en Francia, Estados Unidos y demás países imperialistas es un mito; solamente las ejercen unos cuantos; al igual que en las grandes empresas, donde quien posee mayor número de acciones cuenta con la mayoría de los votos, en esas sociedades, quienes poseen más dólares o euros, pesan más en la balanza de las decisiones del Gobierno. He ahí su democracia y su libertad.

La historia del imperialismo está llena de persecución política y religiosa, discriminación racial y crímenes de Estado que se derivan de su esencia explotadora y rapaz; las puertas de centros de trabajo, oficinas de Gobierno y hasta de las escuelas se cierran a individuos y familias sospechosos de simpatizar con una ideología diferente a la de la clase hegemónica; se persigue y estigmatiza a quienes profesen la religión predominante en países no alineados con el capitalismo, se vigila y controla su vida, inmiscuyéndose en sus asuntos más íntimos, y persiguiéndolos como criminales y terroristas en potencia.

La libertad de expresión sirve de pretexto para crear una falsa imagen de los opositores del Gobierno imperialista, estigmatizando a países enteros ante el temor de que su ejemplo se propague en el seno de la sociedad imperialista manipulada por ellos. En el Medio Oriente, sus campañas mediáticas contra el Islam se enfilan contra los países que no se han alineado con el imperio y protegen sus recursos naturales, entre ellos el codiciado petróleo. Las banderas de libertad y democracia también han servido para satanizar a pueblos enteros que se sacudieron la batuta del capital, la pobreza y el subdesarrollo, construyendo un régimen socialista, como Vietnam, Corea del Norte, Cuba, Venezuela o Bolivia.

Esta campaña de ataques ha llegado al extremo de perpetrar actos terroristas para justificar la invasión y el exterminio de pueblos enteros, atribuyéndoles actos violentos, tal es el caso de las Torres Gemelas, cuyo derrumbe, diversos investigadores y periodistas norteamericanos han considerado como un autoatentado.

La manipulación mediática, disfrazada de libertad de expresión, sirve al capital para desprestigiar, ofender y difamar a quienes profesan una religión distinta o sostienen ideas opuestas a los intereses del capital monopólico. A decir de numerosos expertos en la materia, incluso de Francia, las ofensas del semanario Charlie Hebdo contra las ideas que profesan millones de fieles del Islam, son parte de esta injusta y agresiva campaña islamofóbica.

Existe todo un cúmulo de ideas y opiniones de gente versada en la materia en el sentido de que los ataques contra Charlie Hebdo entran dentro del rango de un probable autoatentado para agudizar la persecución contra Medio Oriente y justificar la hostilidad y las guerras del imperialismo sin escrúpulos, que tienen como objetivo apoderarse a toda costa de los recursos naturales de todo el planeta.