Huitzilan de Serdán, un caso exitoso de desarrollo en municipios indígenas

Por Abel Pérez Zamorano


Huitzilan de Serdán, un caso exitoso de desarrollo en municipios indígenas

La Crónica de Chihuahua
Mayo de 2016, 20:19 pm

(El autor es un chihuahuense nacido en Témoris, Doctor en Desarrollo Económico por la London School of Economics, miembro del Sistema Nacional de Investigadores y profesor-investigador en la División de Ciencias Económico-administrativas de la Universidad Autónoma Chapingo.)

Recientemente se ha desatado en Puebla y en algunos medios nacionales una ofensiva mediática contra el modelo de desarrollo social y económico y el liderazgo político de Huitzilan de Serdán, descalificando a la organización que creó y conduce el proyecto, y elegida por el pueblo para gobernar, desde 1984, Antorcha Campesina. Pero no podemos guiarnos sólo por dichos. El mejor criterio para juzgar a personas y organizaciones es su obra, y precisamente al análisis de resultados, de hechos verificables y no de juicios de valor, dedico mi comentario para que el lector pueda formarse su propio juicio, no a partir de simples afirmaciones: afirmar no es demostrar, ni comprobar. Una afirmación no hace verdad. Así pues, veamos qué ha pasado a partir de 1984, cuando inicia la aplicación del tan vituperado modelo en cuestión.

Huitzilan es un pequeño municipio, predominantemente indígena, enclavado en la Sierra Norte de Puebla, y comparte la misma realidad social, geográfica y económica con los municipios circunvecinos. Son pocos los recursos que todos ellos reciben del gobierno. Calculado por habitante, en 2014, puede compararse así: Huitzilan $4,257; Cuautempan $2,453; Tetela de Ocampo $1,722; Zapotitlán de Méndez $2,029 y Xochitlán de Vicente Suárez $2,409. En Huitzilan, en gestión de recursos e inversión, solo en la administración municipal 2011-2014 se invirtieron en obra pública 180 millones de pesos, y en el primer año de la administración 2014-2018, la cantidad de 275.5 millones, de los cuales, 200 millones son resultado de gestión extra. El simple techo financiero del municipio era de 59.5 millones, que se multiplicó por 4.6 gracias a la gestión y la lucha social, precisamente lo que lo hace incómodo para muchos políticos. Y si a la inversión per cápita agregamos los 200 millones mencionados, ello mejora las posibilidades de desarrollo de Huitzilan; y esos recursos se aplican realmente al bienestar social, como puede verse por los resultados.

A mejoramiento de vivienda se destinaron 29.3 millones. Según INEGI, en 1970 había en Huitzilan 6,197 habitantes y 1,482 viviendas, de las que solo 222 (15 por ciento) tenían energía eléctrica y agua entubada; únicamente diez estaban conectadas al drenaje público: hoy, el 90 por ciento; en algunas comunidades, por lo irregular del terreno y lo disperso de las viviendas, es difícil proveer el servicio. Por habitantes, 1,124 no tenían energía eléctrica; hoy el cien por ciento de las viviendas dispone del servicio, aun en las comunidades más alejadas y de difícil acceso en la montañosa geografía municipal. De las 28 comunidades, 26 tienen agua potable entubada: en las dos faltantes se instalará este año. En 1984 Huitzilan estaba comunicado con la carretera interserrana mediante una brecha de terracería intransitable en tiempos de lluvias; hoy existen en su lugar dos conexiones: una carretera asfaltada de 5 kilómetros, y otra de 4 kilómetros, vía Pahuata, con concreto hidráulico, (falta pavimentar el tramo que cruza el municipio de Xochitlán); así, Huitzilan viene superando su ancestral aislamiento, condición idónea de cacicazgos. Había en 1984 solo un kilómetro de calles empedradas; hoy es uno de los municipios de la Sierra Norte con más calles con concreto hidráulico: 90 por ciento. En materia económica, había dos tiendas de raya controladas por los ricos del pueblo: hoy existen más de cien negocios; se ha entregado a los pequeños productores de café más de un millón de plántulas para renovar sus plantaciones (Fuente: presidencia municipal).

Muy importante, en materia educativa, hasta 1984 había en la cabecera municipal un jardín de niños, una primaria y una telesecundaria, cerradas por el ambiente de violencia imperante (el director de la primaria había sido asesinado). En la comunidad de San Miguel había un jardín de niños y una primaria; en Zoyotla, una primaria y en Totutla un preescolar, una primaria y una secundaria. En total, la oferta educativa se reducía a tres jardines de niños, cuatro primarias y una telesecundaria.

Actualmente, según datos reportados por Manuel Hernández Pasión, actual presidente municipal, en artículo del 3 de febrero pasado, todas las comunidades tienen escuela, si su población lo justifica, según la norma oficial. Existen 19 preescolares, 18 primarias, siete secundarias y cinco bachilleratos: dos bachilleratos generales oficiales (Huitzilan y Totutla); dos digitales (San Miguel y Zoyotla) y uno de nueva creación (Talzintan) con clave en trámite; además, la escuela normal superior; en total 50 planteles, en un municipio de trece mil habitantes (quizá un poco más). Para fortalecer la infraestructura educativa, solo entre 2014 y 2015 se construyeron 14 aulas. En cultura y deporte, el 30 de abril de 2015 se inauguró una unidad deportiva con un costo de 15 millones, y está en construcción la casa de la cultura, diseñada como una edificación de siete niveles. De las 28 comunidades del municipio, salvo tres de ellas todas tienen canchas deportivas techadas.

En lo que concierne a la salud, en 1984 solo existía una clínica del IMSS, en Totutla; en 1985 se construyó la de Huitzilan. Recientemente, el 30 de abril de 2015, se inauguró un hospital, el Centro de Salud con Servicios Ampliados, de primer nivel, que otorga consulta externa (ésta ya se ofrecía en la antigua clínica, lo nuevo es el servicio de urgencias las 24 horas los 7 días de la semana). Costó 58 millones y cuenta con 8 camas, sala de expulsión, rayos X, ultrasonido, laboratorio, ambulancia equipada y farmacia; conforman el personal médico siete doctores, ocho enfermeras, un odontólogo, una química y un radiólogo; en el territorio municipal existen, además, tres clínicas y 19 casas de salud (Manuel Hernández Pasión, primer informe de gobierno).

Según INEGI 2010, la población es de 13,982 habitantes: creció en 125 por ciento en cuatro décadas (vale aclarar que el Coneval estima actualmente 15 mil habitantes). Entre 1990 y 2010, el crecimiento poblacional fue de 56.4 por ciento, lo cual pone en entredicho la versión de que vivir en Huitzilan es un horror.

Según INEGI, en el quinquenio 2005-2010, y comparado con los municipios limítrofes, el crecimiento fue (en miles de habitantes): Cuautempan pasó de 8.4 a 9.2 (715 habitantes más); Tetela de Ocampo, de 24.4 a 25.7 (1,454 más); Zapotitlán de Méndez, de 5.1 a 5.6 (430 más); Xochitlán de Vicente Suárez, de 11.7 a 12.2 (505 más). Huitzilan fue el que más creció: de 12 a 13.9 (1,894). Hasta aquí la reseña del desarrollo alcanzado desde 1984. E insisto: lo expuesto son datos duros que cualquier persona desprejuiciada puede constatar.

Como conclusión de lo narrado, considero que por elemental congruencia, para descalificar con la necesaria autoridad moral a quienes han encabezado esta obra transformadora habría, primero, negar o refutar los logros alcanzados, y segundo, haber realizado algo mejor. Además, para ponerlo en su contexto, convertido el “indigenismo” en retórica de moda de políticos, intelectuales y ONGS, sería bueno investigar cuántos municipios indígenas habrán alcanzado niveles de desarrollo similares, y quién ha logrado tal proeza. Y si no obstante los progresos referidos se ataca el modelo y se sataniza a sus líderes, ello exhibe motivos ocultos como prejuicios ideológicos e intereses políticos y económicos. Sin duda, este municipio indígena, pequeño y ancestralmente aislado, ha hecho una valiosa contribución en materia de desarrollo rural, que no merece las diatribas de que se le hace objeto; más bien debiera ser estudiado con seriedad para recoger y sistematizar su experiencia en todo lo que tiene de valioso. Sin duda, con todo lo importante que es, lo alcanzado es aún insuficiente; falta mucho por hacer, pero todo indica que el rumbo seguido es el correcto.